Momento histórico: arrebatan el poder a un presidente de Gobierno tras una moción de censura, la primera vez que prospera de las cuatro habidas en democracia.
En otros Países europeos las mociones de censura son más habituales; en nuestro País vecino llevan 26 desde la reinstauración de la democracia en 1975 (cinco de ellas durante el mandato de Pedro Passos Coelho, entre 2011 y 2015, sin que ninguna llegara a buen puerto). En Alemania se instauró en 1949 como mecanismo parlamentario para destituir a un Gobierno incompetente siempre y cuando se presente otro candidato con un nuevo programa de Gobierno y sea respaldado por la mayoría parlamentaria.
Es un modo de evitar que malos gestores se asienten en sus peldaños alargando una crisis política, claro que solo sale adelante cuando el partido que gobierne no tenga mayoría absoluta en las cámaras de representantes, lógicamente.
Los Países mencionados son Repúblicas, con lo que se elige en todo caso a un nuevo primer ministro o canciller, puesto que la figura de “presidente” es la que ostenta la jefatura del Estado. En España, en cambio (como sucede en otros Países europeos), el Gobierno está encabezado por un presidente ya que el jefe del Estado es el rey.
España sigue el modelo alemán de moción de censura, por el que solo una formación que posea al menos la cuarta parte de los escaños del Bundestag puede presentar la moción, lo que en España se reduce a la décima parte.
Teniendo en cuenta que el Congreso español cuenta con 350 diputados, la formación que impulse la moción ha de tener un mínimo de 35 escaños por lo que únicamente el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con 84 diputados y la coalición “Unidos Podemos” con 50 podían presentar una moción; de hecho, éstos últimos lo intentaron en 2017 creyendo que contarían con el apoyo de los partidos satélites en torno a dicha formación y el respaldo socialista que finalmente no tuvieron. Ahora, en cambio, ellos sí han apoyado al candidato socialista.
El PSOE es la segunda vez que presenta una moción contra un Gobierno en España, desde 1977, cuando tres años después de reinstaurarse la democracia intentaron echar del Palacio de la Moncloa (sede del Gobierno español), a la Unión de Centro Democrático que presidía Adolfo Suárez.
En Alemania, el País donde se creó la moción de censura constructiva, esto es, que no se limitara a expulsar al presidente, sino que quiénes la impulsaran presentaran a su vez un candidato con programa de Gobierno alternativo, a pesar de las numerosas mociones de censura, solo consiguió su objetivo la de 1982. En aquel entonces, el legendario liberal Helmut Kohl (fallecido en 2017) consiguió el poder, desbancando del mismo al no menos mítico socialdemócrata Helmut Schmidt.
A Kohl le salió bien la jugada puesto que conservó el mandato durante 16 años. ¿Creerá el socialista español Pedro Sánchez que es el Helmut Kohl español?
Las ideologías del mítico político alemán y del español son muy distintas pues Kohl era de centro-derecha. En todo caso, imagino que querrá emular al socialdemócrata portugués Aníbal Cavaco Silva que, sio bien sufrió una moción en 1987, tras la misma el pueblo portugués le daría su apoyo otorgándole dos mayorías absolutas en sendas elecciones generales sucesivas.
Ángela Merkel gobierna Alemania desde hace trece años y nunca ha sufrido una moción de censura; tampoco Barack Obama
Vladimir Putin, presidente de Rusia, superó mociones en 2001 y 2005. En realidad, las ha habido por todo el Mundo (Brasil, Libia, Moldavia, Japón…). Incluso no tiene por qué ser contra un presidente o primer ministro sino también contra un ministro o secretario de Estado; hasta los organismos multinacionales pueden presentar mociones contra algún País miembro, como hizo el Fondo Monetario Internacional contra el Gobierno argentino, en 2013.
En Francia, la figura parlamentaria de la moción de censura es ya una tradición. Es el País donde más se ha llevado a cabo, más de un centenar de ocasiones en los últimos sesenta años, desde que se instauró la V República.
Como en Alemania y España, solo en una ocasión triunfó, concretamente en 1962 contra Georges Pompidou, aunque de poco sirvió porque recuperó el poder el mismo año. Los últimos contra los que se han impuesto mociones en Francia, sin éxito, son Nicolás Sarkozy (contra el que se impusieron dos) y Françoise Hollande en Francia. El socialista Manuel Valls sorteó las mociones presentadas en 2015 y 2016.
En Francia, el sistema es el mismo que en España: se requiere la décima parte de los diputados y, una vez presentada la moción, que le den respaldo la mayoría de la Cámara (mitad más uno). En el caso de Francia, la Asamblea Nacional que tiene 577 diputados, con lo que la mayoría absoluta serían 289).
En Italia también superó la moción, y en dos ocasiones, Silvio Berlusconi. Con lo que repito que es un ejercicio democrático frecuente en toda Europa pero que no suele prosperar.
El líder político que más mociones de censura ha respaldado ha sido el holandés Geert Wilders que en los últimos trece años ha impulsado nada menos que quince mociones.
Hubo otras muchas en Holanda desde los años 70 pero ninguna prosperó teniendo que remontarnos a 1939 para hallar una que sí saliera adelante, contra el primer ministro de entonces, Hendrik Colijn, del Partido Antirrevolucionario.
El Parlamento donde más mociones se han presentado en los últimos años es Israel si bien su Asamblea, la Knesset, con 120 escaños, siempre ha sido un cúmulo de formaciones políticas dispares que no terminan de ponerse de acuerdo en casi nada, erigiéndose Gobiernos efímeros con varios partidos en coalición.
Desde que se constituyó el Estado de Israel, en 1948, se han sucedido 34 gobiernos (raro es el que ha conseguido gobernar tres años seguidos). Pero ello no le ha impedido a Israel ser una de las diez principales potencias mundiales.
La moción de censura está justificada
Como hemos visto en el epígrafe anterior, las mociones de censura son una tónica habitual en medio Mundo; lo extraño es que salgan adelante.
En España, el Partido Socialista, con Pedro Sánchez a la cabeza, lo ha conseguido, con el apoyo de 180 diputados (se han posicionado en contra 169 y un diputado, el de Coalición Canaria, se ha abstenido). La justificación de los socialistas ha sido la trama de corrupción en torno al Partido Popular (PP), en el poder hasta ahora.
A los conservadores les ha cogido por sorpresa ya que estaban convencidos de que se mantendrían en el poder hasta finalizar la legislatura al conseguir aprobar, después de muchas vicisitudes, los Presupuestos Generales del Estado. Pero ha sido en el mes de mayo, lo cual es una derrota pues por lógica debieran aprobarse un mes antes de comenzar el año o como mucho el primer mes, enero.
El Partido Popular no conseguía ponerse de acuerdo con la oposición parlamentaria y con tan solo 134 escaños necesitaba el apoyo de, al menos, 41 diputados más. Les respaldaban las formaciones “Ciudadanos”, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias y los dos partidos canarios, pero no era suficiente porque juntas suponen 36 diputados. Finalmente, el Partido Nacionalista Vasco decide apoyar al Partido Popular, el 23 de mayo.
La recesión económica sacude a varios Estados mediterráneos (España tiene también una amplia franja de su litoral bañada por el Atlántico, pero su vocación mediterránea es incuestionable) y la corrupción institucional se ha convertido en un mal endémico.
No se llega a límites de Países en vías de desarrollo donde los ciudadanos han de pagar sobornos continuamente, pero sí comprueban los españoles, ojeando las noticias a diario, como cada semana surge un nuevo caso de corrupción protagonizado por los grandes partidos políticos tradicionales. Y lo hacen porque al llevar tanto tiempo en el poder, muchos de sus dirigentes, a todos los niveles (local, provincial, regional y estatal) se han creído que antes que gestores de los recursos que los ciudadanos ponen en sus manos, a través de los impuestos, son los dueños de toda esa riqueza, usándola en su beneficio, y es mucha: España es la 14ª potencia mundial.
Con lo que no contaban esos políticos corruptos es con que las Fuerzas de Seguridad del Estado, que están al servicio de la ciudadanía, harían su labor e investigarían los casos de corrupción.
Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional llevan años detrás de los corruptos y encarcelando a muchos de ellos, pero cada año surgen nuevos casos. Y ¿cómo se lo pagan quiénes ostentan el poder? Congelándoles sus míseros salarios y no proveyendo a sus Unidades de los medios técnicos que requieren para su trabajo.
En no pocas ocasiones, los Cuerpos de Seguridad trabajan sin el debido respaldo judicial puesto que, en España, aunque en teoría los jueces son independientes de la acción política, en la práctica no es del todo así. El órgano superior que les gobierna, el Consejo General del Poder Judicial, está constituido por miembros elegidos por el Parlamento (con lo que los partidos que cuenten con mayoría parlamentaria tendrán la sartén judicial cogida por el mango). Por su parte, los fiscales están dirigidos por el Fiscal General del Estado, elegido igualmente por el partido político que gobierne.
La altanería de Rajoy le llevó a despreciar a los diputados que reflexionaban sobre su futuro, dejando solos a sus propios compañeros de partido frente a la que se les venía encima, marchándose del Congreso durante horas mientras los portavoces de cada partido se dirigían a sus señorías con sus alegatos en favor o en contra de la moción de censura.
Rajoy siguió la sesión parlamentaria desde un restaurante próximo al Congreso de los Diputados, apareciendo al día siguiente y no precisamente a primera hora que hubiera sido lo más responsable. Dio su discurso de despedida, felicitó al nuevo presidente y con las mismas se marchó de nuevo. Con alguien tan prepotente, al Partido Popular no le queda otra que reconstituirse.
El PP ha de prescindir de Rajoy y nombrar a un nuevo secretario general, más próximo al pueblo, un verdadero relevo generacional que sepa de los problemas reales de la sociedad española, y por lo tanto un candidato idóneo a la presidencia en las próximas elecciones generales. Ese nuevo dirigente del PP deberá borrar la mala imagen de una sentencia judicial que acusa a la formación política de contar con una financiación oculta e ilegítima, no fiscalizada.
La Audiencia Nacional, por primera vez en la Historia del País, condena a un partido político por delito de corrupción. Les insta a que paguen a las arcas públicas casi un cuarto de millón de euros imponiendo 33 años de prisión para el ex-tesorero del PP.
Junto a los ministros y secretarios de Estado, hay cientos de altos cargos y miles de funcionarios que ocupan puestos de confianza
Tampoco en la nueva oposición, de la que los principales partidos serán el PP y “Ciudadanos”, existe ya unión puesto que el cruce de acusaciones ha marcado la pauta en los últimos días.
El líder de Ciudadanos le pedía al anterior presidente que dimitiera por la trama de corrupción descubierta en su partido pero no esperaba que sucediera lo acaecido, sino que se convocaran elecciones generales en las que las encuestas daban como vencedor al partido liderado por Albert Rivera.
De momento, nada más saberse que Pedro Sánchez se convierte en el nuevo presidente de España, distintas organizaciones y entidades, tanto públicas como privadas, así como asociaciones de todo tipo, le han solicitado que tenga en cuenta sus requerimientos. Por ejemplo, la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales le piden que agilice la tramitación de la Ley de Igualdad LGTB, estancada en el Parlamento desde hace nueve meses.
La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Reporteros Sin Fronteras (RSF) y la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) exigen a Pedro Sánchez que derogue la conocida popularmente como “Ley Mordaza” que no es otra que la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana. La puso en marcha el Partido Popular cuando contaba con mayoría absoluta en el Congreso. Esta norma legal establece, entre otras medidas, la prohibición de fotografiar o grabar a los agentes de policía si éstos lo ordenan alegando riesgo para su integridad física o para el éxito de una operación policial.
La Organización Médica Colegial le pide a Sánchez que aumente la partida presupuestaria para Sanidad. Y “Médicos del Mundo” que derogue la reforma sanitaria que supuso la retirada de 800.000 tarjetas sanitarias en España.
Las principales organizaciones ecologistas de España le solicitan que cree una Vicepresidencia de Sostenibilidad y un ministerio específico para protección del Medio Ambiente.
La asociación Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD) ya han declarado a los medios que esperan que el nuevo Gobierno atienda sus reivindicaciones laborales, por ejemplo, la apertura de 55 nuevos juzgados (de los cuales 25 debieran ser de “sociolaboral”) por toda España. También la creación de 300 nuevas plazas de jueces. Además, mayor independencia para sus decisiones (se entiende sin tanta presión política), mejorar salarios e instalaciones agilizando los procedimientos con una red informática mejor equipada.
Iñigo Errejón, secretario de análisis estratégico de la coalición “Unidos Podemos”, principal formación aliada de los socialistas y artífices de que la moción de censura haya prosperado, ha dicho que abogan por llevar a cabo las reformas justas y necesarias para ir de inmediato a las urnas.
El PP tiene por lo que callar, porque se llevan la palma en cuanto a corrupción en España: de los cientos de casos que han sido investigados o lo están siendo todavía, el 86% está relacionado con el PP, suponiendo un montante de decenas de miles de millones de euros defraudados al Estado de diversas formas.
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RSW no comparte necesariamente las opiniones de sus colaboradores y pensadores. El presente artículo forma parte de un debate en nuestra web con dos opiniones contrapuestas sobre la moción de censura que ha producido un cambio de Gobierno en España. Para leer el artículo a favor de la moción, de nuestro colaborador José Alvárez, ir al siguiente enlace: Con la moción de censura, pierde España
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