La tecnología avanza a un ritmo endiablado. Pero que lo mejor aún está por llegar, es algo que nos impresiona y sobrecoge a la vez. Y serán todas las disciplinas las que se vean afectadas, en mayor o menor medida.
Si en 2018 la resolución de las pantallas de los equipos informáticos y su procesamiento han evolucionado con nuevas aplicaciones para la ofimática y otros ámbitos como la Sanidad, en 2020 se espera un salto cuántico impresionante. Será el momento de la inteligencia artificial, la robótica y de la tecnología de telefonía móvil 5G, que traerá una velocidad inusitada a Internet. Pero esto aumentará de tal modo la capacidad informática que según la Ley de Moore (que hace más de 40 años predijo que los ordenadores ampliarían su capacidad cada dos años) acabará por saturarse, por lo que se impone encontrar el modo de que no colapse. Para ello se confía en mejorar el software ante la más que posible ralentización del hardware. Tengamos en cuenta que para contar con una mayor capacidad hacen falta más conexiones y para que su elevado número quepan en un procesador deben ser lo más pequeñas que sea posible pero como decía, reducir su tamaño obliga a echar mano de mayor energía y eso calienta el procesador en su conjunto.
La sanidad, como los demás sectores, verán como disminuyen las consultas puesto que se digitalizarán al extremo. Actualmente se pueden alterar los genes de las plantas y los animales en laboratorio, pero en la próxima década se podrá aplicar a seres humanos con fines terapéuticos. De momento, se pueden modificar estructuras celulares fuera de un organismo humano. El próximo paso será poder hacerlo dentro del propio organismo. Gracias a esta técnica, podría curarse el cáncer –está dando excelentes resultados en casos de mejora de procesos de leucemia– u otras enfermedades, como la fibrosis quística. Las enfermedades autoinmunes pudieran también curarse gracias a la biotecnología que nos viene y que ya se usa de forma experimental en casos más graves. Sin embargo, lo que más ha trascendido, por la polémica que acarrea, es la posibilidad de usar esta biotecnología en diseñar bebés a gusto de sus padres.
El problema, como en todas las técnicas innovadoras, es encontrar inversores que estén dispuestos a esperar años, los cuales se dedicarían a la investigación, antes de conseguir ganancias. Por otro lado, está el escollo ético que hay que salvar buscando un equilibrio entre lo moralmente aceptable y la rentabilidad.
La nanotecnología es el campo que avanzará de modo más espectacular con robots tan pequeños que solo podrán ser vistos con un microscopio. Tendrían múltiples aplicaciones. En un organismo vivo infectado por algún virus podría atacar a éste y eliminarlo; dichos nanorobots estarían fabricados con moléculas de carbono y conexiones de silicio. Aquí el problema estriba en la temperatura que soportan esos ingenios ya que cuanto más pequeños son más energía necesitan lo que a su vez es su hándicap. Ya sabéis que el peor enemigo de un ordenador es el calor que desprenden; si se sobrecalientan dejan de funcionar. Pero si hacemos caso de la mencionada Ley de Moore, un nuevo salto evolutivo está a punto de comenzar.
IBM ya ha presentado la computadora más pequeña jamás construida, de menor tamaño que cualquiera de los pequeños cristales granulados que componen el azúcar, pero con la misma potencia de procesamiento que un ordenador de los años 90. Escasa capacidad, pero es solo el comienzo e IBM ya se ha puesto a la vanguardia. Su objetivo es aplicar esta tecnología a la aplicación del blockchain a la industria, esto es, utilizar el mismo mecanismo que se usa para las criptomonedas como los bitcoins pero en el resto de sectores industriales y el comercio en general. Es el inicio de la que ya se denomina “Cuarta Revolución Industrial”. La novedad que introducirá es que sus beneficios se harán notar en todo el Mundo al mismo tiempo, prácticamente, gracias a la globalización que ha conllevado la tercera revolución con el uso generalizado de Internet que ha intercomunicado todo el Planeta.
Ahora mismo, en los equipos informáticos se introducen transistores que se miden en nanómetros, pero dentro de tres o cuatro años hacerlos aún más pequeños será un proceso tan caro que no resultará rentable. Se está intentando aplicar capas de memoria superpuestas para aumentar el almacenamiento de datos hasta que alguien de con la forma rentable de seguir mejorando la capacidad en ordenadores cada vez más pequeños, pero más potentes. La cuántica aplicada a todas las ciencias nos hará ver el Mundo desde otra perspectiva en la próxima década. Descubriremos las profundidades de los océanos, el único horizonte que todavía guarda misterios para el ser humano. Conoceremos por qué se producen las reacciones químicas que dan lugar a los procesos vitales de los que todavía hoy desconocemos su origen y sabremos más sobre el funcionamiento de la estrella que lo mismo permite la vida que puede destruirla en nuestro Planeta, el Sol.
Explotaremos nuevas formas de obtener energía de forma renovable y la agricultura evolucionará de manera radical ya que no nos quedará otra si queremos seguir manteniendo a la población mundial la cual envejecerá, según estimaciones de la ONU, en mucho más del doble: los mayores de 65 años serán un 50% más que en la actualidad en 2030. Esta tendencia demográfica obligará a retrasar la edad de jubilación; probablemente, ya en la próxima década se introduzca la variación en el mercado laboral de permitir a todos los empleados que continúen con su puesto de trabajo mientras tengas óptimas condiciones físicas para ello. Como mucho cambiará su trabajo de operativo a puesto administrativo cuando llegue a cierta edad, pero trabajando, a fin de cuentas. En la sanidad, esto supondrá un cambio de planteamiento de servicios potenciándose y mejorando los dedicados al cuidado de la tercera edad ya que será el sector poblacional más numeroso, pero además en edad laboral activa, lo que conlleva mayor atención.
Pero la ciencia médica está avanzando de forma sorprendente y debido a que la población envejecerá más, como decía, también verá un desarrollo formidable la industria del cuidado del cuerpo para mantenerse en forma por más tiempo para permitir llevar a cabo nuestra labor profesional por más años. Veremos dispositivos que por módicos precios (no más de cien euros) nos proporcionarán nuestro mapa genético para que sepamos a qué enfermedades pudiéramos ser propensos y obrar en consecuencia. Dentro de diez años, podremos comprar en las farmacias pequeños punteros láser para cerrar heridas superficiales.
Ahora mismo se está experimentando, en laboratorio, con la optogenética, que permite estimular de modo directo neuronas específicas con un láser que está dando sorprendentes resultados. Estimulando las neuronas que se proyectan hacia el cerebelo aumentando la actividad de los axones por los que circulan, se ha descubierto que mejora el aprendizaje. La optogenética pudiera conseguir tratamientos eficaces contra las enfermedades mentales y neurológicas. Una de estas enfermedades, de las más dañinas, como es el Alzheimer, pudiera ser curada la próxima década gracias a la optogenética ya que se ha descubierto que activa el sistema inmunitario para que responda a la enfermedad de modo efectivo.
Se están desarrollando tecnologías para medir sensores biométricos que avisen, según su evolución, si vamos a sufrir un posible episodio de estrés o ansiedad avisando así a nuestro entorno y que actúe en consecuencia y al sujeto le recomendará las acciones a seguir para evitarlo.
El comercio online se generalizará puesto que el poder adquisitivo de las personas aumentará; para dentro de diez años será un 150% mayor que el actual gracias a la ampliación de las clases medias. Internet llegará a todos los confines del Mundo y prácticamente todos los seres humanos contarán con un teléfono móvil con el que conectarse. Otra cosa es la tecnología telefónica 5G (ahora mismo la que está expandiéndose es la 4G), a la que tendrán acceso solo la quinta parte de la población mundial en 2023. Se teme una nueva crisis bancaria si continúan los bajos tipos de interés actuales lo que reduciría los préstamos para la adquisición de viviendas o construcción de las mismas lo que obligará a la creciente población a cambiar sus preferencias a la hora de buscar una residencia. Seguramente, se potenciará el alquiler ya que actualmente hay muchas viviendas vacías, se repoblarán las zonas rurales ahora abandonadas y se compartirán los pisos ya que en las ciudades no quedará otra alternativa.
El gran reto lo tendrá la industria alimentaria porque a más población tocará procesar más comida, pero con la enorme carga de carbohidratos que tiene en la actualidad pudiera ser perjudicial para la población. Así que seguramente se desarrollaría algún componente nuevo que de sabor a esos productos alimenticios saludables que saben amargos para sustituir progresivamente el azúcar. Pero con una industria azucarera tan poderosa, si los Gobiernos no lo regulan imponiendo el cambio, será complicado conseguirlo.
El otro gran ámbito que sufrirá un enorme cambio (o al menos no le quedará otra si no queremos perecer) es el del aprovechamiento del agua potable. Medio millón de embalses dispersos por todo el Mundo corren riesgo de secarse en los próximos años debido a las estaciones de sequía que cada año duran más. Sin agua corriente las ciudades sufrirán una gran inestabilidad y las migraciones aumentarán con la crisis agraria subsiguiente y de suministro energético procedente de las centrales hidroeléctricas. El Panel Internacional de Alto Nivel sobre el Agua prevé que, de seguir así, para 2030 se habrán desplazado de sus hogares 700 millones de personas por esta cuestión. Puede que, de nuevo, sea la biotecnología la que acuda en ayuda de la población ya que incluso los glaciares, esas grandes reservas de agua dulce, están retrocediendo. Si, además, la contaminación medioambiental convierte en veneno las reservas o suministros de agua existentes, el problema se agrava. En algunas ciudades muy industrializadas, las cañerías que transportan el agua corriente contienen peligrosos contenidos de plomo.
Para que la biotecnología ayude a sanear el agua que consumamos y mejorar nuestra vida en general las Universidades incentivarán la investigación aplicando a la misma las nuevas tecnologías, clave también para su competitividad. La enseñanza se volverá cada año más virtual.
Otro campo que se desarrollará de forma espectacular será el de la aviación. Los aviones supersónicos de la próxima década serán mucho más silenciosos y veloces. La NASA está desarrollando un prototipo al que han apodado el “hijo del concorde”, que cubriría la línea Nueva York-Londres en tan solo tres horas. El problema es que serán aviones de lujo puesto que el elevado combustible que necesitarán requerirán que el billete se encarezca para que resulte rentable. El transporte no solo se desarrollará ampliamente en el ámbito aéreo sino también en el urbano, sobre todo el suburbano, en especial en las grandes ciudades ya que la otra opción sería el incremento exponencial de vehículos, pero es una mala opción ya que aumentaría de forma alarmante la contaminación y ya hemos visto lo que conllevaría. Pudiéramos ver taxis voladores y autónomos con sistema de despegue y aterrizaje vertical, como los que están ya desarrollando en Nueva Zelanda. Podría tener las paradas en las azoteas de los edificios o de estacionamientos construidos a tal efecto. Su autonomía prevista (de momento) pudiera llegar a los cien kilómetros y alcanzar una velocidad de 150 km/h. Al ser eléctricos, controlados por ordenador, no contaminan ya que no emiten gases. El modelo en el que se trabaja tiene capacidad para dos pasajeros a una altura máxima de 900 metros.
Se desarrollarán nuevas fuentes energéticas como la eólica, la biomasa, la geotermia, la energía fotovoltaica, etc. Se prevé que para 2030 la potencia fotovoltaica instalada se haya multiplicado por diez con respecto a la actual. Se construirán edificios que aprovechen al máximo estas energías para depender lo menos posible del carbón. La industria del reciclaje también se expandirá de forma muy importante, o al menos sería lo deseable. Además, son escenarios laborales muy interesantes puesto que su expansión generará decenas de miles de puestos de trabajo, no solo de mantenimiento de las instalaciones sino también en investigación y desarrollo. Pero al paso que vamos, puede que no se cubra el objetivo porque, por ejemplo, en España, una potencia mundial en recursos energéticos limpios, en el pastel del consumo total energético de la población española, las energías “ecológicas” no llegarán ni al 30% dentro de una década. Claro que la Unión Europea contempla para entonces que la media de consumo energético de todos los Países miembros sea de un 27% del total de recursos energéticos, con lo que España se colocaría por delante. El problema del uso generalizado de estas energías es que debe existir un sustituto para los días que no haga sol (porque esté nublado), o que no haga viento y otras circunstancias desfavorables, por mucho que las pilas que se usen se fabriquen con mayor autonomía. El debate está en si mantener las centrales nucleares o las instalaciones de gas, en detrimento del petróleo.
Será la industria de la electrónica la que nos dará mayores avances junto con la informática o digamos mejor una combinación de ambas. Tendremos tinta electrónica, un nuevo lenguaje de programación diseñado para niños y que se enseñará en los colegios para que cuando sean adultos lo vean como algo normal que todos entiendan y usen sin problemas. Y es que los niños nacidos a partir de este año serán la primera generación enteramente digital.
Dentro de dos años, habrá 20.800 millones de aparatos electrónicos conectados a Internet en todo el Mundo, lo que se ha dado en denominar la IoT o Internet of Things (Internet de las Cosas). Claro que esto dará a los piratas informáticos o crackers mayores posibilidades al ampliar de modo enorme los dispositivos que pueden controlar de forma remota con fines ilícitos. La ciberseguridad, por lo tanto, será la otra disciplina que evolucionará de modo espectacular.
Las comunicaciones individuales dispondrán de dispositivos diminutos fabricados mediante nanotecnología que podrá trabajar en altas frecuencias asimilando incluso la capacidad auditiva de los animales. Los teléfonos móviles contarán con una cobertura que les permitirá navegar por Internet a una velocidad inusitada.
La telemetría se aplicará sobre todo al deporte para registrar los movimientos y capacidad de los instrumentos y útiles con los que nos apoyamos en determinadas disciplinas, como por ejemplo una tabla de surf, de snowboard o unos esquíes. Imaginemos la revolución que supondrá para la televisión pues las competiciones serán retransmitidas como nunca antes pudiendo el espectador ver, desde su casa, datos sobre las maniobras de los deportistas al igual que ya se ve en las carreras televisadas de coches y motos, también en las competiciones de atletismo de alto nivel donde vemos la velocidad a la que corren o lanzan objetos.
Las videoconsolas ofrecerán complementos que harán de la experiencia de juego una sensación única y extremadamente realista. Hasta podremos ejercitarnos en un gimnasio virtual con otras personas que accedan al mismo también desde sus hogares: nos colocamos las gafas VR y veremos como un monitor nos indica el ejercicio qué debemos hacer.
Las impresoras 3D se habrán generalizado en todos los hogares con lo que podremos fabricar en nuestra casa la pieza que se nos haya roto de algún artículo doméstico sin necesidad de pedirla por correo. Simplemente, la empresa proveedora nos proporcionará las especificaciones que trasladaremos a la impresora 3D y ya está: recambio nuevo.
Ese es el mundo que nos viene si la Humanidad sabe convivir en armonía ya que la falta de recursos pudiera provocar conflictos; esperemos no ser tan estúpidos como para echar al traste tantas décadas de paz.
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