A pesar de la evidencia yihadista, el Kremlin no descarta la participación ucraniana pero Kiev lo desmiente
Un centro comercial en la ciudad rusa de Krasnogorsk ha sido atacado cuando se hallaba repleta de personas, muriendo 133 personas (incluidos tres niños) que asistían a la actuación del grupo de rock Piknik en la sala de conciertos “Crocus City Hall”. Han resultado heridas otras cien, en estado grave 61 de ellas.
Vestidos con ropa de camuflaje como si fueran uniformes de combate, los terroristas entraron en el complejo, abriendo fuego de modo indiscriminado con sus armas automáticas.
La tragedia hubiera podido ser aún mayor porque había miles de personas dentro del complejo.
Sucedió justo antes del inicio del concierto (la banda de roqueros pudo ser evacuada) pero es que en el mismo centro hay otra sala reservada para juegos infantiles que en ese momento estaba llena de niños, de ahí el que hayan muerto varios.
El atentado ha sido reivindicado por el ISIS (Estado Islámico de Irak y el Levante, por sus siglas en inglés) a través del canal de su agencia de noticias, Amaq, en Telegram.
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Objetivo: ISIS-K (Estado Islámico del Khorasan)
Los yihadistas alegan que han castigado a Rusia por su participación en la guerra en Siria y su intervención en el Sahel, donde el ISIS se ha expandido por Níger, Mali y Burkina Faso, siendo combatidos por los mercenarios del grupo Wagner contratados por los Gobiernos de esos países africanos.
Resulta llamativo que el Gobierno afgano, controlado por una dictadura islamista como es la Talibán, haya condenado el atentado. Podemos encuadrarlo dentro de la “guerra civil yihadista” que enfrenta a las dos grandes redes del terrorismo islamista: al-Qaeda (con la que siempre simpatizaron los talibanes) y el ISIS. De hecho, el día 21 de marzo pasado, el autoproclamado Estado Islámico atentó contra una oficina bancaria en el sur de Afganistán, resultando muertas 23 personas y 60 más con heridas de diversa consideración.
Los talibanes persiguen al ISIS desde aquel terrible atentado en el aeropuerto de Kabul, en 2021, en el que murieron 72 personas, incluidos 12 marines de los Estados Unidos. Éstos últimos ayudaban a embarcar en aviones a los afganos que tenían autorización para marcharse del País (colaboradores y traductores con sus familias).
El ISIS-K o “Estado Islámico de Khorasán” envió a dos suicidas al filtro peatonal donde hicieron estallar la carga explosiva que llevaban consigo a la par que un comando abría fuego contra los afganos que huían despavoridos. Caerían también milicianos afganos por lo que desde Kabul se solidarizan con los rusos ya que los talibanes también combaten a los yihadistas del ISIS.
Khorasán es como llaman al territorio que comprende casi todo Irán, Turkmenistán, Afganistán y Pakistán.
El Gobierno ruso considera el ISIS como una amenaza desde que en 2021 constataron que planeaban moverse por Asia Central, contando con los huidos de Irak y Siria tras la caída del Estado Islámico que montaron allá.
En septiembre de 2022, la embajada rusa en Kabul sufrió un ataque a manos de estos yihadistas así que no ha extrañado el reciente atentado del ISIS en Rusia.
La Coalición Global para Derrotar al ISIS, que aún existe, aunque el Estado Islámico acabara siendo derrotado, ha fijado como objetivo principal al ISIS-K como también el FSB en territorio ruso.
Por lo tanto, la reivindicación del atentado justificándolo como un ataque contra cristianos es una más de sus excusas pues también atentan contra musulmanes (han atacado varias mezquitas cuando estaban repletas de fieles rezando).
Los iraníes también les combaten puesto que a comienzos de 2023 llevaron a cabo dos atentados en ese país matando a decenas de personas.
Uso de las redes sociales para propaganda terrorista
Muchas organizaciones criminales, también las yihadistas, utilizan Telegram por ser considerado uno de los servicios de mensajería instantánea más liberales. Pero desde el conflicto entre Israel y los palestinos de Hamas, la red social ha decidido ser más restrictiva para evitar que se les asocie con la difusión de mensajes de violencia y odio.
Compañías tecnológicas con sus propias plataformas de redes sociales, como Google, Meta o la red “X” prohíben toda muestra de radicalismo exacerbado, pero también se les cuela en ocasiones algún contenido radical que eliminan en cuanto lo detectan.
Telegram ha comenzado a preocuparse más por este aspecto. Pudo verse al restringir los contenidos del canal "Morning Dagestan”, un canal islamista con decenas de miles de seguidores, que llamó a manifestarse contra Israel en el aeropuerto de Daguestán, en el suroeste de Rusia, el 30 de octubre de 2023 (si bien después anularon la convocatoria, pero ya era tarde). Los viajeros israelíes serían acosados viéndose obligada la Policía a intervenir.
Lo cierto es que Telegram suele colaborar con los Gobiernos que les solicitan cerrar canales que de modo manifiesto propaguen desinformación o mensajes de carácter extremista. En este sentido, llegaron a cerrar decenas de canales del ISIS o de simpatizantes de esa red yihadista.
Los revisores de la red social agradecen que medios de investigación y análisis, tanto públicos y privados, les comuniquen si detectan algún canal extremista para proceder de inmediato ya que no están dispuestos a ser la voz de grupos violentos. Pero es complicado dar con ellos. Y si tienen cientos de miles de seguidores resulta difícil también porque los mensajes de odio quedan camuflados entre infinidad de comentarios de los usuarios.
El atentado en el centro comercial Crocus City Hall, cerca de Moscú, fue reivindicado por el ISIS a través del canal de Telegram de la agencia Amaq, su órgano de propaganda.
El Kremlin no tiene clara la autoría del atentado
Las pesquisas judiciales en torno al suceso corren a cargo del CIR (Comité de Investigación de Rusia), un organismo fiscal que depende directamente del Kremlin y por lo tanto de Vladimir Putin.
Además del tiroteo se produjo un incendio al estallar un artefacto explosivo y como acción de los cócteles molotov, lo que empeoró notablemente la situación ya de por sí dantesca, muriendo varias personas por intoxicación del humo.
El último tiroteo criminal en Rusia fue en 2021 cuando un joven de tan solo 19 años, Ilnaz Galyaviev, abrió fuego en una escuela de la ciudad de Kazan matando a nueve personas, de las que siete eran menores de edad.
Desde que en 2014 se liberalizara el sector de las armas de fuego pudiendo acceder a las mismas los civiles, con más licencias, las críticas hacia esa facilidad de conseguir un arma de fuego se multiplicaron. Fue precisamente después del atentado en Kazan cuando el Gobierno revisó el reglamento de armas. Se prohibió llevarlas en centros educativos, locales nocturnos (donde se sirvan bebidas alcohólicas) o manifestaciones civiles.
Los terroristas que entraron en el local atacado en Krasnogorsk portaban armas automáticas de cañón largo, lo cual está prohibido en Rusia.
El FSB (Servicio Federal de Seguridad) junto con la Unidad Especial de Respuesta Rápida de la Rosgvardia o Guardia Nacional Rusa, detuvieron a once personas, incluyendo cuatro terroristas aunque se cree que alguno ha escapado. En cambio, el comunicado reivindicativo del ISIS decía que sus miembros habían conseguido escapar después de matar a "cientos de cristianos", como se han referido a las víctimas. Ninguno de los dos datos es cierto ya que los yihadistas serían interceptados por las Fuerzas de Seguridad y murieron menos de cien personas, aunque la cifra no deja de ser trágica, incluso si solo hubiera muerto una sola persona.
Los agentes rusos detectaron un vehículo en el que circulaban dos sospechosos en la localidad de Jatsun, a 340 kilómetros al suroeste de Moscú, con pasaportes de Tayikistán, un país que limita con Pakistán. La Policía también halló una pistola y un cargador para un fusil de asalto.
El Gobierno de Ucrania se ha desvinculado de lo sucedido asegurando que nada tienen que ver a pesar de la guerra con Rusia. Se apresuraron en aclararlo cuando Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, insinuó que pudieran ser “terroristas del Régimen de Kiev”. De inmediato, Mijailo Podoliak, consejero de la presidencia de Ucrania, negó cualquier implicación. Añadió que ese modo de actuar es más propio de Rusia que de Ucrania sugiriendo que se tratara de un taque de falsa bandera para culpar al Gobierno ucraniano.
Como Putin no parece convencerse, su representante ante la ONU ha convocado una reunión de urgencia para tratar el asunto. Al parecer, varios de los detenidos se disponían a cruzar la frontera con Ucrania en el momento del arresto, según el Gobierno ruso.
Desde Washington respaldarían las palabras de Podoliak afirmando que no tienen constancia de que Ucrania tuviera que ver algo con lo sucedido.
Una semana antes de las elecciones presidenciales de marzo de 2024, el FSB abatió a los componentes de una célula del ISIS-K en el Oblast - Provincia - de Kaluga, en la Rusia europea (parece que planeaban atentar contra una sinagoga moscovita). Unos días antes, desarticularon una red en Ingushetia, en el Cáucaso, compuesta por una treintena de yihadistas, siendo abatidos seis muyahidines.
De toda esta actividad contra el ISIS dio cumplida información el Comité Nacional Antiterrorista de Rusia.
No tiene sentido que pudieran haber sido ucranianos porque supondría perder el apoyo internacional con el que cuentan ahora. El Cuerpo de Voluntarios Rusos, que forman la unidad paramilitar cuyos componentes (disidentes hacia Putin) acuden al frente a luchar del lado de Ucrania, también desmienten cualquier relación con el atentado.
División internacional en el modo de dar el pésame
La Casa Blanca ha condenado el atentado, mostrando sus condolencias al pueblo ruso pero no al Gobierno con el que apenas tiene comunicación debido al conflicto en Ucrania.
En los mismos términos se expresaron desde la Unión Europea, diciendo Peter Stano, del SEAE (Servicio Europeo de Acción Exterior), que cualquier ataque contra civiles es condenable, pero eludiendo mencionar al Gobierno ruso.
De forma individual, los Gobiernos español, alemán, portugués, italiano, polaco y francés, en Europa, y tanto el argentino como el surcoreano, han condenado la salvaje acción criminal pero tampoco han trasladado su pesar al Kremlin. En cambio, los Gobiernos de Cuba, Venezuela y Turquía sí lo hicieron ya que son Estados aliados de Rusia.
Los presidentes sirio y bielorruso también se comunicaron con Putin por teléfono para transmitirle su pésame y apoyo llegando también desde Kirguistán y Pakistán.
El resto de países y cancillerías han mostrado su pesadumbre de una forma u otra, según si están alineados del lado ruso o del ucraniano.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha criticado que no se condene la acción terrorista no mostrando las condolencias al Gobierno de Rusia, lo que echan en cara incluso a la ONU.
Vladimir Putin hizo caso omiso de las señales desmereciendo las alertas que trasladaban algunas embajadas, diciéndole a la cúpula del FSB, esta misma semana, que más parecía un provocador chantaje por parte de Occidente para intimidarles.
El sitio web de la embajada de EEUU en Moscú publicó el siete de marzo que les habían llegado informaciones sobre un inminente atentado terrorista, sin poder especificar cuándo.
Las informaciones apuntaban a posibles ataques a concentraciones multitudinarias y es lo que ha sucedido, en un concierto, para más señas. Por otro lado, las embajadas occidentales (no solo Estados Unidos, también la de Gran Bretaña que igualmente publicó la alerta en su web) manejaban el dato de que de producirse sería en Moscú y lo cierto es que la localidad donde ha sucedido está muy próxima.
Algunas legaciones diplomáticas comunicaron a sus compatriotas que se hallaran en Rusia (mediante sus sitios web) que eludieran lugares muy concurridos por la amenaza terrorista.
El Comité de Investigación del Kremlin ha pedido la colaboración del Departamento de Estado de EEUU por la información que publicó su embajada en Moscú para esclarecer si hay alguien más detrás del ataque.
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