Los dos bandos la justifican como una lucha entre el Bien y el Mal
Primero fue Gaza, le ha seguido el Líbano y Yemen. Tampoco se han escapado ni Siria ni el Estado iraquí.
El Gobierno de Irán ha llamado a la Yihad o Guerra Santa a todas las naciones musulmanas contra el que considera un enemigo común del Islam: Israel. Por su parte, el Estado israelí reivindica con más fuerza que su territorio es la Casa del Pueblo Judío.
Índice
Guerra entre religiones
El Líbano, conocido también como el País de los cedros (de ahí el árbol de su bandera), no ha sido nunca realmente independiente. Pasó de ser territorio del imperio turco durante tres siglos a formar parte del francés en el XIX, hasta mediados del XX.
Cuando parecía que conseguiría la independencia, en 1946, poco después se lía entre musulmanes (respaldados por Egipto) y cristianos. Se puede afirmar que pocas veces el Líbano ha gozado de paz y prosperidad.
Cuando se creó el Estado de Israel, tras la primera guerra entre árabes e israelíes, los palestinos entraron en tropel en el Líbano, huyendo. Desde entonces, sus milicianos (para Israel y otros países son terroristas) han usado sus refugios en el País de los cedros para esconder sus arsenales y usarlos contra el Estado judío.
He dicho bien: "Estado judío". El Gobierno de Israel tiene claro que su tierra es la Casa de los Judíos porque para ellos el nombre "Palestina" no sugiere nada. Es por lo que mantienen las dos Franjas (Cisjordania y Gaza) separadas, para que el Estado Palestino siga siendo una quimera, nunca un territorio continuado.
La guerra civil en el Líbano duró 25 años, enfrentándose cristianos y judíos contra musulmanes, como si de una guerra medieval de religión se tratara.
Los bandos implicados en el conflicto usan mucha terminología religiosa
Israel entró en el sur del Líbano llegando hasta la capital, Beirut, produciéndose horribles masacres perpetradas por ambos contendientes.
Finalmente, en el año 2000, la ONU se hace cargo de la situación desplegando “cascos azules” en el marco de la Misión denominada FINUL. Lo veréis por ahí traducido como "Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano". Entonces, ¿qué significa la "I"?
La "I" procede de "Interim", ya que suena mejor FINUL (en inglés, el acrónimo es "UNIFIL", de United Nations Interim Force in Lebanon).
Poco antes se había constituido Hezbolá que con los años realizaría incursiones en el norte de Israel provocando su respuesta militar.
Ya sabemos como se las gastan los israelíes: decenas de miles de personas huyeron a Siria cuyo Gobierno de Bashar al-Asad es aliado de Hezbolá, mientras éstos últimos se hacían con el control del centro y sur del Líbano.
La guerra civil en Siria lo cambió todo pasando a ser los libaneses los que apoyaron a sus benefactores de antaño contra sus enemigos. Incluso han luchado contra el ISIS ya que los de Hezbolá no se consideran terroristas sino una milicia político-religiosa con brazo armado y como tal combaten a los que sí ven como criminales y malos musulmanes, tales como el Daesh.
Por lo tanto, Hezbolá lucha contra Israel por sus injerencias en Líbano y al ISIS desde que se originó y expandió por Siria puesto que son de una orientación islámica distinta: los libaneses son chiíes y los del ISIS son suníes, aunque unos y otros están radicalizados.
Para los teólogos de Hezbolá, su organización no es extremista sino que predica un Islam verdadero. Ven a los integristas del ISIS y de Al-Qaeda como criminales contrarios a los preceptos islámicos ya que no es asumible que un musulmán mate a otro musulmán sin razón ninguna. Y el mayor número de víctimas de esas redes yihadistas son los musulmanes de los países árabes, donde más atentados cometen.
Hezbolá abraza una versión radical del shiismo, al estilo iraní, pero se ven como una organización política que considera que la respuesta a todo está en la Ley Islámica o Sharía. Es algo que choca con el sistema que se impuso en el Líbano de equilibrio entre religiones.
Por lo tanto, su integrismo radica en que no acepta un régimen democrático si bien lo ha tolerado participando en su Parlamento Nacional. Desde luego, no van por ahí asesinando correligionarios porque les consideren apóstatas, como hace el ISIS. En cambio, que no condenaran la atroz matanza perpetrada por Hamas, en el sur de Israel, en octubre de 2023, causó gran indignación. Al contrario, se aliaron con ellos lo que Israel no ha perdonado.
Algo tan salvaje no se había visto desde las matanzas de los años 80 en Líbano que llevaron a cabo tanto milicianos musulmanes como la fuerza combinada judeocristiana que combatió en aquella cruenta guerra civil (¿qué guerra no es cruel?)
En Beirut la situación es muy complicada, con un Gobierno inestable y una seria crisis económica desde 2020 que ha reforzado el apoyo popular hacia Hezbolá, vista como única fuerza político-militar que puede mantener la seguridad. Pero es una falsa impresión ya que la precariedad es la norma entre los ciudadanos que ven ahora, con preocupación, como Israel vuelve a invadir el sur de su País.
El régimen iraní, que marca las pautas tanto de Hamas como de Hezbolá, debió calcular los pasos que daría Israel tras el ataque de octubre de 2023 en una zona que ya era un polvorín antes. Y los palestinos están en medio del conflicto o, más bien, forman parte del mismo. Aunque hay asociaciones que buscan un entendimiento entre palestinos e israelíes, la norma en aquella parte del Mundo es el odio visceral entre los dos pueblos.
¿Debiéramos hablar de odio entre religiones? Porque tanto iraníes (y sus aliados) como israelíes están dirigidos por ultraortodoxos pero Tel Aviv prefiere hablar de un conflicto entre las fuerzas del bien o democrácticas y las del mal o dictatoriales. Por otro lado, para Irán y sus amigos, los malvados son los israelíes, entendiendo por maldad no solo una actitud criminal y belicista, sino inspirada por el Diablo. Y es que no pocas veces los líderes religiosos iraníes y de Hezbolá sugieren, usando esa terminología, que Israel es poco menos que un Estado demoníaco.
Lugares bíblicos amenazados
Safed está habitada por colonos judíos como otros enclaves del norte de Israel en la frontera con el Líbano. Es lo que se conoce como Galilea que tal vez os suene de la Biblia, de hecho, a Jesús de Nazaret se le llamaba “el galileo”.
La ciudad de Safed sufre bombardeos frecuentes pero no es la única que vive atemorizada por la guerra.
Nazaret solía estar repleta de turistas y peregrinos, pero ahora está vacía, salvo por sus habitantes, claro está. Pero no recibe visitantes lo que merma considerablemente su economía. Es por lo que los alcaldes de las localidades israelíes habitadas por árabes se quejan de la nueva campaña militar de Netanyahu, ahora contra Líbano, porque les amenaza a ellos.
La mayoría de los habitantes de esas ciudades de Galilea se consideran israelíes, aunque sean musulmanes.
Muchos no aprueban la política de Netanyahu que pone en riesgo sus vidas y sus medios de subsistencia. La excusa del primer ministro de Israel es que lo hace para protegerles de Hezbolá, que no cesa de lanzar cohetes sobre dichas poblaciones.
Otro lugar que mencionan los Evangelios, Tiberíades, sufre incendios por los cohetes lanzados por los terroristas de Hezbollah, lo que la propia organización libanesa reconoce.
Hezbolá utiliza como propaganda que ha matado a soldados y bombardeado bases militares como la de Nimra, cerca de Tiberíades.
A su vez, la Región de Bekaa en Líbano está siendo especialmente castigada por Israel, siendo ya cientos los milicianos (terroristas para el Gobierno israelí) que han caído de Hezbolá. En aquella zona vivió el rey arameo Hazael, mencionado en la Biblia, quién luchó contra los israelíes. Por lo tanto, éstos últimos y los habitantes de la Bekaa están a la greña desde hace siglos.
La que más está sufriendo es otra ciudad histórica, la legendaria Tiro, que tiene 4.600 años de antigüedad. El propio Jesucristo andó por sus calles según comenta el Nuevo Testamento.
Beirut o el sur del Líbano no son los únicos territorios que se ven afectados, también otros enclaves turísticos al perder su más importante fuente de ingresos, como pasa con Byblos.
¿Sabíais que Byblos es la ciudad más antigua del Mundo de entre las que han estado siempre habitadas? Se fundó hace más de 7.000 años y curiosamente fue la cuna de la lengua hebrea, la que hablan los soldados que ahora la amenazan con sus armas.
Netanyahu no ha engañado a nadie pues desde un principio se mostró partidario de recuperar las tierras del Gran Israel con lo que ha fomentado los asentamientos de colonos.
Lo de "Gran Israel" es un concepto que defienden los ultraortodoxos judíos que consiste en recuperar las tierras que la Biblia señala como propiedad del pueblo judío en algún momento de la Historia. Ello supone "reconquistar" todo lo que va desde la frontera con Egipto hacia el río Eúfrates, lo que implicaría ocupar media Siria. Pero es que Jordania también estaría, en parte, dentro de esas fronteras históricas.
Desde que gobierna Netanyahu hay más colonias en los territorios fronterizos: en el norte (Galilea), junto al Líbano. En el Negev, próximo a Egipto. En los Altos del Golán, cerca de la frontera con Siria, en Cisjordania y tanto en Judea como en Samaria, rodeando Gaza.
Hamas cuenta con representación en los barrios del este de Jerusalén y en Cisjordania, pero su cuartel general está fuera de Palestina, en Qatar. Allí viven sus líderes a cuerpo de rey, seguros, mientras aquellos a los que embaucan con sus diatribas pierden la vida combatiendo a los israelíes enarbolando la bandera de Palestina.
Les coordinaba Ismail Haniya, desde Teherán, hasta que fue asesinado en la capital iraní.
Se sospechó de Israel pero su Gobierno no ha dicho nada al respecto (¿quién calla otorga?)
Haniya fue asesinado en el piso que los servicios secretos iraníes le buscaron como refugio mientras durara su estancia en Irán como invitado para asistir a la toma de poder del nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian.
Para Irán ha sido una humillación que un presunto comando extranjero entrara en su territorio y llevara a cabo un atentado en sus propias narices contra alguien que protegían.
Irán y Hezbolá adiestran a los terroristas de Hamas. Esta organización, tras una historia de desencuentros, reanudó sus ataques en 2014 por lo que las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) arremetieron contra ellos con una incursión terrestre.
Lejos de amilanarse, Hamas volvería a lanzar cohetes contra el sur de Israel en 2021, promoviendo una revuelta en Jerusalén Oriental. Por lo tanto, la guerra actual (2023-24) es la quinta entre Hamas y el Estado hebreo.
Los miembros de Hamas son unos fundamentalistas, pero es que han topado con otros integristas religiosos solo que judíos, como son los que gobiernan actualmente Israel.
La Casa de Israel
Los representantes políticos israelíes son conscientes de que no pueden ir por ahí diciendo que se rigen por leyes arcaicas, como el Talmud (conjunto de las enseñanzas rabínicas recopiladas hace siglos) cuando presumen de libertades y democracia.
Para no ir en contra de la Tradición, que establece que las únicas leyes han de ser las que Dios transmitió a Moisés, pero adaptarse a los tiempos presentes, idearon una fórmula: las Leyes Fundamentales. Lo más parecido a una Constitución, sin serlo. Regulan el funcionamiento de los principales resortes del Estado, como el Parlamento, los comicios para elegir al Gobierno, la economía, etc.
Una de esas Leyes Fundamentales dicta estos principios básicos:
La Tierra de Israel es la patria histórica del pueblo judío, en la que se estableció el Estado de Israel.
Hogar nacional del pueblo judío, en el cual se cumple con su derecho natural, cultural, religioso e histórico a la autodeterminación, exclusivo del pueblo judío.
La “patria histórica” del pueblo judío es, para los más ultraconservadores, la que indica la Biblia que extiende su territorio desde el Noreste de la Península del Sinaí hasta el río Éufrates, lo que supondría el sur del Líbano y media Siria.
Según sus propias Leyes Fundamentales, si solo los judíos pueden ejercer la autodeterminación nacional en Israel, los musulmanes quedan fuera y, por lo tanto, la gran mayoría de los palestinos.
Al igual que Netanyahu quiere un Gran Israel, Hamas reivindica una Palestina sin judíos cuyos límites geográficos coinciden prácticamente con los del Estado hebreo.
Atrás queda aquella Carta que revisaba los principios fundamentales de Hamas, redactada en 2017, en la que aceptaban la solución de los dos Estados y un entendimiento con la Autoridad Nacional Palestina.
En lo que no se ponían de acuerdo era con respecto a Jerusalén ya que Ismail Haniya (el líder asesiando de Hamas) la reclamaba como capital palestina, lo que Israel no acepta.
Los Acuerdos de Abraham
Netanyahu ha recomendado al Gobierno saudí que se adhiera a los "Acuerdos de Abraham" suscritos por Israel, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos. El objetivo es mejorar las relaciones políticas y económicas entre dichos países.
También incluye colaboración en otros asuntos como la seguridad, la educación y en materia social.
El motivo por el que se llamó a ese gran pacto por la paz en Oriente Medio con ese nombre se debe a que árabes y judíos descienden del mismo patriarca bíblico: Abraham.
Venerado también por los cristianos, el artífice del tratado fue Donald Trump, respaldado por Joe Biden.
Donald Trump, aspirante de nuevo a la Casa Blanca y con serias probabilidades de regresar al despacho oval, considera que debe reforzarse el pacto. Es de los pocos asuntos en los que hay sintonía con el Partido Demócrata, que también pudiera ganar las elecciones con su candidata, Kamala Harris, quién muestra apoyo incondicional a Israel.
Trump se apuntó el tanto de los Acuerdos de Abraham, manteniendo que de haber seguido gobernando él (y no Joe Biden), el ataque de Hamas al sur de Israel que motivó la guerra con Palestina no se habría producido.
Añadió que con Harris lo más probable es que Israel desaparezca porque odia – según palabras de Trump – al Estado judío. Se lo dijo a la Coalición Judía Republicana, manifestando no entender a los judíos que votan al Partido Demócrata en los Estados Unidos.
Kamala Harris afirmó que ella siempre defendió a Israel pero que opina que hay que poner fin cuanto antes a la guerra, eso sí, pasando por la entrega de rehenes por parte de Hamas.
Harris dijo estar a favor de la creación del Estado palestino, pero no a costa de la seguridad de Israel. Por lo tanto, ni republicanos ni demócratas se plantean aprobar un embargo de armas.
La realidad en Gaza es abrumadora, con cientos de miles de desplazados y más de 40.000 muertes
Los Acuerdos de Abraham corren peligro ya que la cooperación mutua que pregona parece difícil, sobre todo en materias de educación y asuntos sociales. No solo por la guerra sino porque las culturas árabe y judía son distintas. Aunque parten del mismo tronco semita común, salvo en el terreno económico en lo que sí colaboran, poco más les une.
Pudieran ayudarse mutuamente en cuanto a investigación universitaria pero Arabia Saudí ha dejado claro que no van a normalizar sus relaciones diplomáticas con Israel mientras continúe la guerra.
Las advertencias saudíes no hacen meya en Netanyahu. Tan solo unos minutos después de dar su discurso en la asamblea general de la ONU (en la que se levantaron y marcharon los representantes de muchos países), ordenó bombardear Beirut. El objetivo era Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá. Sería eliminado en su cuartel general, en el barrio de Dahiyeh.
Concluimos con un vídeo externo del canal France 24 (que os recomendamos), ajeno a nuestra Web pero que describe de modo breve y conciso el pacto conocido como "Acuerdos de Abraham".
Comments