El término terrorismo está envuelto en la polémica por no consensuarse una definición precisa
Las definiciones del terrorismo que aparecen en las legislaciones de distintos países no coinciden. Existe, sin embargo, un amplio consenso internacional respecto a su condena.
Índice
El concepto "terrorismo"
Cuando la organización terrorista Al Qaeda irrumpió en el escenario mundial de forma tan brusca con el 11-S, Occidente se acostumbró a asociar los términos de yihad y terrorismo.
Para la generación actual que no recuerde o no está familiarizado con aquel suceso: el 11 de septiembre de 2001 cuatro aviones comerciales fueron secuestrados en pleno vuelo por un total de 19 terroristas distribuidos entre los cuatro aparatos que estrellaron contra las Torres Gemelas y el Pentágono.
Lo intentaron también contra el Capitolio pero los pasajeros se rebelaron y lograron desviar el vuelo estrellándose en Pensilvania.
Aquella tragedia sin igual marcó un antes y un después, comenzando a usarse el término "terrorismo yihadista" que no es del todo correcto. Son dos conceptos diferentes con una carga semántica contrapuesta.
El término yihad, para los musulmanes, significa “esfuerzo” por seguir el mandato de Dios, y tiene una connotación muy positiva. Los terroristas lo han desvirtuado desde las últimas décadas del siglo XX. Para ellos, el yihad, entendido en el sentido guerrero, implica la lucha necesaria para imponer el mensaje de Dios (desde la óptica extremista).
Interpretaciones occidentales del terrorismo yihadista
La enorme preocupación que la irrupción del terrorismo yihadista ha producido en la opinión pública ha generado una variedad de interpretaciones acerca de las causas de este fenómeno:
El discurso del odio
Para comprender las intenciones de los yihadistas, hemos de atender al mensaje que les inspira, basado en un proyecto de imposición de las rígidas normas que se identifican con el “verdadero” islam.
Extienden su discurso de odio hacia quienes no comparten su proyecto fundamentalista, en los ambientes sociales propicios.
Factores como la pobreza, la opresión, la humillación o marginación afectan a amplios sectores sociales musulmanes.
Narrativa en la que interpretan de modo radical y sesgado los versículos del Corán siendo utilizada por esos “Loros de Púlpito”, para justificar sus actos.
De este modo fomentan el proselitismo y adoctrinamiento.
Pobreza y opresión
Es una tesis ampliamente difundida: fenómenos de violencia política tales como las insurrecciones, las guerras civiles o el terrorismo tienen su origen en situaciones de pobreza y opresión en las que viven importantes sectores de la población mundial.
El análisis de los estudios sobre los factores que llevan a que ciertos países sean más susceptibles de experimentar una guerra civil indica que la pobreza es uno de los principales.
Sin embargo, los países en los que el terrorismo yihadista ha tenido un desarrollo significativo en las últimas décadas se distribuyen entre los cuatro cuartiles del índice de desarrollo humano. Por lo tanto, puede surgir tanto en países desfavorecidos como en zonas marginales de naciones prósperas.
Algunos analistas destacan el factor de conflicto civil desde un amplio porcentaje de población joven con escasa perspectiva de futuro. En tales circunstancias pueden caer en las redes de captación buscando un aliciente.
Imperialismo occidental
El yihadismo dirige su odio hacia dos grandes objetivos:
- El enemigo cercano, es decir, los gobiernos y las sociedades musulmanas a quienes reprochan haber abandonado lo que ellos entienden como el verdadero islam (haberse desviado del camino)
- El enemigo lejano: las potencias extranjeras dominantes en el mundo actual a las que reprochan su pasado colonial, sus intervenciones militares y su apoyo a los regímenes de Oriente Medio.
Para los yihadistas radicales, la influencia cultural de Occidente resulta contraria a las tradiciones musulmanas, especialmente en lo referente a la emancipación de la mujer y las costumbres liberales.
La tesis que responsabiliza al mundo occidental (en especial a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Israel), de gran parte de los males de Oriente Medio está muy extendida en los países de esa región.
Choque de civilizaciones
Un polémico artículo publicado en 1993 en la revista estadounidense “Foreign Affairs”, y transformado posteriormente en libro en 1996: “Choque de civilizaciones”, escrito por Samuel Huntington, preveía que la rivalidad principal se daría entre Occidente y el islam. Dos civilizaciones entre las que el conflicto sería inevitable.
Según esa visión, el terrorismo yihadista no sería sino la manifestación más aguda de un conflicto entre dos visiones del mundo incompatibles entre sí.
El Yihad como lo entienden los islamistas radicales
Para los ideólogos de las redes terroristas "Yihad" es el esfuerzo por perseguir y luchar contra las conductas desviadas de otras personas según sus propias interpretaciones de los versículos del Corán.
El yihad, como obligación individual, ya he dicho antes que es un concepto musulmán desvirtuado por los islamistas radicales que alimentan la doctrina yihadista en la que se inspiran organizaciones como Al-Qaeda, Daesh y otros grupos terroristas.
En el Libro sagrado del Islam la palabra “yihad” aparece reflejada 41 veces pero los fundamentalistas le han dado su propio razonamiento para que sus acólitos no alberguen dudas al respecto. Les dicen que significa el deseo divino de aplastar y erradicar a los infieles. Dicha voluntad puede ser llevada a cabo por el propio Alá o a través de las manos de sus creyentes.
El yihadismo, en determinados casos, no representa una obligación colectiva cuya iniciativa corresponda a los gobernantes musulmanes, sino una obligación individual de todo creyente, que puede ser asumida por grupos reducidos. Se puede hacer al margen de los gobernantes e incluso en contra suya, en el caso de que no cumplan con su deber.
Se habla de una quinta oleada terrorista desde la segunda década del siglo XXI pero casi todos los analistas opinan que lo que ha sucedido es que la anterior está cambiando su modus operandi así como sus paradigmas.
La gran mayoría de los musulmanes no aceptan la visión radical del Yihad por lo que son los más perjudicados al cargar los terroristas contra ellos.
Como conclusión, cabría decir que la violencia terrorista de inspiración yihadista trata de legitimarse a partir de una serie de conceptos manipulados de naturaleza religiosa y planteamientos ideológicos escasamente novedosos.
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