La ciudad de Barcelona sufrió un duro golpe, sin embargo, la desunión política tras los atentados solo beneficia a los terroristas
Cuando se organizó la gran manifestación de repulsa por los ataques terroristas en Barcelona, con más de 50.000 personas que debieron haber estado unidas frente al terrorismo, se oyeron pitidos y abucheos así como acusaciones hacia el rey de España y miembros del Gobierno español, que encabezaban la manifestación; gritos tales como “vosotros sois los terroristas”. Incluso pudimos ver indecorosas declaraciones de mandatarios del Gobierno catalán que diferenciaba entre víctimas españolas y catalanas, echando mano en un momento como ese tan delicado del ideario secesionista, aprovechando la repercusión mediática por los atentados.
La Mesa del Parlamento de Cataluña decide por mayoría reconocer de modo oficial el trabajo llevado a cabo por los Cuerpos de Policía de Cataluña, Barcelona y Cambrils, así como Servicios de Urgencias de estos municipios y de la Comunidad Autónoma pero no a los Cuerpos de Seguridad del Estado español.
Con respecto al impacto económico, en 2018 estuve en Barcelona y pude comprobar que se volvía a respirar un ambiente multitudinario en Las Ramblas de Barcelona, con las típicas atracciones de los mimos en el paseo peatonal, aunque con mayores medidas de seguridad. Aun así, dichas medidas no suponen molestia ninguna a los turistas por lo que el despliegue permanente de los policías y servicios de emergencias en la zona, Ramblas, Puerto y Plaza de Catalunya, resultó efectivo.
Pero las estadísticas están ahí por lo que sabemos que las reservas hoteleras descendieron casi un 10% justo después de los atentados y en 2018, incluyendo la desconfianza suscitada por la intentona secesionista, se incrementó un 5% más de pérdidas en cuanto a visitas de turistas a Barcelona.
La ciudad sufrió un mayor impacto económico que París tras los ataques que azotaron la capital francesa en 2015, con muchas más muertes que las habidas en Barcelona. Por lo que los analistas achacan el mayor impacto en la capital catalana al problema añadido de los altercados violentos tras el intento del Gobierno catalán de proclamar una República independiente y la contundente respuesta del Gobierno central español, con cargas policiales incluidas, dos meses después de los ataques terroristas.
Los empresarios hoteleros y dueños de restaurantes bajaron sus precios para intentar atraer más turismo ante el descalabro económico, pero aun así no se ha conseguido remontar ya que si 2019 parecía el año de la recuperación, sobrevino la pandemia del coronavirus que acabaría por dar el mazazo definitivo.
París sufrió una bajada de un 15% de pernoctaciones justo después de los atentados, pero Barcelona tan solo de un 10%, como decía anteriormente, lo que ocurre es que mientras París se recuperó, regresando a una aparente normalidad, Barcelona ha continuado su recesión después.
La prueba de que los atentados no fueron la verdadera causa del bajón turístico es que en septiembre de 2017 disminuyó tan solo un 2% (con respecto a septiembre de 2016, según datos del Instituto Nacional de Estadística), pero tras el desafío secesionista de octubre, un mes después el turismo descendía un 6% por debajo de las cifras de noviembre del año anterior. No solo iban menos turistas, sino que los que visitaban Barcelona lo hacían por menos días. El porcentaje de turistas nacionales disminuyó un 11%.
Los atentados y la incertidumbre política en Cataluña en el segundo semestre de 2017 alejaron las inversiones extranjeras que disminuyeron nada menos que un 40% pero con respecto a la primera causa, la ciudadanía se rehace enseguida, como ocurrió en Madrid tras el 11-M. Los turistas comprenden que Europa Occidental es una zona segura por lo que vuelven a fijarla pronto como destino turístico, ya en 2018 en lo que respecta a Barcelona, pues saben que los ataques terroristas en Occidente son sucesos aislados.
Preocupa más a los visitantes y turistas una situación inestable continua que un hecho aislado, y el desafío secesionista duró demasiado
La colaboración ciudadana inmediata es la otra asignatura pendiente en la lucha contraterrorista: ¿alguien entiende que no se comunicara a la Policía que un menor de edad de origen árabe intentara alquilar una furgoneta, acompañado de otros dos individuos, igualmente árabes? No se trata de discriminar a una etnia, sino de comunicar cuanto nos parezca verdaderamente sospechoso; si los tres jóvenes hubieran sido de cualquier otra etnia, igualmente debiera haberse comunicado a la Policía. Como la adquisición de acetona en grandes cantidades, o de cualquier otro compuesto químico, el que ocupen una vivienda de forma ilícita sin que nadie llame a la Policía para comunicarlo pero también que gradualmente cambien su actitud volviéndose extremistas sin que tampoco ningún vecino o familiar lo comunique.
Podemos pensar que si se trata de personas de nuestro entorno más cercano nos resulte difícil denunciarles, pero ¿tampoco pudieron hacerlo esos vecinos que, a toro pasado, bien que les dicen a los periodistas que hacía tiempo que veían cosas extrañas?
Primer ataque: Barcelona
Reconstruyendo la secuencia de los atentados, partimos de las 23:30 horas en la que se produce la explosión en Alcanar.
Los agentes de Policía desplazados al lugar piensan primeramente que debía ser un laboratorio de drogas por la poca información inicial que recaban de sus moradores. Pero hay un herido y un vehículo junto a la vivienda cuyo titular pueden consultar en las bases de datos; se trata de Mohammed Houli Chemlal, quien es ingresado en el Hospital Virgen de la Cinta, en Tortosa.
Ante la gravedad de Chemlal, no se le puede interrogar por lo que los policías piensan que la otra opción posible para explicar el estallido en el chalet es que haya sido utilizado para recargar, de forma ilícita, bombonas de butano, provocando un escape de gas la explosión. Finalmente, consiguen interrogar a Chemlal, lo que motivó las sospechas de que una célula terrorista anda suelta por Cataluña.
El día de los ataques, pasado el mediodía, Mohamed Hichami alquila una furgoneta en la localidad de Parets del Valles; el día anterior, Younes había alquilado otra. A las tres de la tarde, los Mossos (Policía catalana, para nuestros lectores de fuera de España), llaman por teléfono a Younes. Ya están sobre su pista e intentan localizarle; en ese momento, se encuentra muy cerca de Barcelona.
Mohamed Hichami tiene un accidente en la autopista AP-7, dirigiéndose al encuentro de los demás miembros de la célula; le recogen en un área de servicio. Cuando la furgoneta siniestrada es hallada con posterioridad, se halla en su interior una tarjeta de Said Aalla (había dos parejas de hermanos, los Aalla y los Hichami).
Mohamed Hichami llega andando, campo a través, al área de servicio pero a ningún empleado le extraña como el hecho de que le recojan otros individuos de origen árabe después de adquirir una botella de agua en la tienda del área.
Poco después, como ya sabemos, Younes comete la masacre en las Ramblas de Barcelona, huyendo por el Mercado de la Boquería. Se pudo reconstruir su itinerario gracias a las videocámaras que le detectaron en los lugares por los que pasó.
En la furgoneta utilizada para el ataque y abandonada poco después, la Policía halla un documento de identidad español a nombre de Mohammed Houli Chemlal y otro de identificación de extranjero a nombre de Younes Abouyaaqoub. Como saben que Chemlal está en el Hospital, identifican como posible conductor de la furgoneta con la que se ha perpetrado la masacre a Younes, difundiendo su fotografía, siendo interceptado en un control policial en la Avenida Diagonal donde atropella a un agente de policía, consiguiendo huir. Conducía el vehículo de Pau Pérez, un FORD FOCUS, que roba secuestrando a su dueño, al que ha herido de muerte dejando su cadáver en el asiento trasero.
Son más o menos las 18:30 horas; media hora después, Younes abandona al vehículo, emprendiendo su huida de varios días por distintas localidades de la Provincia de Barcelona, alimentándose de restos de basura.
Lo que continúa siendo un misterio es la furgoneta alquilada por Younes y abandonada en el municipio de Vic, bastante alejado de la capital, ignorándose si es que contaban con alguna infraestructura o contactos en esa localidad. Tras realizarse gestiones en torno a la furgoneta usada por Younes en Barcelona, se averigua que la alquiló Driss Oukabir al que detienen de inmediato. Mientras, los investigadores de la Policía Catalana continúan con su trabajo forense en el chalet de Alcanar, donde se produce una segunda explosión, causando heridas a varios agentes.
En el chalet, los agentes hallan nuevas pistas que darán luz a la trama. El grueso de la célula terrorista se dirige ya a Cambrils, donde perpetrará el segundo ataque, que veremos en la próxima parte de esta serie de artículos en torno al 17-A.
¿Murió Es Satty en Alcanar?
La acusación particular a cargo de los abogados Agustí Carles y Jaume Alonso-Cuevillas, que representan a Francisco Javier Martínez (padre del niño de tres años que murió como consecuencia del atropello en las Ramblas), puso en duda en el juicio, celebrado en 2021, que el imam Es Satty muriera en Alcanar.
Para esclarecer la cuestión, puesto que se ha llegado a decir que los Mossos usaron reactivos caducados en sus análisis, se planteó comparar el ADN hallado en la finca con el de familiares del imam fallecido, ideólogo de la célula terrorista. Sin embargo, el cierre de fronteras de Marruecos con motivo de la pandemia impidió que la madre y la hermana de Satty pudieran desplazarse a España.
La Fiscalía considera suficiente la comparación entre los restos de ADN del chalet y el hallado en el domicilio de Satty y en la furgoneta de su propiedad, en el municipio de Sant Carles de la Ràpita. Con ese cotejo no albergan dudas de que, en efecto, Satty murió en Alcanar.
El motivo por el Satty entró en prisión fue el intento de introducir 121 kilogramos de hachís en España desde Marruecos, si bien él alegó que le obligaron a hacerlo tras haberle dado una paliza la mafia que introducía esa droga.
Tras salir de la cárcel, se decretó su expulsión pero un juzgado de Castellón la anuló al considerar, entonces, que no tenía vínculos con el terrorismo yihadista puesto que no fue el motivo por el que le encarcelaron y había demostrado su arraigo presentando un contrato de trabajo. La Abogacía del Estado no recurrió la sentencia por lo que Satty continuó en España.
Cuando Satty queda en libertad, cobrando una subvención por desempleo del Estado español, es contratado por la comunidad islámica Annour de la localidad de Ripoll, en la Provincia de Gerona, quiénes le pagan un sueldo de 700 € mensuales por ejercer como imam. Cuando se interrogó al secretario de la asociación sobre Es Satty, después de los atentados, aseguró que sus sermones nunca fueron radicales, como aseguró también su compañero de piso. La relación con sus contratadores terminó cuando le denegaron ausentarse para marchar unos meses a Marruecos.
En la siguiente parte de este serial, analizamos como se llevó a cabo el ataque en la localidad de Cambrils, haciendo un repaso de los motivos por los que fueron reivindicados los atentados por el ISIS y los datos (hechos públicos) que la investigación arrojó con posterioridad
Continúa con ATENTADOS EN CATALUÑA (y III): CAMBRILS
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