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Francia: objetivo yihadista

Una vez más, Francia es atacada pero no es la única que corre riesgo; todo el Mundo vuelve a estar en el punto de mira yihadista

Bandera de Francia con un puñal ensangrentado superpuesto y una mirilla de arma
Francia es el País europeo más atacado por los yihadistas en los últimos años

Ayer, viernes, un individuo asestó una puñalada mortal a una agente de policía, de 49 años, en la comisaría en la que trabajaba, en el área metropolitana de París. Lo hizo justo tras gritar "Alá es Grande". En los últimos nueve años, el terrorismo de corte islamista ha matado a 269 personas en Francia. En el Departamento de Yvelines, donde se ha producido el ataque, se han contabilizado cuatro víctimas mortales (con la de ayer), en los últimos cinco años, tres de ellas policías.



Las motivaciones del terrorismo yihadista


El yihadista tenía 36 años y trabajaba como repartidor, por lo tanto, alguien aparentemente normal que no levantaba sospechas. Sin embargo, se ha sabido que entró de forma irregular en el País, procedente de Túnez, hace doce años.


Desde 2019 se hallaba en situación legal, lo que no le ha impedido llevar a cabo el asesinato en el País que le abrió sus puertas para ofrecerle una vida mejor. No estaba fichado por las Fuerzas de Seguridad.


Alguien que aparentemente está integrado en la sociedad de acogida, por lo que no es objeto de seguimiento policial, puede cambiar de forma repentina debido a un desencadenante.


Unas veces ha sido vengar lo que algunos consideran un insulto a la religión islámica, cuando a la mayoría de los musulmanes, incluso pareciéndoles también de mal gusto la supuesta ofensa, no se les ocurre matar a nadie por ello, conscientes de que todas las religiones reciben críticas o mofas. Ha sucedido, por ejemplo, tras publicar caricaturas sobre Mahoma.


Quiénes sí dan el paso son personas desequilibradas y frías, capaces de alternar con sus vecinos de modo amigable y preparar, al mismo tiempo, un asesinato, algo terminantemente prohibido por el Islam que considera que Alá (Dios) es el único que puede dar y quitar vida, como el resto de religiones que condenan el terrorismo.


En otras ocasiones, los ataques se producen tras llamamientos por parte de organizaciones yihadistas animando a ello. El 14 de abril pasado, al-Qaeda publicaba en una web online cuyos contenidos se difunden en foros yihadistas, Manhattan Wolves Magazine (Revista de los Lobos de Manhattan) que recompensará a quién asesine a un agente de policía. Los “premios” se pagarían en bitcoins. En dicha publicación, con el título “El lobo solitario y las protestas”, se recomienda que se aproveche cualquiera de las numerosas manifestaciones de protesta populares en estos tiempos, ya que el terrorista podrá mimetizarse entre los manifestantes.


Señalan que los mejores para sus propósitos son los actos que se organicen por la noche para tener más posibilidades en la huida, una vez perpetrado el ataque, aprovechando la confusión y la oscuridad.


Los agentes deberán, por lo tanto, organizar dispositivos que les permitan vigilar atentamente a los manifestantes por si alguno/a no cuadra con el perfil del resto además de cubrir las calles aledañas del recorrido de la manifestación, evitando así las fugas de los posibles agresores.


No se debe criminalizar a los inmigrantes. A estas alturas es un debate que debiera estar ya superado.

Pero sí controlar, de modo más exhaustivo, las fronteras interiores de la Unión Europea, para evitar la libre circulación de personas que hayan entrado de manera irregular, entre las que pudieran hallarse criminales o extremistas. La gran mayoría solo buscan mejores expectativas de vida, pero los grupos terroristas, conscientes de las rutas que usan las mafias para introducir personas de forma irregular, las aprovechan para sus fines.



Atentan contra personas desarmadas

Dibujo de un hombre que recoge en brazos a una mujer muerta
Atacan a ciudadanos indefensos

La mujer asesinada en Francia llevaba a cabo labores administrativas en la comisaría, aprovechando el terrorista (del que ha trascendido que se llamaba Jamel G.), el momento en que ella regresaba de comer - iba de paisano - y se disponía a cambiar el tique de estacionamiento de su vehículo.


Iba desarmada, en la tranquila localidad de Rambouillet, de 26.000 habitantes, no imaginando la agente que en un lugar tan apacible pudiera ocurrirle nada, pero los criminales usan esa confianza de las personas de bien.


A las 14:20 horas, Stephanie, como se llamaba la policía, es agredida por el asesino que probablemente llevaba horas (o días) vigilando la comisaría para conocer la rutina de los agentes, por lo que no se atrevió a entrar en las oficinas; sencillamente esperó al momento idóneo.


Un compañero de la funcionaria reaccionó enseguida abatiendo al terrorista, pero lamentablemente no pudo salvarle la vida a su compañera que había sido acuchillada en el cuello dos veces justo después de gritar el asesino “Allahu Akbar” (Alá es Grande, en árabe). Para los musulmanes resulta un verdadero insulto que los terroristas se apropien de esa frase antes de cometer un ataque, pues el Islam prohíbe terminantemente el asesinato.


Es tal la preocupación de la ciudadanía francesa por su seguridad frente al yihadismo que pudiera ser incluso lo que haga inclinar la balanza hacia una formación política u otra en las próximas elecciones presidenciales de este año. El actual presidente francés, Emmanuel Macron, espera poder sacar adelante su Ley contra el islamismo radical antes de las elecciones.


La Policía revisó el teléfono móvil del terrorista comprobando que tan solo unos momentos antes de cometer el crimen había consultado una web yihadista. La Fiscalía Antiterrorista del Estado se ha hecho cargo de la investigación registrando tanto el domicilio del agresor como el de la primera persona que le acogió cuando entró en Francia, en 2009, quién fue detenida junto a otras dos personas.


Analizadas sus redes sociales, se comprobó que denunciaba la islamofobia desde hacía varios años hasta que hace un año comenzó a colgar, únicamente, textos del Corán.


Siete meses después y tan solo transcurridos unos días del asesinato del profesor Samuel Paty, muerto por hablar de las caricaturas de Mahoma en sus clases, Jamel G. cambiaría su imagen de perfil mostrando su simpatía hacia quiénes decían defender a Mahoma de las burlas.



Los grupos yihadistas reactivan su campaña internacional

Soldado alerta
Debe seguir combatiéndose al terrorismo en origen

Al-Qaeda está haciéndose notar desde la caída del ISIS en Irak y Siria, cuando se derrumbó el “Estado Islámico”, como los propios terroristas lo denominaron.


Una vez el ISIS se desplazó a otros escenarios, como actualmente el Sahel, ha entrado en guerra con los grupos asociados a la red Al-Qaeda. En esta competencia por ser la organización principal del yihadismo internacional, han reactivado sus campañas terroristas en diferentes Países.


En Pakistán, hace tan solo unos días, una filial de la red Al-Qaeda llevó a cabo un ataque contra un hotel de lujo, en la ciudad de Quetta, matando a cuatro personas, considerando las Fuerzas del Orden que el objetivo pudiera ser el embajador chino, que se alojaba ahí.


Es la muestra de que para los terroristas cualquier excusa es buena para cometer atentados. En el caso de Francia, por luchar contra los grupos yihadistas en el Sahel y en cuanto a China, por invertir en Pakistán explotando sus recursos naturales (expoliando, según los islamistas radicales).


En este escenario, las disputas políticas entre los Estados afectados agravan la situación, como el conflicto diplomático por las caricaturas de Mahoma entre los Gobiernos francés y pakistaní. El primero alega que la libertad de expresión es una máxima en Francia y cualquier País democrático que se precie de serlo. En cambio, el primer ministro paquistaní, Imran Khan, hizo un llamamiento, en la cadena Al-Jazeera, a la comunidad islámica internacional, para realizar un boicot a Francia por permitir que se burlen de Mahoma.


Otros Países son objeto de las amenazas yihadistas, como es habitual desde hace años, pero precisamente por el enfrentamiento entra las dos grandes redes terroristas actuales, Al-Qaeda y el ISIS, se deben elevar las alertas contraterroristas en todo el Mundo.


Además, las misiones contraterroristas en los lugares que sirven de adiestramiento y para obtener recursos, como el Sahel, con los que financiar su campaña internacional, resulta de gran acierto para frenar el avance yihadista.


Pero son pocos los Países que apuestan por ello de forma contundente. Francia es uno de esos Estados que mantiene un contingente numeroso en África persiguiendo a los grupos yihadistas. Pudiera pensarse que lo hacen por pura geoestrategia, y tal vez así sea, pero el caso es que sigue siendo una de las herramientas más eficaces para combatir el terrorismo, junto a la prevención dentro del territorio de cada País amenazado.


España envía asesores de los Cuerpos de Seguridad al continente africano colaborando en labores de inteligencia contraterrorista con el ejército francés.

El continente africano está sufriendo los embates del terrorismo de forma horripilante, al igual que poco antes lo experimentó (y continúa) Oriente Medio y otras latitudes. Todo el Sahel es un polvorín.

Desde hace un año y sin que siquiera la pandemia del coronavirus les frene, los yihadistas arremeten contra la población y en especial contra los cristianos, como sucedió en Burkina Faso en mayo de 2020; en una procesión que atacaron dejaron cuatro muertos y numerosos heridos.


En uno de sus boletines informativos, el ISIS ordena a sus grupos leales que ataquen las comunidades cristianas en África. En el Congo y en Nigeria, varios templos han sido incendiados y como bien es sabido también algunas iglesias han sido atacadas en Francia.


Los soldados franceses son los que están protegiendo actualmente a los misioneros católicos en Níger y Malí. Y lo hacen tanto del ISIS, que ha trasladado su "Estado Islámico" al Sáhara - con el Frente de Liberación de Macina, su principal exponente - como, sobre todo, de Al-Qaeda y en concreto de su grupo asociado JNIM (Jama’at Nusrat al Islam wal Muslimin, que significa "Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes).


A los jóvenes que radicalizan les hacen creer que Occidente envía a sus soldados y misioneros para erradicar su cultura. Pero los yihadistas también aprovechan los conflictos locales para obtener réditos, como el de los tuaregs con el Gobierno maliense.


En realidad el trasfondo es menos complejo que el geoestratégico; sencillamente, los yihadistas emplean la miseria y pobreza en su beneficio captando reclutas a los que ofrecen dinero a cambio de alistarse en sus filas. La radicalización llega después.


Cantera no les falta ni tampoco territorio donde asentar sus bases desde las que planificar nuevos ataques en el resto del Mundo. No en vano, sus recursos son inmensos: peajes por cruzar "sus posesiones territoriales" a los narcotraficantes y grupos que se dedican a la minería ilegal, de la que también ellos obtienen mucho dinero, como en Burkina Faso.


Otras fuentes de ingresos son la trata ilegal de personas (de ahí lo que decíamos de ser más exhaustivos en la vigilancia fronteriza) y los rescates por secuestrar a cooperantes y funcionarios; antes de la pandemia, también turistas. El contrabando, a su vez, les sigue reportando ingentes beneficios.


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