La supuesta traición de Prigozhin a su amigo y protector Vladimir Putin genera demasiados interrogantes
La invasión de Ucrania se le está atragantando a Vladimir Putin. La que creyó duraría solo unos días lleva sin resolverse casi año y medio.
Cuando una crisis no se soluciona de inmediato surgen voces críticas que amenazan con desestabilizar el sistema y es lo que le está sucediendo al presidente ruso.
¿Ha orquestado un rebuscado plan para solucionar el problema? Lo vamos a llamar la hipótesis "Rebelión de Wagner, montaje de Putin", que desarrollamos en el siguiente post.
Índice
Nada ha cambiado: la guerra sigue su curso
El Gobierno ucraniano asegura haber avanzado 130 kilómetros aprovechando la retirada de los mercenarios de Wagner pero lo cierto es que la situación está lejos de favorecer a Ucrania o a Rusia: la catástrofe humanitaria es evidente.
La Misión de la ONU que investiga posibles abusos hacia los ciudadanos por parte de los militares de ambos países ha documentado 77 ejecuciones sumarias por el lado ruso hacia civiles ucranianos y 75 detenciones arbitrarias realizadas por policías de Ucrania, incomunicando a los detenidos.
Las Fuerzas de Seguridad de Ucrania impidieron el acceso de los investigadores de Naciones Unidas a 87 marineros rusos detenidos junto a la frontera con Rumanía.
Las tropas rusas han detenido de modo arbitrario a cientos de personas, siendo la mayoría torturadas e incluso violadas no pocas de ellas, según la Oficina de los Derechos Humanos de la ONU.
El Gobierno ucraniano ha contabilizado 227.100 muertes entre los soldados rusos, una cifra escalofriante si es cierta (y no propaganda de Ucrania), ya que no hay registros desde Rusia puesto que desde septiembre pasado no se publican por parte del Ministerio de Defensa.
Tal vez por este desastre que según Ucrania está siendo para Rusia la guerra, con tantos jóvenes muertos en el frente, el presidente ruso ha promulgado una ley que exime de sus condenas a los presos que opten por alistarse en el ejército y marchen al frente, incluso los encarcelados por delito de terrorismo.
En este contexto, se ha producido la supuesta rebelión del que fuera uno de los hombres de mayor confianza de Putin, propietario de la compañía paramilitar “Wagner”, el oligarca Yevgeni Prigozhin.
¿Por qué Putin ha dejado libre a Prigozhin?
Se ha dicho que el poder de Putin está mermado si un oligarca se levanta contra él sin que reciba castigo (como es lo habitual en Rusia con los disidentes). Sin embargo, el presidente ha conseguido que el rebelde se achante cesando en sus aparentes intenciones de marchar contra Moscú al frente de 5.000 de sus mercenarios.
El ejército privado de Prigozhin queda bajo la autoridad del Estado, sin que se haya derramado sangre, con el millonario refugiado en Bielorrusia, donde teóricamente estará vigilado por un buen amigo de Putin, Aleksandr Lukashenko. Por lo tanto, más que débil, vemos a un presidente que ha sabido controlar la situación, al menos en apariencia.
Surgen varias preguntas, por ejemplo: ¿resulta lógico que alguien que se ha levantado contra el Estado de forma tan amenazante quede libre sin cargos?
Prigozhin ha reconocido derribar un avión ruso porque bombardeó a sus tropas (otras fuentes rusas hablan de un par de helicópteros).
En España, una democracia consolidada, a quiénes se rebelaron en Cataluña contra el Gobierno central se les encarceló. En cambio, en un régimen dictatorial como es el ruso (por mucho que lo maquillen como democrático), a un individuo que abandona el frente, toma una importante ciudad en territorio de Rusia y marcha contra la capital con cientos de vehículos blindados armados, quedándose tan solo a 200 kilómetros, se le deja libre.
Putin aseguró a través de la televisión estatal que los insurgentes (así les llamó) serían tratados con dureza, pero no ha sido así.
Al disidente Vladímir Kara-Murza, a quién se acusó de traición al Estado simplemente por mostrarse crítico con la invasión de Ucrania, le cayeron 25 años de prisión. Y un individuo al frente de una columna paramilitar marchando hacia Moscú y derribando helicópteros que intentan frenarlo, queda indemne.
Suena a que cuatro amigos han urdido un burdo montaje con el objetivo de reforzar la imagen del más destacado de ellos, el que les permitió conseguir sus fortunas: Vladimir Putin.
El cuarto en escena es el líder checheno Ramzan Kadirov, quién se lleva muy bien con los otros tres (Putin, Prigozhin y Lukashenko).
Kadirov dijo en su canal de Telegram que habló con Prigozhin para que cesara en sus pretensiones.
Entre los cuatro “colegas” sueñan con reconstruir la Gran Rusia y mientras lo intentan se apoyan mutuamente manteniéndose en el poder durante décadas: el que menos lleva al frente de su región respectiva, Kadirov en Chechenia, ejerce desde hace 16 años, pero Putin son ya 23 los años que lleva en el Kremlin como líder absoluto. El más veterano es Lukashenko (29 años gobernando Bielorrusia). Incluso Prigozhin lleva siendo un influyente oligarca desde hace casi veinte años.
En teoría, el jefe de Wagner conoció a Putin en el 2000, pero ambos se criaron en San Petersburgo y los dos acabaron destacando en sus respecitovs ámbitos, con lo que también cabría preguntarse: ¿desde cuándo se conocen estos dos realmente?
Por lo tanto, no pocos analistas señalan la hipótesis "Rebelión de Wagner, montaje de Putin" con un alto grado de posibilidad, recurriendo a su viejo amigo Yevgueni Víktorovich Prigozhin.
El hermetismo del régimen ruso en cuanto a su política interna impide manejar datos exactos o suficientemente fiables, pero podemos señalar cuatro personas clave en este extraño entramado:
Putin, el nuevo zar de Rusia
Los disidentes de Putin le señalan como el padrino de la "cosa nostra" que para ellos es el Gobierno y la oligarquía de Rusia.
Vive rodeado de lujo en su dacha (casa rural rusa) cuando no está en su mansión a orillas del Mar Negro.
Mantiene el orden en la capital gracias a los “siloviki”, camaradas de los Servicios de Información al frente de los que estuvo antes de presidir el País.
Hablamos del FSB (Servicio Federal de Seguridad por sus siglas en ruso) y el GRU o Inteligencia Militar.
Como la información es poder, con ese activo puede controlar a los oligarcas que surgieron tras la caída de la URSS, quiénes no hacen nada a espaldas de Putin por temor a que use contra ellos los datos comprometidos que maneja de todos. Se sospecha que su ingente fortuna ha salido de esta relación con la oligarquía rusa.
Las agencias de noticias oficiales muestran a un Putin humilde con un modesto patrimonio valorado en menos de 140.000 dólares: un piso de 148 metros cuadrados, un apartamento más pequeño, un garaje con dos vehículos y una grúa (no se sabe por qué pero la tiene).
Los medios oficialistas rusos dan una imagen del presidente como alguien que antepone el servicio a la patria por delante de su bolsillo, hasta el punto de que el primer ministro, Mijaíl Mishustin, tiene más patrimonio que Putin.
Si la fuente son los medios occidentales, no sujetos al peloteo que en Rusia todos le hacen al presidente, se nos dice que es multimillonario, con una fortuna que supera los 200.000 millones de dólares.
La villa de Putin en el Mar Negro está valorada en 1.400 millones de dólares
Vladimir se ve a sí mismo como un nuevo zar (añora el pasado imperial ruso) por lo que se ha supuesto que confunde su riqueza personal con la estatal, lo que significa que las propiedades que se dice que posee y demás bienes pueden ser patrimonio del Estado pero disfrutarlo él.
Otra hipótesis, sostenida por Bill Browder, cofundador del "Hermitage Capital Management", señala que varios oligarcas son depositarios de la fortuna que en realidad es de Putin.
El Kremlin lanzó una orden de arresto internacional contra Browder a través de la INTERPOL por las calumnias hacia el Gobierno ruso al que acusa de fraude y evasión de impuestos.
Fuera como fuese, Putin consiguió recuperar el respeto internacional hacia Rusia, perdido en tiempos de su antecesor, Boris Yeltsin. El borrachín (así se le parodiaba en todas las cancillerías) dejó la imagen del País por los suelos.
Putin cayó voces cuando las tropas rusas conquistaron la Península de Crimea y posteriormente combatiendo al ISIS en Siria, exhibiendo una fuerza aérea de avanzada tecnología que dejó al Mundo impresionado. Son los mismos cazas que ahora bombardean Ucrania, pero Kiev se le atragantó.
Ucrania: error de cálculo y origen de la rebelión
Putin esperaba colocar a un títere en la capital ucraniana en cuestión de pocos días, creyendo que su ejército no ofrecería una resistencia fuerte.
Probablemente ordenó que se espiara de qué fuerzas contaba Ucrania y si era viable la invasión. Con los datos sobre la mesa hizo cálculos de bajas y tiempo estimado de ejecución de su “operación especial” y procedió. Pero le dieron información errónea, convirtiendo el territorio ucraniano en un infierno para las tropas rusas.
Si no fue como acabamos de imaginar y Putin simplemente confió en el supuesto poder del ejército ruso ante la que creía era una débil Ucrania, entonces el presidente demostró una gran irresponsabilidad hacia su pueblo.
Ha llevado a cabo alistamientos forzosos como si estuvieran en la época de los zares en la que realizaban levas entre los campesinos obligándoles a luchar en la guerra.
Por puro orgullo no dio marcha atrás y continuó con la invasión, redundando en su irresponsabilidad hacia su pueblo del que dice que es su más humilde servidor, cuando en realidad está demostrando ser un nuevo Stalin.
La guerra dura ya demasiado. Puede ser que Vladimir reuniera a sus camaradas de más confianza, los tres mencionados antes: Prigozhin, Lukashenko y Kadirov. Con ellos ideó esta pantomima de rebelión de los mercenarios de Wagner. Pero también pudiera ser que en verdad Prigozhin estuviese cabreado con su antiguo amigo por abandonarle a su suerte en Ucrania, que era lo que denunciaba en sus redes sociales.
Tal vez haya celos por el protagonismo adquirido por Serghéi Shoigu, ministro de Defensa, quién ha tenido no pocos desencuentros con Prigozhin. El primero le echa en cara al otro que no se someta a control del Estado Mayor de la Defensa marchando a su aire sin aceptar órdenes.
La ciudad de Bajmut, tomada por el grupo Wagner, es un ejemplo, ya que los mercenarios dejaron claro que si no es por ellos no hubiera caído esa importante urbe ucraniana.
O fue al contrario, siendo Shoigu el celoso, presionando a Putin para que el grupo Wagner sea obligado a ponerse a las órdenes del Ministerio de Defensa, pero aquí surge otra pregunta: ¿Se puede presionar de algún modo al zar Vladimir Putin?
Pudiera ser que Shoigu, sin saberlo, esté participando en el “teatrillo” de los cuatro tenores (Putin y sus amigos íntimos): creación de un enemigo interno al que sofocar revalidando la figura de Putin en Rusia.
Por otro lado, podemos pensar igualmente que ha sido Prigozhin el traicionado por sus tres colegas, puesto que el checheno Kadirov dijo marchar contra él y su ejército privado, lo cual hay que coger con pinzas, como todo lo que dice Kadirov. Pero cuesta creerlo salvo que el primero, también conocido como el “chef de Putin” sea un suicida y no ha dado muestras de ello en los años que consiguió crear su imperio.
¿De veras pensaba Prigozhin que las Fuerzas Armadas de Rusia se pondrían de su lado? ¿Pensó que le llegarían refuerzos del exterior cuando su empresa ha sido declarada organización terrorista por EEUU?
En EEUU acusan a Prigozhin y a Putin de injerencia en las elecciones presidenciales de 2016 al difundir desinformación en redes para influir en el resultado a favor de Trump, quién está siendo juzgado en estos días. Por lo tanto, con Biden de inquilino de la Casa Blanca, no le hubiera llegado ningún apoyo desde Norteamérica al chef de Putin. Demasiado iluso sería si creyó que Washington cambiaría su percepción de la noche a la mañana por ese amago de rebelión.
Se ha dicho que el plan orquestado para tranquilizar a Prigozhin era similar al que se llevó a cabo a finales de los 90 con Kadirov, quién lideraba los rebeldes chechenos y tras ciertas negociaciones se pasó al bando prorruso. ¿Fue aquello también una operación para reforzar la figura de Putin? Desde entonces, ha ejercido un poder absoluto en Rusia.
Sea cual sea el plan urdido, seguro que los empleados del grupo Wagner son ajenos a esas maquinaciones y temen por su futuro: o aceptan lo que venga del Kremlin o se arriesgan a un consejo de guerra, no siendo necesario que sean militares para ser juzgados por un tribunal militar ya que a fin de cuentas están combatiendo en una guerra.
Los efectos de la rebelión
¿En serio hubo ministros en Moscú que abandonaron la ciudad por temor a la llegada de Prigozhin y sus hombres?
Fue lo que se dijo en las agencias de noticias rusas oficiales pero resulta difícil de creer porque indica que la capital está indefensa. Por otro lado, el primer mensaje del presidente a los ciudadanos a través de la televisión estatal se grabó antes de la presunta rebelión con lo que da que pensar si no se había planificado hace algún tiempo.
Iría en la línea de la hipótesis que estamos analizando: "Rebelión de Wagner, montaje de Putin".
El Gobierno ruso les ofreció a los mercenarios pasarse al ejército pero sus condiciones no serían las mismas ya que los soldados regulares no disponen de tantos medios técnicos ni cobran lo mismo que en las compañías militares privadas (PMC, por sus siglas en inglés).
Hay un segundo efecto colateral: la oligarquía rusa vuelve a sentirse débil ante el poderoso presidente que, una vez más, destruye a uno de ellos por posicionarse en su contra. Son los multimillonarios que Boris Yeltsin creó al privatizar los recursos del País que puso en sus manos.
Suena a purga interna para la que se han buscado una justificación y uno de los señalados es el general Serguéi Surovikin, al que presuntamente acusan de colaborar con Prigozhin.
Se desconoce el paradero del general Surovikin, aunque no hay confirmación oficial de su detención, de la que sí habla el Moscow Times (periódico para exiliados, crítico con el Kremlin). La hija ha desmentido que le hayan arrestado.
Se ha dicho también que el nuevo hombre fuerte del Régimen es Lukashenko, que supuestamente ha hecho de mediador en el conflicto con los de Wagner, pero tampoco es del todo cierto.
El presidente bielorruso no es más influyente ahora que antes de la rebelión
El territorio que gobierna Lukashenko con mano dura (un dictador, qué duda cabe) es algo así como el almacén de Rusia, donde guardan todo aquello que Putin pudiera necesitar si las cosas se tuercen allá en Moscú. Por esta razón, hay tropas rusas destacadas en Bielorrusia y desde el 7 de julio también misiles nucleares (o eso ha dicho Putin): si asaltan el Kremlin y derrocan a Putin, éste podrá lanzar la contraofensiva desde Bielorrusia.
Es curioso, cuanto menos, que de todos los lugares a los que pudo ir Prigozhin se haya refugiado en Bielorrusia.
Lukashenko, amigo de Prigozhin, le protege del ministro de Defensa. A cambio, le ha pedido que adiestre al ejército bielorruso.
Shoigu acusó a Prigozhin, propietario de una cadena de catering contratada por las Fuerzas Armadas rusas, de suministrar comida en mal estado. A su vez, el segundo acusó al ministro de causar la muerte de más de 100.000 soldados en una guerra mal gestionada.
El ministro es otro oligarca ya que se dice de él que posee un gran patrimonio además de haber sido relacionado con una compañía militar privada que se cree dirige en la sombra y que puso al servicio de Putin desde que éste llegó al poder, conocida como “Patriot”.
Cabe la posibilidad de que la reciente rebelión haya sido fruto de un enfrentamiento entre dos poderosos millonarios por pura competencia al confluir en el mismo negocio o por conseguir el favor del patriarca del corrupto régimen ruso.
¿Pudiera ser la reciente ley de obligar a las unidades de voluntarios (mercenarios) en Ucrania de equipararlos a soldados una estrategia?
Tal vez para que Shoigu controle a todas las CMPs. Si fuera así, se convertiría en el hombre más poderoso de Rusia pues no solo controlaría las Fuerzas Armadas sino también los ejércitos privados y son muchos.
Las PMCs rusas
En Rusia operan 37 MPCs. Podemos entender que les interese que el Estado se embarque en guerras puesto que participa enviando mercenarios con mejores dotaciones que el propio ejército. De hecho, en Ucrania combaten una veintena de estas organizaciones paramilitares.
El Código Penal ruso prohíbe estos grupos armados, en teoría, pero en la práctica figuran como empresas de seguridad privada y en el frente como unidades de voluntarios.
Como dice el refrán: el que inventó la ley, inventó la trampa.
Todas estas empresas privadas rusas dedicadas a la guerra están coordinadas por el ministro de Defensa Shoigu y el oscuro Valeri Guerasimov, jefe del Estado Mayor. Ambos les obligan a someterse a control militar desde el uno de julio.
Las entidades paramilitares rusas más conocidas son:
“Akhmat” (en realidad una milicia de Chechenia dirigida por su líder regional, Kadirov).
Wagner (la que cuenta con más efectivos y armamento).
Potok (se ocupa de la seguridad de la multinacional GAZPROM)
Fakel (batallón privado al servicio de GAZPROM)
Plamia (otro batallón privado de la compañçia GAZPROM).
Redut (los primeros en llegar al frente de Ucrania).
Patriot (vinculada al ministro de Defensa, Shoigu)
E.N.O.T. (fundada por el nacionalista Igor Mangushev).
Cossacks (el nombre es un homenaje a los soldados cosacos en los que se inspiran la mayoría de MPCs rusas)
Slavonik Corps (su sede se encuentra en Hong Kong)
RSB Group (dicen no participar en conflictos armados).
ATK (su símbolo es el oso que también lo es de Rusia)
Hay muchas más, como Centre R o MS Group, pero las anteriores son las más destacadas, cobrando sentido la hipótesis de la competencia si tenemos en cuenta los ingentes beneficios que reporta el negocio de la guerra. Solo el grupo Wagner ganó en 2022 en torno a 250 millones de dólares por sus operaciones en tres continentes.
Los datos del Ministerio de Defensa de Rusia hablan de 117.400 paramilitares contratados en el primer semestre de 2023, pretendiendo aumentar la cifra a 521.000 para lo que queda de año. Los que marchan a combatir en Ucrania figuran como "unidades de voluntarios", para garantizarles un estatuto jurídico (ha dicho Shoigu).
Los mercenarios están muy bien pagados desde los cánones rusos, sobre todo en la empresa Patriot, donde los más destacados ex-agentes de los servicios de Inteligencia tienen cabida.
Se llega a sueldos de 15.000 dólares par alos perfiles más especializados (según el periódico Kiev Post).
Un mercenario de Wagner (escala básica), cobra alrededor de 3.500 dólares mensuales, aparte las dietas que le correspondan por desplazamientos y horas extraordinarias más compensaciones económicas a modo de premios por las hazañas que realice.
Los militares de la escala básica que luchan en Ucrania cobran algo más de 3.000 dólares al mes (fuente: Ministerio de Defensa de Rusia).
Los soldados ucranianos cobran salarios similares a los rusos pero las condiciones son muy duras y nada de complementos extras (en teoría debieran recibirlos, en la práctica es muy extraño).
En la MPC Redut no llegan a 2.900 dólares al mes, pero con las comisiones y mejores condiciones laborales de las que disfrutan, es preferible ser mercenario antes que soldado regular.
En total, se ha calculado que en Ucrania operan unos 50.000 mercenarios, pero llevan combatiendo quince o más años en distintos escenarios (actualmente se les puede ver en Mali, la República Centroafricana, Libia, Burkina Faso, Sudán, Haití, Venezuela…), siendo Siria donde más visibilidad tuvieron.
Reciben muchas solicitudes porque el sueldo medio en Rusia es de tan solo 1.000 dólares al mes, así que los interesados no se lo piensan. Vivirán increibles experiencias con alta probabilidad de supervivencia, salvo si se les envía al frente ucraniano y, aún así, con mejores expectativas que los soldados regulares.
En el ejército saben que les mandarán directamente a Ucrania donde se cuentan por decenas de miles los muertos. Es por lo que se recurrió a reclutar presos ya que a ningún ciudadano ruso le interesa enrolarse en las Fuerzas Armadas hoy en día.
La MPC Redut ha sido vinculada al millonario Gennady Timchenko, amigo personal de Putin, inversor en varios negocios que incluyen la producción y comercialización de gas natural e hidrocarburos líquidos a través de la multinacional Novatek, de la que posee un 23% de su accionariado. Su patrimonio se ha valorado en más de 21.100 millones de dólares, siendo sancionado por EEUU, el Reino Unido y la Unión Europea, por su participación en la guerra.
El grupo ENOT tiene fama de ser el más sanguinario por sus operaciones en diferentes Países donde se les acusó de brutalidad extrema con el enemigo y los prisioneros.
En Ucrania, el fundador de ENOT, el radicalizado Igor Mangushev, difundió un inquietante y desagradable vídeo bailando mientras exhibía un cráneo que decía era de un soldado ucraniano.
Se sospecha que alguien del ejército ruso ejecutó a Mangushev por su salvajismo, pues la esposa denunció que le habían asesinado en el frente.
Cómo funcionan las compañías militares privadas
En español, las siglas "oficiales" son EPSD (Empresas Proveedoras de Servicios de Defensa). Pero casi nadie las llama de ese modo, sino compañías (o empresas) militares privadas.
Es una forma de ofrecer ayuda militar a determinados regímenes con los que un País tiene relaciones pero no interesa que se sepa.
Solución: se envía a la empresa en cuestión como si hubiera sido contratada por dicho Estado pero en realidad trabaja para el Gobierno del País del que sea originaria.
En Washington no se rasgan las vestiduras al averiguar que el grupo Wagner tiene un contrato con el Gobierno venezolano, actuando como empresa de seguridad privada (en realidad como Fuerza de Seguridad paramilitar). Y no se escandalizan en la Casa Blanca porque a fin de cuentas los Estados Unidos hacen lo mismo.
Las organizaciones de mercenarios estadounidenses también firman contratos suculentos para operar en lugares distantes donde no interesa enviar efectivos militares de modo oficial. Tienen vía directa con el Pentágono que les facilita los contratos, estando al tanto de la evolución y resultados de sus operaciones. Los Gobiernos se refieren a ellos como "contratistas". La más conocida de las MPCs norteamericanas es "Academi", antigua Blackwater.
Esos contratos pudieran ser para adiestrar a los ejércitos de naciones en vías de desarrollo o como escoltas de alguna destacada personalidad (jefes de Estado y millonarios principalmente).
En España, la empresa ACK3 cuenta con una reputación importante, prestando servicio en tres continentes.
La fundaron y dirigen ex-militares, nutriéndose de antiguos miembros de unidades de élite pero también de universitarios con formación avanzada en determinados campos.
Rebelión de Wagner, montaje de Putin y otras hipótesis
Todo parece orquestado para realzar la maltrecha imagen de Putin que intentan recuperar como salvador de la patria rusa.
Es muy revelador que haya salido de su madriguera y bañado en loor de multitudes en la remota Daguestán, a donde se dirigió para una reunión sobre desarrollo turístico del litoral del Mar Caspio. Interesante porque no es lo habitual en Vladimir Putin.
Por supuesto, las cámaras estaban ahí para dejar constancia de la “popularidad” del presidente ruso. Y qué decir de las declaraciones televisadas de Vladimir en las que compara la rebelión de Prigozhin (sin mencionarle) con la revolución bolchevique que destruyó el imperio ruso al que tanto le gusta emular a Putin. Desde luego, ha exagerado y mucho.
Por lo tanto, caben dos posibilidades:
Ha sido un gran montaje para recuperar la maltrecha imagen del presidente.
Existe una guerra soterrada entre oligarcas y sus respectivos ejércitos privados aprovechando la debilidad de Putin.
El lider checheno Kadirov envió a su milicia, las unidades Ajmat, a la ciudad de Rostov del Don, donde se encontraban destacados los mercenarios del grupo Wagner.
Rodearon el enclave esperando órdenes (o eso comunicaron a través de su canal de Telegram) pero al solucionarse el problema regresaron a Ucrania donde también están combatiendo, concretamente en el Oblast de Márinka.
Se corrió el rumor de que la retaguardia de Wagner había sido bombardeada por los propios rusos, motivo de su rebelión, pero el Ministerio de Defensa de Rusia lo desmintió.
Pero ni se castiga al líder del grupo Wagner ni desaparecerá esta organización, todo lo contrario, continuará su actividad trasladando su sede a Bielorrusia.
El sitio web independiente Nestka, de contenido sociopolítico muy crítico con el régimen de Putin, informa de la posible construcción de una base para los mercenarios cerca de la localidad de Tsel, en la Provincia de Maguilov, próximo a un acuartelamiento del ejército bielorruso.
Si se les quisiera perjudicar de verdad o castigar, ¿se tomarían tantas molestias en que continúe su actividad como si nada hubiera pasado? De hecho, altos cargos del Ministerio de Asuntos Exteriores o hablaron o se entrevistaron personalmente con las principales autoridades de los países en los que opera el grupo Wagner.
Les han comunicado que los contratos siguen vigentes solo que a partir de ahora deberán contar con el visto bueno del Kremlin. Otra falacia, porque si bien trataban antes directamente con las MPCs, éstas necesitaban la aprobación de Moscú.
Desde siempre, tanto Wagner como el resto de CMPs rusas han requerido la autorización del Gobierno de Rusia para sus operaciones en el extranjero ya que son servicios que presta el Kremlin a sus aliados, pero bajo mesa. Significa que en teoría estas compañías militares privadas acuerdan negocios de forma independiente, pero en la práctica son parte del entramado diplomático ruso para con sus aliados.
Lukashenko les ha ofrecido a los de Wagner unas instalaciones abandonadas a tan solo 200 kilómetros de territorio ucraniano, con lo que podrán continuar con sus operaciones en la guerra.
Una cosa es cierta: los mercenarios de Wagner fueron recibidos en la ciudad de Rostov como héroes.
Los vecinos salían de sus casas para homenajearles con vítores y aplausos, dándoles comida y agua. Es una muestra del hartazgo de la mayor parte de la ciudadanía rusa hacia sus gobernantes, apoyando posibles rebeliones. Si alguna tuviera éxito, Putin tendría que usar la fuerza contra sus propios conciudadanos.
El controvertido general Andrei Gurulev, que amenazó a las ciudades de Londres y Berlín con sendos ataques nucleares por su apoyo a Ucrania (declaraciones desautorizadas por el Kremlin), dijo a los medios que Prigozhin debiera haber sido ejecutado por su rebeldía.
Evidentemente, Putin no será eterno con lo que pudiera estar planificándose la sucesión, hipótesis que defiende Jan Lipavský, ministro de Exteriores de la República Checa, que califica al régimen ruso como «oso con pies de barro».
La expresión no es la más acertada porque nos cuesta imaginarnos a ese robusto animal con semejantes pies, pero tiene su explicación (el ministro no la utilizó al azar).
La frase “gigante con pies de barro” proviene del libro bíblico de Daniel, cuando el profeta refiere un sueño de Nabucodonosor II.
El imperio neobabilónico dominaba un amplio territorio que abarcaba desde el Cáucaso hasta Egipto, incluyendo el reino de Judá, en el actual Israel.
Los babilonios destruyeron Jerusalén, llevándose cautivos a muchos judíos a Babilonia, como esclavos. Uno de ellos, el profeta Daniel, le recordó un sueño al monarca que éste había olvidado, acerca de un ídolo lujosamente decorado, pero con pies de barro que se rompen al chocar con una gran piedra, desmoronándose toda la figura.
El gran ídolo era el imperio babilónico, poderoso en apariencia, pero con un equilibrio interno frágil.
Desde esa referencia bíblica, la expresión “gigante con pies de barro” se aplica a todo imperio que se desmorona por su propia fragilidad si bien ésta no se percibe, a lo que se refería el ministro Lipavský.
El político checo sustituyó la palabra gigante por “oso”, porque es el animal que aparece en el escudo del partido político “Rusia Unida”, que dirige Putin.
Para concluir y a modo de resumen, os dejamos un fenomenal vídeo que repasa lo sucedido en Rusia con el grupo Wagner. Es un trabajo ajeno a nuestro sitio web, realizado por el canal "Memorias de Pez", de YouTube, que os recomendamos por sus excelentes videos, los cuales resumen con total claridad, de modo ameno y sin tecnicismos, todo tipo de cuestiones de interés general.
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