Las tradiciones señalan distintos lugares donde pudiera encontrarse
La plataforma Disney Plus ha recuperado para sus usuarios las cuatro películas de Indiana Jones, probablemente preparándonos para la última secuela que se estrenará en cines el 30 de junio. No obstante, Disney es propietaria de la compañía Lucasfilm, del archiconocido George Lucas, creador y productor ejecutivo de la saga de Indiana Jones, aunque dirigida por su gran amigo Steven Spielberg que aportó múltiples ideas para el personaje.
La última de las películas ya no estará dirigida por Spielberg quién sí ideó la temática de la primera de ellas junto a Lucas: la búsqueda del arca de la alianza. Pero ¿qué es dicho artefacto y por qué interesó a los cineastas y a tantas personas a lo largo de la Historia?; y aún más importante: ¿existió realmente?
Antes veremos por qué supone un punto de fricción entre las comunidades judía y palestina una reliquia del pasado.
Índice
El conflicto interreligioso
Para llegar al emplazamiento en el que dicen que estuvo el Templo de Jerusalén, donde supuestamente se custodiaba el Arca de la Alianza, hay que cruzar la plaza del Muro de las Lamentaciones y desde la misma a la explanada de las mezquitas. Suena extraño, ¿verdad?
Si estamos hablando de un templo judío como es que allí hay una mezquita, de hecho, una de las más importantes del Islam, la de Al-Qasa, junto a la Cúpula de la Roca.
Estamos en el Monte Moria, lugar sagrado ya que es donde Dios ordenó a Abraham que sacrificara a su hijo Isaac como señal de su devoción, según nos cuenta la Biblia. A punto estuvo de cometer tal barbaridad si no es porque Dios se lo impide en el último momento, comprobando así la lealtad de Abraham.
Para los musulmanes, a quién estuvo a punto de sacrificar Abraham no fue Isaac sino su hijo mayor, Ismael, que es considerado "padre" de la etnia árabe, lo mismo que Isaac lo es de la judía (de ahí que se les conozca como religiones abrahámicas junto a la cristiana).
Cuando los judíos errantes, procedentes de Egipto, llegan a Canaán, el rey David localiza el lugar en el que se produjo el inquietante episodio de Abraham, el monte Moria.
Sería Salomón, hijo del rey David, el que construye el Primer Templo. Los musulmanes le llaman Sulayman y le consideran uno de los grandes profetas del Islam (el monte Moria es sagrado para las tres religiones).
Los babilonios destruyeron el Templo pero en el siglo I a.C., el rey Herodes, el “grande”, lo reconstruye (Segundo Templo), pero de nuevo sería destruido cien años después por los romanos.
Solo dejaron el conocido como “Muro de las Lamentaciones” para que los supervivientes y sus descendientes recordaran por siempre el precio de rebelarse contra Roma.
Los judíos regresaron a Palestina en el siglo XX y crearon el Estado de Israel, pero allí ya había una importante comunidad musulmana con la que entraron en conflicto. Uno de los lugares más disputados fue la ciudad de Jerusalén, sagrada para musulmanes, judíos y cristianos.
Se llegó a un acuerdo con el gobierno jordano para que administrara las mezquitas que se construyeron en el siglo VII en el lugar donde existió, en tiempos de Cristo, el Templo de Herodes (o Segundo Templo).
El acceso a la explanada de las mezquitas es a través de un puente de madera. Ningún judío que no quiera originar un conflicto acude a dicha explanada, solo musulmanes. Al igual que no veréis a éstos en la plaza del muro de las lamentaciones salvo que quiera liarla. Y a veces ha sucedido que radicales de uno y otro bando han provocado altercados. De hecho, la vigilancia militar y policial israelí en la zona es exhaustiva para impedir posibles atentados terroristas, que alguno ha habido.
El 22 de abril pasado hubo un enfrentamiento terrible entre manifestantes palestinos y la policía israelí en la explanada de las mezquitas, con 31 heridos. Se debió al llamamiento de la facción palestina extremista Hamas para que los fieles musulmanes acudieran a la explanada para movilizarse contra Israel.
Los más extremistas arrojaron piedras y cohetes de fuegos artificiales a los agentes afectando a los fieles judíos que rezaban en el Muro de las Lamentaciones. Suele pasar si coinciden el Ramadán con la Pascua Judía, reclamando los judíos más ortodoxos la demolición de las mezquitas y la construcción de un nuevo templo de Jerusalén.
Para los musulmanes, el lugar es sagrado ya que es desde donde Mahoma subió al cielo entrevistándose con otros profetas, entre ellos Moisés, el que mandó fabricar el arca de la alianza para contener los Diez Mandamientos, que según los judíos se guardó en el Templo de Jerusalén.
Un grupo extremista judío que se hace llamar “Fieles del Monte del Templo" tiene como objetivo reconstruir el Templo de Herodes en la que hoy es la explanada de las mezquitas.
En ocasiones, los grupos ultraortodoxos organizan visitas al lugar, provocando la ira de los fieles musulmanes y las protestas del gobierno jordano que denuncia que con esa actitud se vulnera el pacto de respeto entre religiones.
Los grupos ultraortodoxos judíos dicen que, de no ponerle remedio, los musulmanes seguramente habrán destruido los vestigios hallados bajo la mezquita que demuestran que en ese lugar estuvo emplazado el Templo de Jerusalén (¿encontraron los califas omeyas el arca?). Y es que, a pesar de hallarse al lado el muro de las lamentaciones, no se tiene clara la ubicación exacta del Templo.
Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa (adoptaron el nombre de la gran mezquita de Jerusalén) son el brazo armado de Al Fatah, según las Fuerzas de Seguridad israelíes.
Al Fatah es un partido político al que pertenece el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, pero éste no afirma de modo rotundo defender la forma de actuar de los Mártires de Al Aqsa, pero tampoco les recrimina su actitud por lo que los enfrentamientos son continuos.
La explanada de las mezquitas es tan sagrada para los musulmanes que la visita de Ariel Sharón (que fue primer ministro de Israel), en el año 2000, provocó una protesta generalizada en toda Palestina, origen de la Segunda Intifada o Intifada de Al-Aqsa.
Como decíamos, para los judíos es también un lugar sagrado porque, según la Biblia, es donde se construyó el Templo de Salomón, donde se guardó el Arca de la Alianza con las Tablas de la Ley de Moisés, que se hallaba en el lugar más santo del templo. Solo el sumo sacerdote podía entrar después de purificarse tras varios ritos complicados.
Ya conoces el por qué de este absurdo conflicto en torno a la explanada de las mezquitas, encuadrado dentro de uno más amplio que engloba a toda Palestina y la tradicional enemistad entre árabes y judíos. Si te interesa, de lo que hablaremos a continuación es del misterio en torno al Arca de la Alianza, en la que creen las tres religiones (dogma de fe).
¿Qué le ocurrió al Arca?
Según nos cuenta la Biblia, Dios entregó a Moisés las tablas de la Ley que debería acatar la humanidad y las hizo grabar en piedra para que perduraran con el paso de los siglos.
Moisés guardó los Diez Mandamientos en un arca fabricada siguiendo las instrucciones de Dios o eso es lo que nos cuenta el Libro del Éxodo. Aparece en más relatos bíblicos aportando datos sobre sus dimensiones, los objetos que contenía y el ritual que debía seguirse para utilizarla.
Se desconoce qué fue del arca pues supuestamente se hallaba en el Templo de Jerusalén, pero el edificio fue destruido por el ejército romano en el año 70 y desde entonces se perdió el rastro de ese baúl. Claro que no es seguro que el templo lo albergara pues ya había sido destruido anteriormente por los babilonios en el siglo VI a.C. y construido de nuevo en tiempos del rey Herodes el Grande, en el siglo I a.C.
Los soldados babilonios obligaron a multitud de judíos a exiliarse por lo que se desconoce ya entonces qué suerte corrió el arca de la alianza. ¿Se la llevaron al exilio? ¿La escondieron para recuperarla siglos después y depositarla en el segundo Templo?
Incluso pudo haber formado parte del botín del saqueo de Jerusalén perpetrado por soldados egipcios tras la muerte del poderoso rey Salomón.
Por lo tanto, el arca pudiera estar en algún lugar perdido de Egipto, en el propio Israel o en territorio de lo que en su momento fue el Imperio Neobabilónico. También pudo haberse ocultado en algún otro País que en la Antigüedad formara parte del imperio egipcio o del Gran Israel de los reyes David y Salomón.
¿Pudiera el Arca de la Alianza estar en Roma?
Si el Arca seguía en el Segundo Templo, el mismo donde según los evangelios Jesucristo expulsó a los mercaderes y predicó su doctrina, los romanos pudieron habérsela llevado cuando arrasaron Jerusalén en el año 70.
Si tan lujosa era como se describía en la Biblia, los romanos no la hubieran dejado en Jerusalén, ávidos siempre de oro para financiar sus conquistas.
La depositaria de no pocas de las riquezas y reliquias romanas fue la Iglesia Cristiana, en el momento en que el emperador Constantino la convirtió en religión oficial del imperio, por lo que se ha sugerido que tal vez la posea el Vaticano. Pero la duda surge si nos fijamos en los detalles decorativos del Arco de Tito.
Mandado construir por el césar Domiciano en honor de su hermano, Tito, por su victoria en Judea. En su decoración puede verse un desfile triunfal en el que se exponen no solo esclavos sino también objetos sagrados importantes para los judíos, como la Menorah o lámpara-candelabro de siete brazos. Se trata de una de sus reliquias más sagradas y antiguas.
Por lo tanto, de haber estado el arca en el Templo, ¿por qué no la representan en la escenografía que sirve como decoración del arco triunfal? Lo más probable, porque ya no estaba en el tabernáculo cuando fue saqueado, no formando parte del botín, el cual, por otro lado, seguro que fue inventariado.
Se ha llegado a decir que los sacerdotes judíos, ante la inminencia de la entrada de los romanos en Jerusalén para destruirla, se llevaron el arca a un enclave montañoso que creían inexpugnable: la fortaleza de Masada. Pero también fue asaltada por los romanos, en el año 74, sin que conste que hallaran la reliquia sagrada.
Los reyes de Israel y su "pacto" con Dios
La tradición narra que el rey David es el que depositó el Arca de la Alianza entre Dios y el "pueblo elegido" en la ciudad de Sion (actual Jerusalén).
La iglesia etíope, de variante copta-ortodoxa, asegura que el arca de la alianza se halla en la ciudad de Aksum, en el templo de Santa María de Sión.
Los etíopes se basan en cierta tradición que cuenta que el hijo del rey Salomón, Menelik I, también hijo de la reina de Saba (cuyo territorio abarcaba la actual Etiopía), se la llevó allí para salvarla del saqueo egipcio de Jerusalén.
Otra historia midrásica (las que explican el pasado remoto de Israel) nos cuenta que el rey Josías I, quien gobernó Judá en el siglo VII a.C., fue quién escondió el arca y otros objetos sagrados en algún lugar oculto.
Josías fue el monarca que recopiló por primera vez la Segunda Ley, llamada así por complementar, supuestamente, la Primera Ley o de Moisés. Es lo que se conoce como Deuteronomio pero pudiera haber sido una invención suya con el objetivo de elaborar un código de leyes.
Para dar autoridad a la nueva Ley, bastaba con decir que había sido escrita por Moisés y encontrada en un lugar recóndito del Templo, siendo una técnica usada por otros reyes de la Antigüedad (texto de su autoría pero atribuido a respetados personajes del pasado). De hecho, tuvo como asesor religioso nada menos que al profeta Jeremías, por lo que bien pudieron haber ideado entre ambos toda esa presunta tradición en torno al arca.
Lógicamente, habría quiénes se preguntaran ya entonces dónde se hallaba ese poderoso artefacto que tan bien les vendrían con la amenaza babilonia a las puertas. Pero si era una invención legendaria se idearía una explicación: era peligrosa para quiénes no conocieran su funcionamiento, por lo que se mantenía oculta, acercándose solo el sumo sacerdote.
También cabe la posibilidad de que la tradición sea cierta. Ha sucedido con otros episodios bíblicos. Por ejemplo, se creía que el rey David fue una invención durante el cautiverio judío en Babilonia, para animar a la población que nació y vivió en Babilonia con un supuesto pasado glorioso. Sin embargo, la arqueología nos ha dado vestigios de que, en efecto, ese pasado es real o se le pareció mucho a lo contado en la Biblia.
¿Se la llevó el profeta Jeremías a Egipto, a donde acabó huyendo? Se desconoce pero siendo alguien tan importante en el reino de Josías, bien pudo haber tenido acceso al arca si realmente existió (aunque no era de la tribu de los levitas, los únicos autorizados para custodiarla).
Los judíos más ortodoxos creen que Josías escondió el arca en algún lugar de Jerusalén, permaneciendo allí todavía. Dicen conocer su emplazamiento exacto (ya sabéis cual, debajo de la explanada de las mezquitas) pero no lo comunican porque consideran que aún no es el momento, pues coincidirá con la llegada del Mesías, el nuevo rey de Israel que inaugurará una época futura de paz mundial.
¿Descubrieron algún tesoro los templarios en Jerusalén?
La Orden del Temple se embarcó junto a otras hermandades cristianas hacia “Tierra Santa” para expulsar a los que para ellos eran infieles, los musulmanes, sin derecho a residir en Jerusalén. Pero para el Islam, esta ciudad es tan sagrada como para los cristianos o los judíos.
A Jerusalén se la llama la ciudad tres veces santa
Con la Primera Cruzada y la expulsión de los musulmanes, los templarios se convirtieron en protectores de los caminos que llevaban a Jerusalén, siendo los primeros que llegaron a la zona en la que estuvo el Templo, convirtiéndolo en su cuartel general.
Excavaron e inspeccionaron los pasadizos, túneles y cuevas del Templo (todavía hoy se dice que aún queda mucho por descubrir) y la leyenda cuenta que hallaron el arca de la alianza que se llevaron a algún lugar escondido de Europa.
Sea verdad o no, coincidió con el momento de esplendor de esta orden de monjes-guerreros a quiénes incluso los reyes tenían envidia.
En España, los templarios contaban con numerosos enclaves por todo el norte del País ya que el sur estaba controlado por los reinos musulmanes. Uno de los lugares donde se asentaron, con gran influencia, fue la ciudad de Ponferrada (donada por los reyes de León).
Todos los años se celebra una fiesta en honor al pasado templario de la ciudad con un desfile portando copias de cómo se cree que fueron tanto el arca de la alianza como el cáliz de Cristo, depositando ambos en el castillo de la ciudad. De este modo se cumple el voto de compromiso que adquirieron sus habitantes con los templarios.
Peñas de aficionados a la historia templaria desfilan de modo solemne, acompañados de una banda de música y encabezados por alguien que se caracteriza como el maestre de la Orden de los Caballeros Templarios.
La leyenda dice que los templarios guardaron las tablas de la Ley y el grial en el castillo de Ponferrada, traídos de Jerusalén junto a restos de los maderos y clavos con los que fue crucificado Jesús además de otras reliquias. Pero no hay ninguna evidencia ni documento que apoye la teoría de que los templarios hallaran nada de todo esto en Jerusalén.
¿Qué contenía el Arca?
A las explicaciones de las tradiciones judías, incluidas las leyendas, las llaman “Midrash” y una de ellas dice que el arca desprendía rayos por su parte inferior que limpiaba el camino de serpientes, al paso del pueblo judío, en su éxodo desde Egipto a Palestina.
Parece que era una especie de baúl de madera chapada en oro con alguna rica ornamentación.
El Talmud (conjunto de las enseñanzas de los rabinos más conocidos del judaísmo) narra, en cierto fragmento, que quiénes portaban el arca lo llevaban sin tocar el suelo con los pies, como si levitaran.
¿Qué se transportaba dentro del Arca?
Un recipiente lleno de maná, un extraño alimento caído del cielo con el que se alimentó el pueblo judío en su caminar por el desierto durante cuarenta años. Las tablas de los Diez Mandamientos y la vara de Aarón.
Se desconoce a fecha de hoy qué era el maná. Probablemente le dieron ese nombre en el traducción de la biblia del hebreo pues en este idioma "man hu" significa "qué es". O sea, ni los judíos supuieron explicar lo que era, simplemente que lo envió Dios ya que al amanecer el suelo estaba cubierto de este extraño alimento, con sabor similar a la miel.
Curiosamente, cuando llegaron a Palestina (que entonces se conocía como Canaán), dejó de caer maná del cielo, alimentándose desde ese momento de lo que hallaron en la "Tierra Prometida". Pero Dios le pidió a Moisés que guardara una muestra en un recipiente dentro del arca de la Alianza.
Con respecto a la vara de Aarón, hermano de Moisés, el Libro bíblico de "Números" nos dice que fue una de las doce varas del pueblo de Israel, una por tribu, dispuestas en el tabernáculo donde se hallaba el arca de la alianza, junto a este artefacto. Al día siguiente, la vara de Aarón floreció, dando almendras, por lo que la tribu a la que representaba, la de los levitas, fue la elegida para ser los guardianes del tabernáculo y el arca.
La expedición Parker y el interés de la familia Rothschild
En el siglo XX se organizó una de las más ambiciosas expediciones para encontrar el arca, basándose en los cálculos que el filólogo finlandés Valter Henrik Juvelius y un vidente hicieron en torno a su interpretación del Libro bíblico del profeta Ezquiel.
Para financiar la aventura, convencieron al conde de Morley, Montagu Brownlow Parker, para que pusiera el dinero, por lo que se la conoció como “Expedición Parker”, con ayuda de otros millonarios de la época aficionados al espiritismo: la duquesa de Marlborough y dos acaudalados empresarios (Philip Armour y George Fort). Les acompañaba un ingeniero y un traductor, éste último recomendado por el sultán turco ya que por entonces Palestina se hallaba bajo poder del imperio otomano. El propio monarca se implicó en el proyecto (el intérprete seguramente hizo de espía para informar a la Corte otomana).
Después de tres años de prospecciones arqueológicas y excavaciones que incluso afectaron al suministro de agua de Jerusalén procedente de la fuente del Gihón, el gran manantial junto a la ciudad, con el malestar que ello supuso para los habitantes, el arca de la alianza no apareció, aunque sí otros restos de edificios y utensilios de tiempos pasados.
El asunto llegó a oídos de la influyente y poderosa familia Rothschild, de origen judío, interviniendo Edmond James de Rothschild quién adquirió las tierras donde la expedición Parker efectuaba las excavaciones. Desde ese momento, los trabajos de búsqueda del arca fueron encomendados al arqueólogo francés Raymond Weill.
Los integrantes de la expedición Parker no hicieron caso y continuaron con su búsqueda, sobornando a las autoridades de la ciudad, traspasando una línea roja que supuso el final de su aventura: excavaron en la zona del Templo, donde se hallaba la Mezquita de Al-Aqsa, un lugar sagrado tanto para judíos como para musulmanes y también para los cristianos.
El escándalo fue mayúsculo y la vida de los expedicionarios peligraba pues los habitantes de Jerusalén se manifestaron contra las autoridades locales.
Parker y sus compinches lograron huir y llegar a Gran Bretaña, donde fueron tachados de “cutres” y poco profesionales.
Por cierto, tampoco los Rothschild, consiguieron hallar el Arca de la Alianza … o eso dijeron.
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