La nación española es una gran potencia en el contexto europeo pero no tanto a escala internacional en la que se queda como potencia de segundo orden
España es conocida en todo el Mundo por el fútbol. No en vano, la Liga española está entre las cinco mejores del Planeta.
España también comienza a despuntar en el sector de los centros de datos, fundamental en los tiempos actuales con el desarrollo de la inteligencia artificial y la criptomoneda pues necesitan mucha energía y España ofrece gran capacidad de renovables.
El País cuenta con la red de ferrocarril de alta velocidad más extensa de Europa y alguno de sus puertos se hallan entre los más eficientes del continente, como el de Algeciras. Por otro lado, las empresas españolas destacan en innovación a escala internacional. Ahí radica la esperanza española en competitividad, en sus grandes compañías multinacionales que intentan valerse en un mercado muy dinámico.
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El referente de EEUU
A escala global, los Estados Unidos continúan siendo la principal superpotencia y con gran diferencia con respecto a la Unión Europea (UE) de la que forma parte España.
Pudiéramos decir que USA es la única superpotencia real y lo es en todos los ámbitos: económico, tecnológico, militar, energético e incluso político, a pesar de las excentricidades de Donald Trump. En cambio, la UE sería una gran potencia sin el "super".
A pesar de las regulaciones en materia laboral en el territorio de la UE, alcanzando también a España, un trabajador estadounidense produce un 16% más, de media, que uno europeo. Algo difícil de encajar para los europeos habida cuenta de que en EEUU los trabajadores no están protegidos de forma tan amplia como en España y resto de la Unión.
Atrás quedaron aquellos tiempos (antes de la crisis global de 2008) en los que la UE y Estados Unidos eran dos superpotencias económicas casi a la par. Pero la dependencia europea de los países productores de petróleo y gas ha dejado desbancada a Europa.
Ahora bien, no solo es que en Norteamérica haya más recursos energéticos. La cultura estadounidense supera a la europea en materia de innovación. Allí, si tu idea es buena no faltarán quiénes te la compren, a diferencia de España e incluso potencias como Alemania, otrora ejemplo de emprendimiento.
Europa siempre ha sido orgullosa, creyéndose los mejores en todo por tener más experiencia gracias a su rica Historia pero eso colaría antes, no en la actualidad. No puedes estancarte creyendo que todo avanzará por sí mismo, lo que en Estados Unidos es impensable. Allí todo se dinamiza y mueve continuamente.
Un ejemplo del orgullo europeo es el del ámbito de la educación superior presumiendo de contar con las mejores universidades cuando las estadounidenses superan desde hace tiempo a las europeas sin vanagloriarse por ello. Incluso las chinas son mejores universidades que las europeas. Su sistema pasa por ofrecer becas a los talentos jóvenes antes de que se desperdicien mientras que en Europa ponen mil y una trabas. Digamos que EEUU son más prácticos mientras que la UE se ahoga en teorías banales que no conducen a nada.
Uno de los grandes males europeos (y de España) es la enorme burocracia para cualquier proyecto lo que en Estados Unidos se agiliza notablemente. Resultado: los mejores se marchan y muchos de ellos a EEUU.
En España, como en el resto de Europa, se ve al liberalismo como peligroso ya que excluye la protección social, o es lo que se cree, lo que no es del todo cierto. No es lo mismo que dicha protección sea materia exclusiva del Estado a que, para su sostenimiento, se comparta con entidades privadas.
Así que en la UE no hay término medio: o eres conservador o eres progresista salvo que pases de todo eso, lo que cada año incluye a más personas que se desencantan de la política.
Comprobamos en España como se tiende al radicalismo, ya sea de derechas, ya de izquierdas, dando lugar a que un amplio sector de la población no quiera saber nada huyendo del extremismo. Por esta razón, desde 2008 no se supera el 72% de participación en unas elecciones generales, por ese desencanto ciudadano. En cambio, en Estados Unidos, todo es mucho más flexible y pragmático si bien la participación allá es incluso menor que en España.
Como en EEUU nunca se ha pasado del 66% de participación en unas elecciones presidenciales no pueden permitirse que haya vacíos de poder debido a tan poco interés por la política como muestra el ciudadano estadounidense.
Si en un Estado gana uno de los dos grandes partidos se lleva dicho Estado, aunque sea por un solo voto de diferencia. La idea en Washington es que el Gobierno que salga de las urnas cuente con mayoría absoluta y suficiente margen de maniobra. En España, en cambio, se dan casos surrealistas de Gobiernos débiles con coaliciones inestables que paralizan el País al no poder sacar adelante proyectos, por no contar con mayoría parlamentaria.
El dinero que llega de Europa
Un modo de conocer el peso de España es si recibe más o menos dinero de los Fondos Europeos, señal de que necesite o no según sea su potencial económico.
El Estado español ha recibido entre 2018 y 2024 en torno a 153 millones de euros del FSUE (Fondo de Solidaridad de la Unión Europea). No es el que más ha recibido sino Italia por terremotos y lluvias torrenciales.
La UE manda dinero del FSUE a los Estados miembros que lo solicitan tras una catástrofe natural o emergencia sanitaria grave, como sucedió con la pandemia del coronavirus. En el caso de España, además, por la DANA de 2019 y se ha pedido de nuevo por la de 2024 que causó decenas de muertos. De hecho, el Fondo se creó con motivo de las inundaciones que tantos destrozos causadon en 2002 en Centroeuropa.
Los Fondos de Cohesión de la UE tienen como finalidad corregir los desequilibrios económicos entre las regiones de la Unión. Son cuatro:
FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional)
FC (Fondo de Cohesión)
FSE+ (Fondo Social Europeo Plus)
FTJ (Fondo de Transición Justa)
Si un Estado cuenta con una o varias regiones menos desarrolladas que la media europea recibe dinero de los FEDER y los FSE+ para que alcancen el mismo desarrollo que el resto de regiones de la UE.
Las regiones europeas (que no Estados) se dividen en las más desarrolladas, las que están en transición hacia ese estatus y las menos desarrolladas. De éstas últimas, España tiene nueve de sus 17 Comunidades Autónomas entre las menos desarrolladas pero no es la peor, le superan Polonia e Italia.
Con respecto a los FTJ, sirven para que una zona que base sus recursos energéticos en el carbón o combustibles fósiles pueda pasar a una industria verde, más respetuosa con el Medio Ambiente. Se incluye el lignito, la turba y otras rocas como el esquisto bituminoso del que se puede sacar petróleo. Las comarcas españolas en las que se han cerrado minas de carbón o centrales nucleares, viéndose afectada su economía, reciben dinero de estos Fondos Europeos.
De los Fondos de Cohesión España no recibe prácticamente nada porque están destinados a los países con un PIB inferior a la media de la UE que son quince Estados miembros entre los que no está España que es la quinta potencia económica de la Unión.
Los Fondos Next Generation
Si el Gobierno español quiere recibir lo que aún queda de los Fondos Next Generation de la Unión Europea antes debe arreglar sus asuntos económicos internos. Bruselas lo exige para comprobar que ese dinero será bien invertido.
En España, los Presuputos Generales del Estado son los de 2023 prorrogados porque no hubo acuerdo parlamentario con respecto a 2024 como no lo hay para 2025. Es a lo que nos referíamos cuando hablamos de situaciones surrealistas con un sistema electoral como el español que permite Gobiernos débiles.
El Gobierno español necesita el apoyo de los independentistas catalanes para sacar adelante sus proyectos pero si sus "socios", que permitieron su investidura, no quedan convencidos, simplemente votan en contra y adios a cualquier iniciativa.
La UE le ha dado de plazo al Gobierno de España hasta el mes de agosto de 2026 para que el dinero que ya ha recibido de los Fondos Next Generation se inviertan debidamente.
Los distintos proyectos están en marcha y han sido aprobados por la Unión pero todavía quedan muchos fondos por entregar. El motivo es la desconfianza de la Comisión Europea ya que los Presupuestos Generales del Estado siguen bloqueados al no ponerse de acuerdo los principales partidos políticos españoles al respecto.
Desde Bruselas, sede de la Unión Europea, se supervisa el dinero que se está entregando a todos los Estados miembros para que se recuperen del mazazo de la pandemia del coronavirus. Se trata del PRTR (Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia).
En el caso de España, lo que no termina de convencer a la Comisión Europea es el pique entre determinadas Comunidades Autónomas y el Gobierno central. Por ejemplo, el Gobierno regional de Madrid acusa a Pedro Sánchez de no entregarle el dinero que les corresponde de la recaudación de impuestos. Es curiosa la reclamación madrileña cuando desde la Administración Central les están dando en los últimos años un 50% más que cuando gobernaba Mariano Rajoy, del mismo partido que el que gobierna Madrid.
Sin embargo, enfada mucho a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, la posibilidad de que el Gobierno central reconozca la singularidad de Cataluña lo que significaría que podría recabar sus propios impuestos y/o gestionarse desde Barcelona, no desde Madrid. Ya ocurre con otras dos Comunidades Autónomas: País Vasco y Navarra. Los catalanes, por lo tanto, no entienden por qué ellos no pueden tener ese privilegio también.
En Andalucía piensan como en Madrid, que no se les ha dado lo que les corresponde de los fondos europeos a pesar de ser la Comunidad Autónoma con mayor población del Estado. En Sevilla, sede del Gobierno regional andaluz, consideran que según la población así debe ser el porcentaje que cada Comunidad reciba de los fondos de la Unión. Si Andalucía tiene el 18% de la población española, debe recibir un 18% de ese montante que llega desde Bruselas, y en cambio apenas ha recibido un 11%. En cambio, Cataluña sí ha recibido el 16% que le corresponde.
La Comisión Europea se hace eco de las denuncias de los partidos políticos que gobiernan las Comunidades Autónomas españolas en las que no gobierna el partido que sí lo hace a nivel central, desconfiando del destino que se le da al dinero que envían a España. La propia AIREF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) comunicó que desconocía en qué se estaba invirtiendo el dinero llegado de Europa.
A los políticos de Bruselas encargados de repartir esos fondos de la Unión les inquieta que en España no se haya conseguido llegar a un acuerdo sobre el subsidio de desempleo. Por otro lado, faltan técnicos informáticos que ayuden a las empresas a realizar la transición digital. Para eso hay que ofrecer formación especializada ya que el País no cuenta con tantos expertos en la materia. El objetivo se engloba dentro del programa "Agentes del Cambio".
Otro sector en el que España va muy por detrás de Europa Occidental es con respecto a los vehículos eléctricos. De no ponerse las pilas - nunca mejor dicho - será barrida por el gran fabricante mundial: China.
La UE, debido a que los chinos fabrican vehículos eléctricos más baratos que en Europa, les ha subido los aranceles a más del 38% (estaban al 10%), lo que como se comprenderá provoca un gran enfado en Pekín y sin duda traerá consecuencias. De hecho, los Estados Unidos les han colocado unos aranceles del 100% aunque allí apenas exportan, sí en cambio a Europa, donde el 8% de los coches eléctricos proceden de China.
Los Fondos Next Generation intentarán que los Países miembros de la Unión puedan competir con fuerza en otros dos sectores en los que ahora mismo China se lleva la palma: las baterías de litio y los paneles solares.
España es el cuarto país que más dinero recibe del Consejo Europea de Investigación que financia proyectos de universidades tanto europeas como de países socios. Le superan en ayudas Alemania, Francia y los Países Bajos (en ese orden) pero las universidades de España reciben más financiación que las italianas lo que significa que cuentan con proyectos más interesantes. Un dato llamativo es que el sexto país cuyas universidades más dinero reciben de la UE resulta ser Israel.
En cuanto a las subvenciones para la actividad agrícola, España es uno de los cuatro países que más recibe, junto a Francia (la que más), Alemania e Italia. Se encuadran dentro de los Fondos Estructurales. Ya hemos mencionado algunos antes como el FSE (Fondo Social Europeo) pero también están el FEADER (Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural) y el FEMP (Fondo Europeo Marítimo y de Pesca).
A diferencia de los Next Generation, que son puntuales, los fondos estructurales se enmarcan dentro de los presupuestos de la UE aplicables por sexenios. El actual es el correspondiente a 2021-27, si bien aún queda por invertir un 37% de lo recibido del período anterior o tal vez habría que decir por justificar. Pero la burocracia excesiva con un personal administrativo insuficiente y la falta de medios técnicos ralentizan mucho la ejecución de las solicitudes de ayudas.
Es una de las trabas españolas, su Administración tan pesada y abultada. Aparte del Gobierno central, están los de las Comunidades Autónomas, las Diputaciones Provinciales y los Ayuntamientos. En ocasiones varios municipios conforman mancomunidades para llevar a cabo proyectos conjuntos, con lo que la burocracia es mayor aún.
Todos los problemas anteriores han bloqueado la entrega del resto de fondos Next Generation a España mientras no se solucionen porque Bruselas desconfía de que se empleen correctamente.
Adios a los puestos preeminentes en la UE
En las últimas elecciones europeas de 2024, el presidente Pedro Sánchez criticó a la presidenta de la Comisión de la UE por lo que dificilmente los puestos más importantes serán ocupados por españoles.
¿Por qué lo hizo? Porque son de partidos políticos diferentes.
Ursula von der Leyen es del Partido Popular, el mayoritario en el Parlamento Europeo. Los socialistas españoles se encuadran dentro de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas.
Es curioso como hay partidos en todo el Mundo que se apropian del adjetivo "demócrata" dando a entender que lo son más que otras formaciones. El caso es que los populares y los socialdemócratas europeos no pueden verse ya que son la derecha y la izquierda del espectro político pero es que tienen a otros grupos extremistas a un lado o al otro.
Por ejemplo, hacia la derecha tenemos en la Eurocámara a las Fuerzas Liberales y Centristas, como se consideran a sí mismos formando un grupo denominado RENEW EUROPE. Aparte hay dos grupos ultraconservadores: el ECR (Conservadores y Reformistas Europeos, por sus siglas en inglés) e ID, siglas que significan Identidad y Democracia.
En el lado extremo de la izquierda se hallan el grupo denominado "The Left" (Izquierda en el Parlamento Europeo) y una coalición llamada Los Verdes-Alianza Libre Europea.
Teniendo en cuenta que los socialistas españoles, que gobiernan en Madrid junto a la coalición de extrema izquierda SUMAR, han conseguido junto con sus socios de Gobierno tan solo 23 escaños en el Parlamento Europeo, lo van a tener muy difícil. Con tan exigua representación les costará hacer presión en una Cámara con 705 diputados ya que apenas suponen el 6%.
En cambio, Von der Leyen ha renovado su cargo de presidenta de la Comisión Europea, ya que su partido, el de los populares europeos, ha ganado las elecciones. El propio Partido Popular español ha resultado triunfador en dichas elecciones en España pero como su dirigiente, Alberto Núñez Feijoo, no gobierna el País, será Sánchez quién destaque en Bruselas ya que sus socios europeos se han derrumbado. El único que permanece en pie de los grandes partidos socialistas europeos es el español.
Hay una cuestión que separa a Pedro Sánchez de Von der Leyen, quién ha renovado como presidenta de la Comisión Europea: la Ley de Amnistía que han aprobado en Madrid para contentar a los socios del presidente español que le mantienen al frente del Gobierno.
El problema catalán que causa desprestigio en Europa
Carles Puigdemont, eurodiputado y presidente del Consejo por la República Catalana, fue detenido en 2018 en Alemania pero la Justicia de ese País resolvió que no era culpable del delito de rebelión del que le acusaba el Gobierno español de por entonces. Sin embargo, los magistrados alemanes admitieron la evidencia de que los políticos catalanes embarcados en el proceso soberanista no evitaron los actos de violencia que se produjeron por parte de los manifestantes independentistas que ellos jadeaban.
Finalmente, Puigdemont quedó en libertad porque Alemania le extraditaba pero si era juzgado por malversación de fondos públicos, no por rebelión que era otro delito que le querían encasquetar en España.
La Justicia española ha quedado cuestionada ya que países supuestamente socios dentro de la Unión Europea se han negado a extraditar a un fugado de España. Había una euroorden de búsqueda y detención activada pero se anuló por lo que solo se le detendría si entraba en territorio español.
Los años pasaron y el otrora prófugo ahora se prepara para su regreso a Cataluña en loor de multitudes de lo que seguro se encargarán sus acólitos de la formación Junts per Catalunya que él preside. Es algo que no deja buena imagen para España: un fugado que la lió parda pero que ha seguido influyendo en la política española. Incluso miembros del Gobierno se reunían con él en su exilio para que les apoyara en el Congreso de los Diputados. Alguien que además estaba protegido por la inmunidad que le proporciona su condición de eurodiputado. Surrealismo en estado puro: ¿alguien da más?
Sin embargo, Puigdemont regresa a España con una situación cambiada puesto que la coalición independentista que le aupó al poder antes de su fuga huyendo de la Justicia española ya no manda en Cataluña. Ni siquiera la mayoría de sus votantes aspiran a la independencia del modo tan impulsivo que les movió hace años.
El Centro de Estudios de Opinión controlado por la Generalitat de Cataluña publicó una encuesta hace pocos días en la que mostraban como el 69% de los votantes de Junts prefieren un entendimiento con el Gobierno español que la confrontación. Los simpatizantes de las otras formaciones separatistas muestran más interés por la sanidad o conseguir una vivienda digna que puedan pagar antes que conseguir la independencia.
Vemos, por lo tanto, que el mensaje de que la culpa de todos los problemas de Cataluña la tiene el Estado español ya no cuela en el electorado catalán. Si esta situación da lugar a una mayor estabilidad en esa región, desde Bruselas lo verán con buenos ojos pero en realidad el éxito habrá sido de Sánchez. No porque haya hecho nada para conseguirlo sino porque sucede durante su Gobierno así que se llevará el mérito.
Los políticos españoles ganan peso en el Parlamento Europeo
Como adelantamos en un epígrafe anterior, los buenos resultados de Alberto Núñez Feijoo en las elecciones generales en España le afianzan como un líder destacado entre sus socios del Partido Popular Europeo. Por otro lado, que Pedro Sánchez no se hundiera le convierte en alguien relevante entre los socialistas europeos tras la deblacle de esta orientación política en Alemania y Francia.
Liderar la UE resulta de gran importancia porque es la organización supranacional más influyente del Mundo, más incluso que la ONU.
Por sí solas, Alemania y Francia son dos de las naciones con mayor peso del Mundo. Si sus respectivos Gobiernos se tambalean, como así parece, España tiene la gran ooportunidad y responsabilidad de mantener el timón del Parlamento de la UE. Cierto que Italia goza de un gran respeto en el Mundo pero, apoyándose en el trampolín europeo, el Estado español puede recuperar gran parte de su perdida influencia.
La mayoría de los españoles confían plenamente en la Unión Europea y se sienten orgullosos de formar parte de ella. Son el País, junto con Irlanda, que más respaldo dan a las instituciones europeas de entre los 27 socios de la Unión y los que antes que ningún otro dan cumplimiento a las leyes que emanan del Parlamento Europeo.
Esperemos que la reciente buena apreciación que los principales políticos europeos tienen de los españoles beneficie a la marca España porque hasta ahora pasaba desapercibida en casi todos los asuntos que se trataban en el Parlamento de la UE. Los representantes de España en esa Cámara se dejaban llevar por lo que la mayoría decidiera sin participar de modo activo en los debates parlamentarios.
Pedro Sánchez, probablemente, sea el que mejor imagen ha dado de todos los presidentes que han pasado por el Palacio de la Moncloa, sede del Gobierno español. Sin entrar en su forma de hacer política, no solo suele ir de modo impecable, siendo muy sociable con los otros gobernantes, sino que habla perfectamente inglés.
La red de contactos de Nadia Calviño, actual presidenta del Banco Europeo de Inversiones, le convierte en una de las dirigentes mejor relacionada en Bruselas, capital de la UE.
Es más importante que nunca causar buena impresión y tener buenos contactos porque en esta legislatura se decidirá el futuro del continente ya que entrará en vigor la primera Ley sobre la Inteligencia Artificial que se ha aprobado en el Mundo. Afectará al territorio de la Unión Europea y deberá estar activa en todos los Estados miembros a partir de 2026. Si España no quiere perder el carro de la sofisticación que trae la IA debe aprovechar el momento actual en que sus políticos están destacando positivamente en Bruselas. Pero hay otros retos que afrontar.
Los retos de Europa y el papel de España
Hemos hablado antes de la Inteligencia Artificial pero también están en el horizonte otros proyectos.
Su política de Defensa ha de solucionarse cuanto antes ya que todo indica que Trump regresará a la Casa Blanca. Si esto sucede, es probable que el grifo del dinero que Washington proporciona tanto a Europa como a la OTAN se cierre.
A la UE le tocará buscar recursos para mantener su defensa militar fuerte ante posibles agresiones externas, teniendo en cuenta lo belicosa que está Rusia sin dejar de lado la amenaza terrorista que siempre acecha. Esto último requiere de un enfoque multidisciplinar en el que participen no solo las Fuerzas de Seguridad sino que habrá que implicar también a los ejércitos de los Estados miembros de la Unión. Pero no todos están por la labor, como sucede con otro problema acuciante, el de la inmigración irregular.
Luego tenemos la necesidad de equilibrar las relaciones con el gigante chino. Nos guste o no su régimen político autocrático, son la segunda superpotencia mundial y estamos condenados a entendernos con ellos. Una guerra comercial con Pekín pasaría factura a Europa de modo impactante.
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