El Gabinete Trump se prepara para retener y expulsar a decenas de miles de inmigrantes
El poder de la prensa es incuestionable, hasta el punto de mostrar al Mundo la cara menos amable del hombre más influyente de La Tierra, el presidente de los Estados Unidos, aunque para ello el actual inquilino de la Casa Blanca se vale solo. Bastó que todos los canales de televisión e Internet del Planeta emitieran el audio de la terrible escena de una niña llamada Cindy, de origen salvadoreño, llorando amargamente porque le habían separado de su madre, preguntando por su mamá, justo después de haber sido separados en la frontera, para que los cimientos del Gobierno más poderoso se tambalearan. La otra imagen que ha dado la vuelta al Mundo fue la de la niña Yanela, que aún no tiene ni dos años de edad, llorando mientras cacheaban a su madre en el puesto fronterizo en el que les retuvieron. La foto se hizo viral en redes sociales y contribuyó a recaudar millones de
dólares para la campaña en ayuda de la reunificación de familias de inmigrantes detenidos.
Hay otros 3.000 menores separados de sus familias. El Gobierno hondureño ha identificado a 459 de ellos como hijos de ciudadanos de Honduras, de los que 289 también han sido retenidos en la frontera entre México y EEUU, aunque Washington ya ha anunciado que organizará la reunificación de padres e hijos antes de que termine el mes de julio, lo que no termina de creérselo mucha gente. El propio Trump les dijo a los congresistas y senadores del Partido Republicano que le auparon al poder que se olviden de la cuestión hasta las próximas elecciones legislativas de noviembre de los Estados Unidos.
Es más, el Departamento de Defensa está acondicionando cuatro bases militares para acoger a miles de menores que en lo sucesivo se detengan en la frontera o incluso en el interior del País si están ilegales, según declaraciones del Pentágono. Ahora mismo hay más de 13.000 menores en esa situación, 11.000 en custodia y 2.300 son los menores de los que hablaba que están separados de sus padres detenidos en la frontera.
Se ha registrado un 25% menos de inmigrantes traspasando la frontera en 2017 con respecto al año anterior claro que, en una frontera tan permeable, el número exacto de personas que consiguen introducirse en el País se desconoce.
El asilo político solo se le concede a poco más del 2% de quiénes lo solicitan en EEUU, y son decenas de miles de personas todos los años.
Y es que el mayor número de inmigrantes irregulares en Estados Unidos son los que tuvieron visado tiempo atrás y decidieron quedarse tras caducar, según el Centro de Estudios de Migración, pero también son perseguidos, deteniéndose un 42% más de este grupo desde que Trump gobierna según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos.
Claro que en Centroamérica le aseguraron al vicepresidente Mike Pence que van a impulsar una política de disuasión desde los mismos colegios y escuelas para que los niños se conciencien de que salir del País hacia el norte no es lo ideal. Pero de momento es una utopía; se lo dijeron al vicepresidente para quedar bien con él, a sabiendas de que es un imposible, en la situación actual. Por ejemplo, en Honduras, resulta difícil convencer de que la mejor opción es quedarse cuando el Banco Mundial señala a Honduras como uno de los Países donde resulta más cara la canasta básica alimentaria, en torno a 540 dólares mensuales, lo que pocos pueden asumir teniendo en cuenta los paupérrimos salarios que se pagan en ese País. Un millón de menores de edad no están escolarizados (el 30% de los menores del País) y de los mismos medio millón trabaja con sus padres en el campo o en la pesca o en trabajos que los adultos no desean hacer. De las mujeres menores adolescentes, el 60% son ya madres y el 95% de las agresiones sexuales contra niños y niñas se producen en el hogar familiar. Continuando con datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional de Honduras, el 55% de las muertes violentas tienen como víctimas a menores y hablamos de casi 3.800 asesinatos en 2017.
¿De veras convencerá el Gobierno hondureño a los menores de que marcharse no es la mejor opción? Permítanme que lo dude; es más, cada año casi 2.000 menores intentan llegar a los Estados Unidos, vía México, pero pocos lo consiguen. Muchos de ellos huyen no solo de la pobreza o de la violencia, también porque saben que si se quedan las pocas opciones que tienen para salir adelante son muy peligrosas, como formar parte de una mara. De hecho, muchos huyen de las mismas con lo que devolverles a Honduras es casi como firmar su sentencia de muerte ya que las maras no perdonan a quiénes les traicionan.
En Estados Unidos, en principio, cabría explicar que la idea de las autoridades es proteger a los menores, puesto que la separación es cautelar hasta que se demuestra fehacientemente que las personas que dicen ser sus progenitores lo son realmente. Para ello, se llevan a cabo pruebas de ADN. Y es que los adultos son acusados de cometer delito federal (antes entrar en el País ilegalmente era una simple infracción), por lo que al ser sometidos a un proceso penal se les separa de los menores, cuando antes iban juntos a los tribunales de inmigración que decidían, por lo general, repatriarles. El problema actual estriba en que se aplica de forma rigurosa, sin tener en cuenta el lado humano de cada situación, como que un niño o niña se comporte de modo que evidencie que es hija de la persona de la que le están separando, con lo que en ese caso debieran permanecer juntos para evitar el trauma psicológico y acelerar las pruebas que demuestren su parentesco. Y no que llevaron a Cindy a un centro de retención de inmigrantes de Texas donde estuvo sin saber de su hija durante semanas, salvo lo que le llegaba por Internet o la prensa. Ni siquiera estaban en el mismo Estado ya que la niña fue enviada a Phoenix (Arizona).
Lo peor ha sido comprobar cómo están los niños en los refugios temporales: en jaulas metálicas o en habitaciones sin techo en almacenes abandonados que se habían acondicionado para acogerles. Así estaban en Phoenix, supuestamente bajo el cuidado de una empresa de seguridad que mantenía a los niños en unas instalaciones sin cocina y con baños insuficientes para todos. Una vecina grabó en vídeo la llegada de los menores, los cuales parecían desorientados, como si desconocieran lo que iba a pasar con ellos. Y hablamos de alguien con experiencia con niños puesto que es asistente de menores autistas. Les preguntó a los vigilantes de los niños sobre lo que pensaban hacer con ellos, pero según manifestó a la prensa la testigo no le informaron sobre ello. Después se ha sabido también el suculento contrato que la empresa de seguridad mantiene con el Gobierno, recibiendo 248 millones de dólares por el servicio de transporte y guarda de los menores hacia los refugios temporales, de cuyo mantenimiento y seguridad se deben ocupar los Servicios de Salud y Servicios Humanos. La empresa de seguridad puso cámaras de videovigilancia y cerraduras nuevas en las puertas de acceso.
El Departamento de Seguridad Nacional insta a que los Países con mayores recursos de América compartan la responsabilidad de acoger a los migrantes centroamericanos y de invertir en sus Países de origen para reducir los desplazamientos.
La imagen de los niños llegando a una nave abandonada como si se tratara de presos sin saber lo que ocurría en su interior, es la que verdaderamente causó indignación ya que no nos engañemos: el mundo entero sabe del drama de inmigrantes, desplazados y refugiados y poco se está haciendo al respecto. Pero ver ese trato vejatorio hacia unos niños en un País civilizado es demasiado para los estómagos occidentales; en realidad, para cualquiera, viva donde viva. Distintas organizaciones pusieron el grito en el cielo y la imagen internacional del presidente Trump caía enteros más que por cualquier otra cuestión política, por lo que finalmente se decidió a firmar que Alison y Cindy se volvieran a reunir. Pero el resto de menores siguen separados de sus padres; si accedió al reencuentro fue porque se trata de un caso muy mediático, de ahí lo que hablaba del poder de la prensa al comenzar el artículo.
Los centros temporales de menores inmigrantes están siendo mirados con lupa no solo por el anterior caso sino también por el Centro de Menores del Valle de Shenandoah, en Virginia, donde se han denunciado abusos desde hace tres años, por lo que actualmente está siendo investigado por orden del Gobernador del Estado.
La ONU interviene pero sin los Estados Unidos
La propia ONU ha intervenido acelerando el Pacto Mundial para una Migración Segura, Regular y Ordenada que busca el compromiso de todos los Gobiernos del Mundo hacia los inmigrantes, recomendando que se proceda a su detención solamente en última instancia y ofreciéndole los servicios básicos a los que todo ser humano debiera tener derecho. En realidad, el Pacto se ideó en 2016 a raíz de la crisis de los refugiados en Europa, pero se ha fraguado ahora.
Estados Unidos no se ha adherido al Pacto de la ONU y el Gobierno húngaro, a pesar de que firmó el Pacto, estudia en estos días desvincularse del mismo, probablemente porque desee un acercamiento a los Estados Unidos, puesto que no se entiende que un texto que tuvieron ocasión de estudiar y que han firmado, ahora no les guste. Alegan que no se diferencia de forma clara entre migrantes regulares e irregulares, considerando que no es lógico que se ofrezcan servicios públicos a quiénes entran de modo ilegal en el País porque, además, dicha política atraerá a otros muchos inmigrantes irregulares.
Italia es otro País que ha replanteado su política migratoria. El Gobierno italiano ni siquiera permite atracar en sus puertos a los barcos de rescate de inmigrantes que intentan llegar a Europa a través del Mediterráneo.
La ONU ha lanzado esa batería de recomendaciones que buscan evitar la separación de las familias y garantizar el regreso con seguridad y dignidad de los inmigrantes irregulares interceptados a sus Países de origen, no expulsando a los que pudieran correr riesgo para su vida si regresan. Pero es doblemente complicado ya que no solo se tiene que superar el escollo de algunos Gobiernos ultraconservadores occidentales sino también el de muchos Países sin demasiados recursos que sin embargo son los que más inmigrantes acogen, como en Latinoamérica o África.
Lo cierto es que resulta chocante que un fenómeno tan rentable económicamente sea rechazado por los Gobiernos: en todo el Mundo hay alrededor de 250 millones de personas que viven y trabajan en Países que no son los suyos de origen pero que suponen más del nueve por ciento de la economía mundial por los rendimientos de su trabajo. Es la primera vez que un negocio redondo, no atrae a inversores. Tal vez sea por la insolidaridad que demostramos cuando las cosas nos van bien. Qué pronto se olvida el Mundo desarrollado cuando se vio obligado a pedir ayuda tras la Segunda Guerra Mundial.
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