Quinto mayor productor mundial de energías "limpias" pero, no es oro todo lo que reluce
Las Comunidades Autónomas españolas apuestan por las energías renovables, no tanto por su aspecto ecológico como por el empleo que supone. Serán Castilla-León y Andalucía donde más puestos de trabajo se creen si se materializan los proyectos que hay en marcha.
Se busca que los ciudadanos vean rebajada su factura eléctrica que ha llegado a ser abusiva. Los Gobiernos regionales se frotan las manos ante la posibilidad de mantener su respaldo en votos con tal perspectiva. Sin embargo, uno de los dos socios que componen el Gobierno central, la coalición “Unidas Podemos”, se alinea del lado de los vecinos de localidades rurales que denuncian los megaproyectos eólicos, que amenazan sus campos.
El otro socio de Gobierno, el Partido Socialista, dice que creará miles de plazas en el sistema de formación profesional para atender las nuevas especialidades laborales que las renovables requieren:
Técnico ingeniero en energías renovables: elaboran los planes de trabajo y los coordinan.
Técnico instalador de fuentes renovables: aprenderá los diferentes tipos de instalaciones energéticas limpias ayudados por los desarrolladores de mantenimiento.
Comercial especializado en vender energía renovable.
Desarrolladores y programadores del software necesario.
Por lo tanto, las renovables se han convertido en otro caballo de batalla entre las dos formaciones que componen el Gobierno español, cada mes más distanciadas de cara a las elecciones municipales y regionales de mayo de 2023.
España, superpotencia mundial en renovables
España está entre los cinco países del Mundo donde más se está invirtiendo en este mercado lo que ha favorecido la creación de 127.000 empleos en 2021 y 2022 en los sectores fotovoltaico y eólico. Se cree que para 2025 se hayan creado otros 80.000 empleos más (en el eólico ya hay más de 30.000 personas trabajando).
Somos la octava potencia mundial en aprovechamiento de las renovables y el quinto mayor productor, líderes en cuanto a las energías solar y eólica, siendo empleadas ya en el sector de la construcción, el transporte o la industria agropecuaria.
Pero no es la única renovable en que somos una gran potencia mundial, también en el uso del biometano. Se trata de un combustible que se obtiene a partir de las aguas residuales o residuos orgánicos, menos contaminante que los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) ya que no emite dióxido de carbono. Más del 40% de la energía eléctrica consumida en 2022 provenía de las renovables.
Destacamos en la explotación del llamado “hidrógeno verde”. Las industrias más contaminantes, como son la papelera, la vidriera, la siderúrgica, la alimentaria o la automovilística, verán reducidas muy considerablemente sus emisiones en CO2, en los próximos años, si continúa desarrollándose la explotación del hidrógeno verde. Es válido también para vehículos híbridos.
Mediante la electrólisis, se consigue separar los átomos de hidrógeno de las moléculas de agua o de amoniaco, produciendo hidrógeno verde sin que se emitan gases contaminantes.
Puede transportarse en su estado líquido fácilmente para, una vez obtenido, ser transformado en electricidad o usado como combustible sintético. El problema es que el proceso para separar el hidrógeno es muy costoso, requiriendo mucha energía para ello.
Se están construyendo plantas fotovoltaicas o eólicas cerca de las instalaciones de fabricación del hidrógeno verde: renovables para elaborar más renovables.
El principal problema del hidrógeno verde es el de la seguridad ya que es muy volátil e inflamable
La tecnología necesaria también puede fabricarse en España con lo que supondría más empleos. No solo es el aprovechamiento de las energías renovables sino construir las instalaciones necesarias para ello como la infraestructura de almacenamiento y distribución.
Tanta importancia se le está dando, en un momento de grave crisis energética, que ya se vislumbra un futuro en el que España sea líder en fabricación de paneles solares en Europa.
Todo lo anterior requiere de alta tecnología y sofisticados componentes, algunos de los cuales no se fabrican en España. Si se trata de un parque de molinos para energía eólica, pueden conseguirse casi todos los elementos que lo hacen posible, incluidos los desplegados en el mar frente a nuestras costas, pero con respecto a las fotovoltaicas, aún hay muchos componentes que deben importarse, principalmente de China.
El País asiático lidera la fabricación de equipos siendo de donde sale el 70% de las placas solares que se instalan en todo el Mundo y casi monopoliza el mercado de las baterías, que son principalmente de litio (China explota minas en Australia y Chile, grandes productores).
Gracias al macroacuerdo económico con la República Democrática del Congo, China es una de las principales productoras mundiales de cobalto, extraido de las minas congoleñas.
En cuanto al grafito, otro mineral esencial, también China es la principal productora mundial. Con respecto a las turbinas eólicas, China fabrica el 40% de las mismas.
Los inconvenientes de las renovables
No todo es de color rosa y las renovables también tiene sus “contras” siendo actualmente el más preocupante el deterioro medioambiental en aquellas zonas que han sido desarboladas para construir plantas energéticas.
No es de recibo que se construyan en lugares donde existe una amplia flora y fauna. Lo más lógico sería que se aprovecharan las grandes extensiones yermas en las que igualmente corre el viento o los rayos de sol inciden con fuerza durante muchas horas del día.
Lo que está sucediendo es que no pocos ayuntamientos conceden permisos para construir estas plantas de renovables porque generan mucho empleo, dándose casos preocupantes de destrucción de arboledas para dichas instalaciones.
Las empresas chinas construyen gigantescas plantas en mitad del desierto de Mongolia y en España hay zonas desérticas que pudieran aprovecharse.
Los biocombustibles no son una opción: destruyen zonas muy amplias de bosques y selva (como sucede con el Amazonas o el sudeste asiático), que absorben enormes cantidades de CO2 y que se libera cuando son quemados los árboles para plantar palma o soja de donde se extraen esos combustibles “verdes”. Ello, sin contar con el perjuicio que les acarrea a las comunidades indígenas, que se ven obligadas a dejar sus tierras ancestrales.
España es el país que más biodiesel produce de la Unión Europea. No pocas especies animales se hallan en peligro de extinción al desparecer o disminuir sus hábitats naturales, sustituido por plantaciones de trigo que no se destinan a la alimentación sino a la producción de etanol para su utilización como carburante.
Así con todo, las renovables se abren camino y España debe seguir manteniéndose en los primeros puestos si quiere ganar influencia en la comunidad internacional pero intentando llegar a un equilibrio con el medio natural, razón de ser de dichas energías.
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