La ciudad en la que nació Jesús está arruinada por una crisis provocada por la guerra
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La guerra entre Israel y Hamas ha traído la ruina no solo a Gaza (que se ha llevado la peor parte) sino también a Cisjordania, donde se halla la pequeña ciudad de Belén. Apenas llegan peregrinos ni turistas cuando antes se contaban por cientos de miles.
El turismo era la principal fuente de ingresos de Belén pero en hoy en día los comercios, hoteles, restaurantes y talleres de souvenirs cierran por falta de clientes.
Índice
El curso de la guerra
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Es complicado saber el número exacto de víctimas en Palestina durante la guerra entre Israel y Gaza que se ha extendido a otros territorios como Cisjordania, Líbano, los Altos del Golán, Siria y el lejano Yemen. En este último país, cazas de combate bombardean centrales eléctricas y plantas petrolíferas pues los rebeldes hutíes les declararon la guerra al ser aliados de Hamas y Hezbolá.
Las IDF (Fuerzas de Defensa de Israel, por sus siglas en inglés) continúan sus ataques mientras los escudos defensivos repelen casi todos los misiles contra su territorio aunque alguno ha llegado cerca de la capital, Tel Aviv. Apenas causan daños humanos pero sí materiales.
Los datos de muertes que ves en los noticiarios son los que da el Ministerio de Salud de Gaza (en lo que a esta Franja se refiere) controlado por la organización Hamas, con lo que más valdría cogerlos con pinzas ya que es uno de los bandos contendientes.
Sin duda, los fallecidos son muchos, demasiados (una sola víctima mortal ya es lamentable), en un conflicto que se inició porque unos terroristas mataron de forma extremadamente cruel a cientos de israelíes. La respuesta del Estado hebreo ha sido terrible, multiplicando por cien las víctimas del lado contrario.
Sin embargo, no puede afirmarse que todos los gazatíes eran enemigos de Israel porque la población de Gaza era la que más sufría la dictadura de Hamas y ahora han pagado por sus desmanes. Se puede usar en este caso el dicho popular de que han pagado justos por pecadores.
Para la religión islámica, Jesucristo es uno de los Profetas más importantes, pero no el Hijo de Dios. No celebran su nacimiento salvo unas palabras conmemorativas en las mezquitas reseñando tan importante acontecimiento. Como mucho, algún cántico religioso en señal de respeto, pero no figura en el calendario festivo tradicional del Islam.
Hay familias que se juntan para cenar la noche del 24 o para comer el día 25, honrando a Jesús, pero no es obligación para ningún musulmán a diferencia de la conmemoración del nacimiento de Mahoma que sí es una gran fiesta.
En Gaza no se lamentan de no poder celebrar la Navidad porque no es tradición para ellos hacerlo
Se da la circunstancia de que el 25 de diciembre de 2024 es también la Fiesta de la Janucá judía, con la que conmemoran la rebelión de los macabeos. Fueron antepasados de los israelíes que se volvieron contra el imperio seleúcida en el siglo II a.C.
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El nombre viene de la januquiá que es una lámpara de aceite la cual encendieron tras la expulsión de los seleúcidas. Lo hicieron en el Templo de Jerusalén agradeciendo a Dios que les ayudara contra los invasores helenísticos que dominaban Judea desde hacía dos siglos. Tal vez hubieran podido acostumbrarse, pero el rey Antíoco IV prohibió la religión judía encendiendo la mecha de la rebelión.
El pueblo de Israel ha sufrido el sometimiento y el destierro a lo largo de casi toda su Historia por lo que asombra la falta de empatía de sus autoridades actuales hacia los palestinos, sojuzgados por Israel.
La januquiá que prendieron los judíos, tras vencer a las fuerzas seleúcidas, solo tenía combustible para una jornada, pero duró encendida ocho días lo que fue considerado un milagro y la respuesta de Dios a las plegarias.
La Fiesta de la Janucá coincide en 2024 con la Navidad cristiana, por ser el calendario hebreo religioso de periodicidad lunar, variando sus fiestas cada año.
Teniendo en cuenta que la Janucá es una gran fiesta se esperaba una tregua en Palestina pues los judíos practicantes la celebran haciéndose regalos y comiendo dulces típicos, por lo que se parece bastante a la Navidad.
Sin duda la castigada población gazatí hubiera agradecido un alto el fuego pero el Ministerio de Salud de Gaza informó de 24 muertes el día de Nochebuena y previo a la Janucá.
La UNICEF ha denunciado la matanza sistemática de niños en Gaza con los continuos bombardeos a los que se somete sus ciudades, aldeas y campamentos de refugiados.
Una ciudad de Cisjordania que vive muy de cerca la Navidad no está siendo bombardeada como Gaza pero la ruina ha llegado también a sus casas. Se trata de Belén, el lugar en el que la Tradición sitúa el nacimiento de Cristo.
No hay Navidad en Belén
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Un enclave de gran importancia para la Cristiandad, la ciudad de Belén, lleva dos años sin poder celebrar la Navidad.
Hasta 2022 acogían a los numerosos peregrinos y turistas que acudían todos los años desde todo el Mundo. El turismo es la principal fuente de ingresos de Belén (dos terceras partes de su economía).
Una población de apenas 33.000 habitantes recibía año tras año casi tres millones de visitantes y ahora no son siquiera cien mil, ¡para todo el año!
La tasa de ocupación hotelera rebasa por poco el 2% en Navidad, un verdadero desastre, cuando antes de la pandemia del coronavirus era del 100%.
Cuando ya se estaba recuperando, alcanzando tasas del 80% (en 2022), la guerra ha dado al traste de nuevo con las ilusiones del municipio.
La iglesia de la Natividad, gestionada por la comunidad cristiana ortodoxa griega, se queja de que apenas acuden fieles como antes.
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El principal atractivo del templo es la estrella plateada de 14 puntas en una pequeña gruta que la tradición cuenta que fue el lugar exacto en el que nació Jesús. Antes tenías que hacer cola para entrar porque se hallaba repleta de personas, pero en 2024 no tendrás problema porque casi está vacía, como sucedió en 2023.
Hoy, por miedo a la guerra, solo se ven unos pocos peregrinos que se atreven a ir comprobando como hay militares israelíes por todas partes.
En la pequeña localidad palestina hay distintas corrientes cristianas. La Iglesia luterana de Navidad (se llama de ese modo) montó en 2023 un pequeño pesebre con una figura del Niño Jesús vestido con una típica kufiya palestina, entre escombros.
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De este modo denunciaban el sufrimiento palestino, dando a entender que Jesús vela también por ellos repitiendo este año la ocurrencia. Una vela se coloca junto a la figura del Niño representando la luz que alumbra la oscuridad y los deseos de paz.
La Plaza del Pesebre, años atrás repleta de turistas que compraban recuerdos en las numerosas tiendas y puestos, ahora está vacía, resintiéndose la economía local.
Llamaba la atención en una localidad de mayoría musulmana ver un gran árbol de Navidad decorado y luces por las calles. Las excursiones de niños y adolescentes cristianos cantando villancicos en la Plaza del Pesebre formaba parte del ambiente de Belén desde hacía casi un siglo. Había un desfile de carrozas como las que puedas ver en cualquier ciudad española y de países de estilo de vida occidental y cristiana.
Los habitantes de la ciudad hicieron del nacimiento de Cristo su forma de vida, con comercios, hoteles, restaurantes…
Incluso los puestos que venden postales, lo que apenas se ve ya en ningún otro sitio, prosperaban en Belén porque mola enviar una postal desde el sitio en el que nació Jesús con lo que se vendían mucho.
Ahora no hay visitantes y las pérdidas son cuantiosas. Lo que están haciendo las tiendas de souvenirs de Belén es crear plataformas online para intentar salvar las ventas.
La última Navidad con encanto de Belén fue la de 2022, cuando parecía que todo volvería a ser como antes de la pandemia. Decenas de miles de personas acudieron a la Plaza del Pesebre para contemplar el encendido del gran árbol de Navidad.
Para que te hagas una idea, se ha calculado que Belén pierde millón y medio de dólares diarios durante la Navidad al no tener el flujo de turistas anterior a la guerra. Son cifras de la ANP (Autoridad Nacional Palestina).
Un guía turístico podía ganar diariamente unos 150 dólares, pero ahora la mitad de la población activa de Belén está en paro, con lo que no pueden llevar dinero a sus casas para mantener a sus familias ya que tampoco encuentran trabajo fuera.
Las empresas israelíes cancelaron los contratos de casi 200.000 palestinos a raíz de la guerra porque el Gobierno les anuló los visados necesarios para traspasar el muro a diario, el que separa Cisjordania del resto de Israel.
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Si te preguntas como han podido suplir las empresas la falta de mano de obra palestina te responderé que contratando a inmigrantes procedentes del Este de Asia.
En Belén hay cientos de talleres de artesanía tradicional navideña que han cerrado sus puertas. Aquellos a quienes más interesan sus productos, los cristianos, ya no van como antes. Ni siquiera los que son de Cisjordania, por los numerosos controles policiales y militares que dificultan mucho los desplazamientos por las carreteras de la Franja Palestina.
Al no haber tantos desplazamientos por carretera o por las calles de Belén los taxistas también se arruinan.
La ruina de Palestina
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Cisjordania pasa por una seria recesión económica con una inflación alta que aqueja al bolsillo de los palestinos.
Para colmo, han de pagar impuestos para el sostenimiento de la Autoridad Nacional Palestina que muchos consideran corrupta.
¿Creías que a Israel no le interesa que exista Palestina? Entonces has de saber que para que Cisjordania cuente con un Gobierno autónomo ha de pagar impuestos al Estado de Israel que se embolsa 188 millones de dólares mensuales por este concepto. De esa cantidad, parte debe ir al mantenimiento de los servicios públicos de la Franja Palestina.
El Gobierno israelí desconfía del destino que la ANP pueda darle al dinero de los impuestos por lo que gran parte de ese capital lo retiene desde que comenzó la guerra agravando la crisis por la que pasan los palestinos.
Lo poco que dan es para servicios públicos básicos así que con casi un tercio de la población activa de Cisjordania desempleada ya me dirás como pueden salir adelante.
Una situación tan restrictiva, con tantas limitaciones impuestas, da lugar a un incremento del contrabando porque lo que no se consigue por lo legal tiende a buscarse por lo ilegal, en el mercado negro. Así que la miseria a la que condenan a los palestinos favorece a las mafias.
Incluso la natalidad se ve resentida porque las parejas consideran que sin medios suficientes de subsistencia no tiene sentido traer hijos. Si ni siquiera tienen para el alquiler, mucho menos para pagar los gastos escolares.
La solución en Belén y toda Palestina pasa por la emigración hacia otros países, sobre todo Norteamérica y Europa marchándose cientos de familias con todos sus miembros probando fortuna en otros lares.
Casi todos los cristianos de Belén (suponen poco más de la décima parte de la población local) se han marchado y los pocos que se han quedado, junto a muchos jóvenes musulmanes, aprenden idiomas para irse cuanto antes. Se ha disparado el interés por aprender inglés y francés.
Israel cayó en la trampa
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El futuro de Belén es incierto, como de toda Palestina, porque nadie sabe cuando terminará la guerra. El Gobierno de Israel no está por la labor puesto que los ministros más extremistas no contemplan una retirada ya que para ellos sería poco menos que rendirse.
Muchos palestinos que no albergaban odio ninguno puesto que preferían mantenerse al margen, pensando solo en sacar adelante a sus familias o prosperar ellos mismos, están cambiando su forma de pensar.
La mayoría sospechan de las autoridades palestinas, acusándolas de corruptas. Digamos que pasaban de la política porque no les solucionaba nada, yendo a su trabajo a diario, al otro lado del muro, transcurriendo su vida con relativa calma.
Hamas reventó esa situación de "tranquilidad tensa" dando lugar a una crisis en todos los ámbitos trastocando por completo la vida de los palestinos.
Desde mi punto de vista, creo que su intención no era presionar a Israel para que liberara las Franjas Palestinas. Sabían que no sucedería.
Israel cayó en la trampa de Hamas: forzar una respuesta contundente para que arremetiera con dureza
Hamas buscaba que la imagen exterior de Israel se deteriorara y para ello ideó el ataque a los kibutz porque sabían como responderían los hebreos.
No pocos de los dirigentes de Hamas están fuera de Gaza y a salvo de la guerra pero les dio igual condenar a sus conciudadanos a la ruina y la muerte por tal de que Israel quedara en mal lugar ante la comunidad internacional.
¿Cómo es posible que los estrategas israelíes cayeran en tan burda trampa?
Para que su plan funcionara, los de Hamas tenían que asegurarse de que Israel entrara en Gaza arrollándolo todo, por lo que secuestraron a decenas de israelíes llevándoselos a sus túneles.
Ahora sí, sabían que desde Tel Aviv ordenarían la invasión.
Hamas veía con preocupación el creciente desinterés de la mayoría de los palestinos por su causa (si es que tienen alguna que no sea solo imponer y matar). Los jóvenes acudían a su trabajo en las ciudades israelíes gozando de cierta bonanza económica.
Véase el ejemplo descrito en los epígrafes anteriores acerca de Belén y las divisas que dejaba el turismo.
Antes Palestina no gozaba de independencia pero sí de autonomía de Gobierno. Ahora, no hay trabajo para los palestinos, todo son deudas, carecen de servicios públicos en condiciones aceptables y la inseguridad está por todas partes. Aparte, Gaza está prácticamente destruida con decenas de miles de personas muertas.
La respuesta de Israel fue desproporcionada, qué duda cabe. Pero ¿tú les darías dinero a quiénes pudieran estar colaborando con terroristas?
El Gobienro israelí considera que la ANP no puede garantizar si todo el dinero que recibían de los impuestos recaudados por Israel en territorio palestino iba al mantenimiento de los organismos públicos. Sospechan que algo se deriva hacia los grupos terroristas que, por otro lado, pudieran estar cobrando una especie de "impuesto revolucionario". Solución: cortar el grifo.
Al palestino de a pie no le interesaba demasiado la política, tan solo sobrevivir, soñando con la concordia entre dos comunidades que tienen más similitudes de las que ambas piensan.
Muchas asociaciones y ONGs, tanto israelíes como palestinas, luchan por los dos Estados conviviendo en paz e incluso asociados.
La situación en Belén es similar a la de la Ciudad Vieja de Jerusalén, en territorio palestino, donde casi todos los hoteles han cerrado también. Antes, en especial durante la Semana Santa cristiana, se llenaba de peregrinos y visitantes, pero ahora apenas hay llegadas y las agencias de viaje ya no organizan excursiones.
Recordemos que la organización terrorista Hamas aún mantiene decenas de rehenes en algún lugar secreto de aquellas 251 personas que secuestraron en octubre de 2023.
Los de Hamas piden la liberación de 200 presos de sus filas condenados a cadena perpetua si quiere el Gobierno de Israel ver liberados a los rehenes que aún queden vivos.
Las familias de los rehenes israelíes presionan al ejecutivo para que alcance un acuerdo con los terroristas, pero si bien se dice que el posible pacto está próximo a ser acordado, no termina de materializarse y mientras tanto el tiempo pasa.
Tampoco debe olvidarse que no solo son los de Hamas los que deciden si firman la paz, también está la Yihad Palestina, con voz y voto a la hora de tomar una decisión.
Nadie sabe lo que depara el porvenir a los palestinos pero la idea de los dos Estados no está ahora sobre la mesa, con riesgo de convertirse en una utopía.
Por lo tanto, los radicales tanto palestinos como israelíes se han salido con la suya porque ni unos ni otros desean ese futuro. Los fundamentalistas judíos quieren construir el Gran Israel y los integristas palestinos expulsar a los israelíes.
¿Podrán los numerosos hombres y mujeres de bien, israelíes y palestinos, cambiar la situación para que su destino sea convivir en paz?
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