Para los integristas islamistas, dentro de su particular definición de "Islam", Occidente es el principal enemigo
Por Daniel Rodríguez
Manual policial contrayihadista (II): el islamismo radical
Islam es la solución para los fundamentalistas, pero desde su perspectiva radicalizada y pretenden acometer la reforma de la Sociedad sin más planes que liberarla de los valores occidentales que, como el materialismo, consumismo y el secularismo, consideran que la contaminan.
La religión islámica se divide, al igual que el cristianismo, en varias grandes corrientes. La historia de la división del credo islámico se inició tras la muerte del profeta Muḥammad (como le llaman los musulmanes, Mahoma para el resto del Mundo). Sus seguidores se cuestionaron quién debía ser el sucesor en el Gobierno de la recién creada comunidad musulmana. Un grupo defendía que debía ser elegido por la mayoría de los miembros de la comunidad y otro que debiera ser un pariente de Mahoma. Los primeros serían conocidos como suníes, mayoritarios actualmente y los segundos, alineados en torno a la figura de Alí, primo y yerno de Mahoma, son los chiíes.
La violencia que ejercen los radicales va contra todo lo que califiquen como desviacionista por lo que castigan más severamente a quiénes dentro de la religión islámica se "desvían" de la senda que ellos mismos trazan, tergiversando las escrituras sagradas a su antojo.
Asociar otros dioses a Allah es el peor de los pecados que puede cometer un musulmán desde un punto de vista riguroso, como el que caracteriza a los integristas.
En el presente artículo, segunda parte del manual con el que pretendo ayudar a los compañeros de Cuerpos de Seguridad a entender y combatir de forma más eficaz el yihadismo, explico unas nociones básicas sobre el integrismo islamista.
Los yihadistas se inspiraron en sectas islamistas del pasado
Los antecedentes doctrinales del radicalismo aparecen en los albores mismos del Islam, cuando el movimiento jariyí, una tercera corriente islámica muy minoritaria, se divide en varios grupos, siendo uno de ellos el de los azraquíes. Un miembro de este grupo asesinó al cuarto de los "califas perfectos", al haber aceptado un pacto contra sus intereses. Se justificaban en que había negociado sobre algo perfectamente resuelto por Dios, y por tanto, por encima de su voluntad.
Los nizaríes, de origen chií (de una desviación conocida como ismailí), fueron llamados Ḥashshāshīn (Asesinos) por sus enemigos debido a su actividad criminal basada en el asesinato selectivo. Se cree que su nombre también pudiera significar “ebrio de hachís”, droga que parece tomaban con frecuencia.
Los integristas islamistas viven la religión, más que como una experiencia personal, como un código jurídico que todo lo distribuye en la gran dicotomía lícito/ilícito. Su forma de actuar tiene su base religiosa en versículos del Corán que ellos reinterpretan, según sus intereses, como justificación a sus actos:
“Yo estoy con vosotros, así que confirmad a los creyentes, infundiré el terror en los corazones de los incrédulos, ¡cortadles, pues, el cuello y golpeadles en los dedos!”.
Corán, 8, 12
Los yihadistas cuya doctrina es alimentada por el integrismo islamista aman la muerte, o al menos se les enseña a que la amen: sin son mártires irán al cielo con Alá y se podrán llevar a sus familiares más cercanos con ellos cuando éstos mueran. Tienen un beneficio religioso, pues 70 de esos familiares y amigos pueden ser llamados al Paraíso, tendrán 72 vírgenes; tienen una plaza especial en el paraíso. Mientras tanto, en la Tierra, sus familias tienen el reconocimiento y el apoyo económico de organizaciones islamistas (también algunas supuestamente benéficas que después se ha descubierto son tapaderas del islamismo radical y del yihadismo). Para los musulmanes, los caídos en combate no están realmente muertos:
“No llaméis muertos a los que han fallecido en la senda de Allah. Están vivos…”.
Corán, 2, 154
Por eso no se les lava como se hace con los demás difuntos, porque no hay nada en ellos que purificar. Simplemente se han transformado en pájaros de colores que vuelan por los jardines. En ese sentido, cuando hablamos de actuaciones suicidas, no solo los yihadistas sino también algunas sectas integristas cristianas, se han inspirado en historias de la Biblia (los musulmanes aceptan el Antiguo Testamento como parte de su Tradición religiosa) para inspirarles. Suelen echar mano con frecuencia de la leyenda de Sansón como referencia comparativa, pues fue realizado con autorización divina, al otorgar Dios los medios materiales para su realización (la fuerza).
Los terroristas suicidas están convencidos de lo que hacen.
No siempre se trata de psicópatas o de algún trastorno mental pues su captación por parte de un grupo yihadista o su autoadoctrinamiento ha sido tan intenso que están plenamente convencidos de que cumplen un mandato que es respaldado e incluso admirado por su entorno social.
El terrorismo suicida es un fenómeno relativamente nuevo como estrategia terrorista y además la que más éxito ha tenido en las últimas décadas. A diferencia de otras formas de terrorismo, auspiciadas por determinadas ideologías extremistas, pero con ciertas "éticas" que limitaban sus acciones, los yihadistas carecen de moral.
Si consideramos el suicidio como la muerte auto-infligida de forma voluntaria, si a ello añadimos que el terrorista, por lo general, considera que obra según unas convicciones propias, estamos ante un serio problema porque el terroista suicida se ve a sí mismo como un héroe.
No solo las motivaciones, acentuadas según la sociabilidad del sujeto, sino el hecho de formar parte de un grupo con cuyos miembros comparte valores e ideología puede incentivar sus acciones. De hecho, está comprobado que quienes forman parte de grupos pequeños (pudiera ser una célula terrorista dentro de una organización más amplia), se arriesgan más que los llamados "lobos solitarios". Pero, en contra de lo que se cree, desde los años 80, ha sido el nacionalismo el movimiento ideológico que más ha suscitado acciones suicidas, más incluso que la religión (recordemos que no solo hay extremistas en la religión islámica; todos los credos cuentan con colectivos integristas, también el cristianismo). El objetivo es más político que de imposición religiosa, como expulsar a tropas extranjeras del territorio nacional o la independencia de parte del mismo.
El nexo común entre el terrorismo perpetrado contra objetivos militares y el dirigido a objetivos civiles suele ser causar el mayor daño posible, impactanto en la Sociedad a la que se pretende "castigar". En ambos casos, los terroristas buscan coaccionar al oponente y si es posible, amedrentarlo de tal modo que le cueste recuperarse. Juegan con el miedo y para ello hacen uso de la promoción de sus actos dándoles toda la publicidad posible mediante todo tipo de medios.
Para que sepamos como categorizar el acto suicida, deberemos tipificarlo:
Ideaciones suicidas: varían desde sentimientos hasta la planificación detallada del suicidio o una preocupación constante que acaba autodestruyendo al individuo. Puede ir desde un breve pensamiento a uno más exhaustivo e incluso un intento que acaba fracasando. Por lo general, suelen incluir elementos para llamar la atención pues en el fondo no buscan la muerte o les da igual perecer en el intento pero igualmente procuran llamar la atención de alguien, así que suelen sobrevivir.
Para-suicidios: Actos deliberados que no suelen acabar en muerte pero sí pudieran provocar daños graves.
Suicidios: Cuando se consuma el acto con clara intención de poner fin a su vida.
Interesa a los agentes de policía a quiénes van dirigidos este manual, dividido en varias partes, saber como denominar una acción suicida, de cara a las diligencias y notificaciones pertinentes:
Tentativa de suicidio: el individuo fracasa porque alguien se lo impide en el último momento.
Intención de suicidio: el sujeto muestra intención de suicidarse pero no llega a llevar a cabo la acción.
Idea de suicidio: el individuo tiene pensamientos suicidas que podrá manifestar o no; suele ir acompañada de un chantaje emocional o de otro tipo con la idea de obtener algo, amenazando con suicidarse si no lo consigue.
Equivalente suicida: el sujeto arriesga de forma innecesaria siendo consciente de que puede morir.
Según la voluntad de hacerlo:
Suicidio voluntario: el sujeto pasa por todas las fases, la de pensamiento, reflexión, planificación y ejecución.
Suicidio intencional: el individuo no medita su acción sino que surge la idea de repente.
Suicidio imprudente: cuando se realiza una acción que lleva a la muerte sin que se tuviera intención de ello pero sí existe un factor de riesgo, por lo que debido al exceso cometido se llega a la muert
El terrorismo yihadista es la práctica violenta del integrismo islamista
La ONU define terrorismo como “cualquier acto, además de los ya especificados en los convenios vigentes sobre determinados aspectos del terrorismo, los convenios de Ginebra y la resolución 1566 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (2004), destinado a causar la muerte o lesiones corporales graves a un civil o a un no combatiente, cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o contexto, sea intimidar a una población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar una acción o abstenerse de hacerla”.
El terrorismo yihadista es una vertiente de entre las distintas que existen dentro de la fenomenología terrorista. Pero se ha destacado entre las demás por su capacidad de reclutamiento. Ahora bien, aceptan a todo aquél que quiera abrazar su doctrina pero una vez dentro, no permitirán que ninguno de sus miembros abandone.
La base doctrinal inspiradora del mensaje yihadista es el salafismo, un movimiento de renovación islamista surgido en el siglo XVIII y reformado en la centuria siguiente
Para los yihadistas, la época en la que vivimos es igual al momento previo a la aparición de Mahoma, lo que los musulmanes denominan jahiliyyah, el periodo anterior a la religión islámica en el que prevalecía la ignorancia y la creencia en varios dioses (politeísmo) y que afectaba también a las tribus árabes. Los yihadistas creen que los musulmanes actuales han vuelto a la jahiliyyah pues abrazan ideologías bárbaras como el socialismo, el nacionalismo o la democracia. De ahí que las principales víctimas de los grupos yihadistas sean los propios musulmanes.
Los extremistas islamistas consideran que solo hay un modo de practicar la religión islámica y no aceptan "contaminaciones" que alejen la doctrina de la pureza que la caracterizó en tiempos de Mahoma, por lo que aplican con rigor sus preceptos. Alimentan con su mensaje de rechazo y odio a las organizaciones yihadistas, su herramienta para purificar la sociedad islámica, en primer término y el Mundo entero en segunda instancia. Es por ello que reinterpretan las escrituras islámicas como el Corán o el Hadith (conjunto de dichos y hechos de Mahoma) o aplican de forma literal sus preceptos, no aceptando que se hayan suavizado en su práctica con el devenir de los tiempos. Han hecho de la Sharía (Ley Islámica) su razón de ser ya que consideran que siendo una ley transmitida por Dios no acepta modificaciones ni adaptaciones. Por lo que se ven a sí mismos como los abanderados de la causa de Alah (Dios) persiguiendo a todo aquel que no acepte sus normas, al considerarlas "conductas desviadas". Recurren a la violencia y la coacción para que regresen al que creen que es el camino correcto ya que están convencidos de que Dios les acompaña en su misión y pueden, por lo tanto, recurrir a cualquier medio para llevarla a cabo.
Para los yihadistas, la única forma de Gobierno es la dictadura a través del califato cuyo líder está inspirado por la palabra de Dios. La democracia es una corrupción política ya que antepone al hombre a los designios divinos. Los islamistas radicales no aceptan el Derecho occidental pues creen que atenta contra la justicia divina recogida en el Corán e interpretada en los hadices. Por eso atentan contra objetivos occidentales pero, en especial, contra musulmanes para atemorizarles y que no abracen tendencias innovadoras, obligándoles a permanecer en la Sunna (doctrina basada en los dichos de Mahoma y sus compañeros de la primera comunidad islámica del siglo VII).
Autor: Daniel Rodríguez Castillo es agente del Cuerpo Local de Policía del municipio de Los Barrios (Cádiz), adscrito al GOAP (Grupo Operativo de Apoyo y Prevención).
Bibliografía consultada:
Rosales Pérez, José Carlos; Córdova Osnaya, Martha; Ramos Clatempa, Rosalba (2012). «Ideación suicida en estudiantes mexicanos: un modelo de relación múltiple con variables de identificación personal» (pdf). Psicología y Salud (Universidad Veracruzana) 22 (1): 63-74. Consultado el 14 de agosto de 2015.
TORRES, M. “Bases doctrinales e ideológicas del terrorismo yihadista”, ANTÓN MELLÓN, JOAN. Islamismo yihadista: radicalización y contra radicalización, Tiran lo Blanch, Valencia, 2015 (ISBN: 978-84-9086-058-8) (pp. 103-126).
Este artículo forma parte del serial titulado "Manual policial contrayihadista", inspirado en el TFM del autor para el Máster sobre fenomenología terrorista de la Universidad de Granada.
Si desea leer la primera parte: Manual policial contrayihadista (I); insurgencia y contrainsurgencia, características y objetivos
Próxima entrega: La práctica del Yihad armado
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