En mayo de 2019 fue detenido el terrorista José Antonio Urrutikoetxea Bengoechea, (a) Josu Ternera”, fugado en 2003. Aún está pendiente de ser juzgado.
La Guardia Civil le detectó en Francia en un año en el que la Benemérita celebraba su 175 aniversario. ¡Qué mejor regalo que detener al que fue líder de la organización terrorista ETA! Esta banda de criminales asesinó a cientos de personas, abandonando lo que ellos denominan “lucha armada” en 2018, habiendo quedado impunes decenas de sus crímenes.
Pero la Guardia Civil no desiste en su afán de llevar ante la Justicia a los autores de esos atentados cuya autoría reivindicó ETA, pero desconociéndose quiénes de sus sicarios los perpetraron. Por eso el Instituto Armado continúa investigando, para que las víctimas del terrorismo de ETA puedan descansar tranquilas sabiendo que los asesinos de sus familiares o quiénes les dejaron secuelas de por vida dan con sus huesos en la cárcel.
La detención de Ternera
La información que le llegó a la Guardia Civil desde Francia es que el individuo del que decían sus confidentes era un etarra huido de la Justicia sería atendido en una consulta médica en algún lugar de los Alpes; con tan pocos datos, era buscar una aguja en un pajar, pero de inmediato se pensó en Josu Ternera. Es uno de esos asesinos que permanecía huido hasta que la Guardia Civil, con la colaboración de su Cuerpo de Seguridad hermano francés (son de la misma naturaleza militar), la Gendarmería, le ubicaron en los Alpes. Atrás queda una ardua investigación de años que llevaron a los guardias civiles a seguir su rastro incluso por lugares lejanos como Sudamérica y Sudáfrica, pero cuando descubrían que estaban siguiendo pistas erróneas, lejos de tirar la toalla, empezaban de nuevo, aprovechando cualquier indicio, por débil que fuera.
Finalmente, el Servicio de Información de la Guardia Civil averiguó que un antiguo miembro de la organización terrorista estaba siendo atendido por una enfermedad que padecía, desconociéndose si en un Hospital, centro de salud o una simple consulta médica privada.
Sospechaban que pudiera tratarse de Josu Ternera ya que se sabía de su enfermedad, pero no lo tenían claro así que con la ayuda de los gendarmes franceses desplegaron un gran dispositivo. Controlaron todos los Hospitales, ambulatorios, consultorios e incluso las consultas de médicos privados y farmacias por si veían a Josu Ternera u otro etarra comprando medicamentos. Se desplegaron equipos o agentes sueltos que habían memorizado las caras de los etarras buscados por la Justicia. En los demás lugares, se realizaban controles esporádicos pues no puede vigilarse una zona tan amplia de otro modo, con tan pocos datos.
En los centros sanitarios más importantes los agentes se mimetizaron con el personal médico o como enfermos para pasar desapercibidos y fue precisamente una agente de la Guardia Civil la que avisó a los coordinadores del dispositivo de que había detectado a Josu Ternera estacionando el vehículo en el que iba de copiloto. Cuando fue detenido, el etarra se quedó paralizado, comprendiendo enseguida cual era la situación: le habían atrapado y ya no podría seguir huyendo. Estaban en el Hospital de la localidad francesa de Sallanches.
Aún queda una treintena de terroristas de ETA huidos a los que la Guardia Civil acabará deteniendo, sin duda. No en vano, Josu Ternera llevaba huido 17 años
Se sospecha que algunos de ellos están protegidos por Regímenes autoritarios pues han sido ubicados en algún momento en diferentes Países como Venezuela o Cuba, pero también fueron detectados otros en un País que se supone que es aliado de España, Bélgica. Se trata de un Estado socio en la Unión Europea, y sin embargo da refugio a prófugos de la Justicia española como sucede con varios etarras.
La Guardia Civil es paciente, no en vano existe desde hace 175 años, uno de los Cuerpos de Seguridad más veteranos del Mundo, señal de su buen hacer. Sus especialistas en contraterrorismo saben que más tarde o temprano se moverán esos criminales de los Países que les dan refugio y entonces ahí estarán los agentes para atraparles y llevarles ante los jueces de España donde serán juzgados, con todas las garantías legales. Lo que no es de justicia es que Países que se dicen amigos de España, nación ejemplo de virtud democrática para todo el Mundo, acojan en su territorio a estos asesinos; habría que preguntarles a sus dirigentes si serían capaces de mirar a la cara de las víctimas (repetimos que muchos fueron niños) e intentar justificar por qué dan asilo a terroristas.
ETA en tiempos de Josu Ternera
Josu Ternera dirigió ETA junto a José Miguel Beñarán Ordeñana, (a) Argala, Domingo Iturbe Abasolo (a) Txomin, y José Manuel Pagoaga Gallastegui (a) Peixoto. El jefe de todos ellos comenzó siendo Argala, que fue quién decidió recrudecer la actividad terrorista de la organización, lo que motivó que los simpatizantes de optar por la vía política se marcharan de ETA, al triunfar en sus asambleas la opción violenta. Éstos últimos hablaban de guerra contra el Estado español y de “conflicto vasco” cuando en realidad eran los únicos que lo veían como tal. Una vez se fueron los partidarios de la diplomacia, quedaron los que abogaban por la lucha armada, el bando etarra conocido como ETA militar. Y comenzaron los llamados “Años de Plomo” de la Historia de ETA y la lucha contraterrorista.
Argala fue asesinado por otro grupo terrorista, el Batallón Vasco-Español, que tenía como objetivos a miembros de la extrema izquierda abertzale; mataron a 22 personas entre 1979 y 1980. De hecho, a otro de los dirigentes de la ETA de entonces, Peixoto, le dejaron medio ciego en un atentado, con lo que los dirigentes etarras recrudecieron su actividad terrorista, adiestrando más intensamente a los comandos o berezi, coordinados por Josu Ternera. No debe olvidarse que Josu Ternera formaba parte de la dirección de la organización terrorista que ordenó la matanza perpetrada en la Comandancia de la Guardia Civil en Zaragoza, en 1987, cuando el comando Argala asesinó a once personas, entre ellas seis menores de edad que vivían en el acuartelamiento. Hacia el mismo y con total sangre fría y premeditación dirigieron un coche-bomba que explotó al chocar contra sus muros. Aparte de las víctimas mortales, otras 88 personas resultaron heridas, la mayoría de gravedad.
Debido a que murieron cinco niñas en el atentado en Zaragoza y otros muchos menores en numerosos ataques de ETA, el dispositivo que la Guardia Civil puso en marcha para atrapar al que sus confidentes aseguraban era un ex–jefe etarra (se desconocía que fuera Josu Ternera aunque se sospechaba), fue denominada Operación “Infancia Robada”; en recuerdo de las decenas de menores que ETA asesinó. Los años en los que Josu Ternera dirigía ETA fueron los de sus grandes atentados. Cuando cometieron la masacre en Zaragoza, venían de haber cometido otra en Barcelona hacía tan solo unos días, en un centro comercial, asesinando a 21 personas de las que cuatro eran niños e hiriendo a otras 45 personas más. El año anterior atentaron contra dos autobuses de guardias civiles matando entre los dos ataques a 17 agentes e hiriendo a 49 personas más.
Se habla del actual terrorismo yihadista, pero ETA fue igualmente malvada mucho antes, sin avisar de la colocación de artefactos explosivos en esa nueva estrategia urdida por la dirección de la organización terrorista cuando Josu Ternera militaba en la misma. Cuatro años después de los atentados de 1986-87 atentarían contra otra Casa-Cuartel de la Guardia Civil, en la localidad de Vic, matando a nueve personas, incluyendo de nuevo niños.
La ETA dirigida por Josu Ternera había fijado como objetivos a las familias de los guardias civiles que les perseguían. La Justicia francesa detuvo a Josu Ternera tras haber estado refugiado en el País Vasco Francés, conocido como el “Santuario” porque las autoridades francesas no detenían a los etarras que campaban a sus anchas por ese territorio del Suroeste de Francia. Por entonces, segunda mitad de los años 70 y años 80, el Gobierno francés no consideraba terroristas a los miembros de ETA sino luchadores contra los resquicios de la dictadura franquista.
El Gobierno francés sencillamente no actuaba contra ellos al considerarlo un problema interno español, no francés y además de carácter político, no de seguridad ciudadana. Pero cuando en 1982 el Partido Socialista gana las elecciones generales en España, enterrando así el pueblo español su pasado franquista, tampoco el Estado francés ayudaba a las Fuerzas de Seguridad españolas en su lucha contra ETA, por lo que sus miembros seguían encontrando refugio en territorio francés. Sin embargo, los Cuerpos de Seguridad franceses investigaban el entorno de ETA en aquellos años, por si acaso cambiaban las tornas. Por ello, cuando ya en los años 90 se da un vuelco en la relación entre Francia y España, considerando desde entonces a ETA un problema común, los Servicios de Información franceses contaban con mucho material relacionado con la organización: documentos, datos de los etarras que se refugiaban en suelo francés, modus operandi, etc. Es también cuando comienza la estrecha colaboración entre la Guardia Civil y la Gendarmería francesa, clave en la desaparición de la banda terrorista.
El eterno prófugo y sus compinches
Josu Ternera, en el marco de las buenas relaciones hispanofrancesas de los años 90, es entregado a la Justicia española pero una vez en España se considera que aquello por lo que podía ser juzgado ya lo fue en Francia, cumpliendo condena en ese País. Por lo que se le deja en libertad, lo que motivó gran consternación en un amplio sector de la población española, en especial cuando se le permitió ser elegido diputado por la formación abertzale Euskal Herritarrok, liderada por Arnaldo Otegi. Incluso, y esto ya fue surrealista, se le designó miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco: ¡un terrorista!
Pero ni Josu Ternera ni Arnaldo Otegi contaban con que la Guardia Civil no se daría por satisfecha y continuó investigando, elaborando un dossier que envió al Tribunal Supremo español, que reclamó la presencia ante los jueces de Josu Ternera por su posible implicación en el atentado cometido en Zaragoza. La reacción de este individuo fue huir, lo que daba la razón a los investigadores de la Benemérita puesto que si verdaderamente no fuera culpablle, no hubiese huido de la Justicia. Por lo tanto, en efecto, Josu Ternera había sido uno de los ideólogos de aquella masacre.
Los últimos tiempos vivió en una cabaña, en un lugar de difícil acceso, razón por la que vestía ropa de montañista. Era propiedad de un amigo, el que le condujo al Hospital a que le atendieran, cuando fue detenido por la Guardia Civil. Es una zona próxima a Suiza en la que la Gendarmería ya estuvo a punto de dar con él y detenerle en 2013 pero consiguió burlarles ya que se había convertido en un maestro de la ocultación; no obstante, llevaba once años fugado. En el momento de la detención se le incautaron 4.000 €, demasiado dinero para el día, con lo que presumiblemente iba a marcharse o adquirir algo. Según su familia, cuando fue detenido en las inmediaciones del Hospital, iba a ser intervenido quirúrgicamente; ¿sería para eso el dinero?
ETA cuenta aún con zulos de armas, explosivos y dinero repartidos por todo el sur de Francia cuyo paradero se desconoce; probablemente, Josu Ternera sí sabrá donde se encuentran la mayoría y tal vez sacara el dinero de alguno de ellos. Durante el tiempo que estuvo prófugo, es posible que estuviera en alguna ocasión en Venezuela pues una vez ya detenido intentó hacerse pasar por ciudadano venezolano, pero evidentemente no coló. Era su cobertura en Francia, la de un escritor venezolano que debido a su origen hablaba mal el francés pero que, buscando la inspiración, vivía en la montaña, alejado del mundanal ruido.
Seguramente lo de su origen venezolano no lo dijo al azar, como si le hubiera dado igual decir colombiano o chileno. Es probable que dijera Venezuela porque la conocerá bien, por si acaso alguien le preguntaba, reforzando así su cobertura. No en vano, en ese País vive un amigo suyo, otro asesino, Iñaki de Juana Chaos, huido de la Justicia española desde hace doce años. Este último individuo, después de haberle dejado en libertad la Justicia (que lo mismo está acertada que es ciega), tras haber pasado tan solo 18 años de cárcel por participar en 25 asesinatos, a mediados de los años 80, lejos de arrepentirse, volvió a enaltecer a ETA en un acto de simpatizantes de la organización terrorista. Se le puso de nuevo en búsqueda y captura, motivo por el que huyó a Venezuela, donde ya había camaradas suyos, es más, Nicolás Maduro negó la extradición de uno de ellos, Arturo Cubillas, acusado de adiestrar a comandos de ETA y de las FARC.
Josu Ternera también está reclamado por la Justicia francesa así que tendrá que responder ante ella como miembro de ETA y después lo hará en España, donde con casi toda probabilidad cumplirá su condena, incluido lo que le caiga en Francia (se unirían ambas condenas). La INTERPOL le perseguía, siendo una de las 200 personas más buscadas del Mundo, pero también estaba en vigor la orden europea de detención por los motivos por los que huyó de la Justicia española: su implicación en el atentado de la Casa-Cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza y por el asesinato del ejecutivo Luis María Hergueta Guinea, de la empresa Michelín, en 1980, así como por su implicación en el aparato de financiación de la organización terrorista a través de las conocidas como “herriko tabernas”.
En su momento, la Audiencia Nacional española también le implicó en el atentado cometido en el centro comercial HIPERCOR de Barcelona (recordemos, 22 fallecidos), el atentado contra una refinería en Tarragona, el asesinato en Bilbao del guardia civil Martín Luengo y el secuestro del empresario Andrés Gutiérrez Blanco. En cambio, en su localidad natal, cientos de vecinos se han manifestado pues consideran que es injusta su detención ya que manifestó un verdadero compromiso por pacificar el País Vasco -¿en serio se puede decir algo así y quedarse tan campantes?-. Alegan también causas de humanidad puesto que está enfermo de cáncer. Por supuesto, como las Fuerzas de Seguridad tanto francesas como españolas no son inhumanas como si llegó a ser Josu Ternera, ordenando la muerte de tantas personas, dándole igual que hubiera niños entre ellos, los agentes sí obraron con humanidad y le condujeron, tras su detención, a un Hospital donde fue atendido debidamente.
En 2015 fue detenido su hijo Egoitz Urrutikoetxea, que aspiraba a dirigir ETA en su momento más delicado, cuando prácticamente ya estaba desahuciada. Entonces, fue la Policía Nacional española la que colaboró con la Policía francesa en la detención del hijo de Josu Ternera. Esta otra Fuerza de Seguridad española también ha sufrido la muerte de no pocos de sus agentes a manos de la sanguinaria banda terrorista, por lo que su compromiso en la lucha contraterrorista es igualmente firme.
Ya quedan menos en libertad amparados por Gobiernos dictatoriales o que se dicen democráticos pero que tal vez debieran repasar lo que significa esa palabra: DEMOCRACIA. Puede que se defina de un modo u otro pero en lo que todos estaremos de acuerdo es que una democracia jamás debe amparar a terroristas, no en el Mundo actual.
Comments